El PP denuncia que el viaje en tren de Santander a Bilbao dura lo mismo que en 1953
Los ‘populares’ protestan por la política de inversiones en la comunidad en materia de infraestructuras y recuerdan que la conexión era una promesa de Revilla
Fragmento del vídeo. | PP
El Partido Popular (PP) de Cantabria ha denunciado este jueves con un vídeo la conexión ferroviaria que une las ciudades de Santander y Bilbao ya que la duración del viaje entre ambas urbes sigue siendo la misma que en 1953.
«Santander, 1953», así comienza el vídeo en el que se puede ver a afiliados del PP en la estación de trenes santanderina informando a los usuarios sobre la problemática de los horarios de duración de la vía que une la la capital cántabra y vizcaína. Para ello, los militantes se ataviaron con la misma ropa y utensilios que se llevaban en la época de la que todavía permanece el tiempo de viaje en tren entre ambas urbes.
Con esta curiosa campaña, el equipo de María José Sáenz de Buruaga ha querido protestar por la política de inversiones en la comunidad autónoma en materia de infraestructuras que a su juicio está «estancada». «No hay plazos de tramitación para el tren a Bilbao, ni compromiso de financiación ni nada. Este es otro de los trenes descarrilados del PRC y el PSOE», ha señalado la candidata popular.
Los de Sáenz de Buruaga denuncian también que la conexión de tren con Bilbao era la «gran promesa de Revilla y el PSOE desde los tiempos de Zapatero». Asimismo, han querido recordar una de las grandes chapuzas en materia de infraestructura ferroviaria en los últimos tiempos como fue el escándalo de los trenes que no cabían por los túneles de Cantabria.
El escándalo de los trenes
El pasado febrero saltó la noticia que le costó el cargo a dos directivos intermedios de ADIF y Renfe: los trenes diseñados para renovar la flota en Cantabria no caben en los túneles porque la empresa pública se equivocó a la hora de comunicar las medidas a la compañía fabricante.
El fallo de diseño no era menor y provocó un retraso de por lo menos tres años porque hay que fabricar unos nuevos aparatos que se adapten a las medidas necesarias para circular sin problemas y porque hay que resolver los trámites pendientes para conceder las adjudicaciones una vez más.
El origen del problema se encontraba en los gálibos publicados en la declaración sobre la red de Adif, que Renfe usó para describir las características técnicas de los nuevos trenes en un contrato que publicó en 2019 para adquirir 31 trenes de ancho métrico, destinados a renovar la flota de la red de cercanías y media distancia, principalmente en el norte del país.
En junio de 2020, Renfe le adjudicó este contrato a CAF, fabricante de trenes y autobuses con sede en País Vasco, por 258 millones de euros. Cuando preparaba el proyecto, CAF se dio cuenta de que había un error en los gálibos y que las vías no soportarían los trenes encargados, a lo que habría que añadir, tal y como relata el diario ABC, que en la comunidad siguen existiendo túneles del siglo XIX que no permiten que estos 31 aparatos puedan avanzar con normalidad.
