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Comunidad Valenciana

Pérez Llorca diseña un gobierno con más consejerías para tener músculo político

Portavocía, Hacienda, Vivienda, Presidencia y Educación concentran las quinielas del nuevo organigrama

Pérez Llorca diseña un gobierno con más consejerías para tener músculo político

Juanfran Pérez Llorca este martes, tras prometer el cargo de presidente de la Generalitat Valenciana. | Jorge Gil (EP)

Un día después de su toma de posesión, Juanfran Pérez Llorca ultima la reorganización del nuevo Gobierno autonómico en la Comunidad Valenciana. La ampliación del número de consejerías —tras un año marcado por la sobrecarga de áreas clave— se perfila como el movimiento con el que el nuevo presidente quiere inaugurar su etapa al frente de la Generalitat: más equipos, más especialización y una mayor capacidad política para afrontar un ciclo marcado por la reconstrucción tras la dana y por la necesidad de recuperar fortaleza institucional.

La situación actual es el resultado de un Ejecutivo reducido que, tras la ruptura con Vox en verano de 2024, pasó de diez titulares a nueve, un formato más pequeño que el que mantuvo Ximo Puig hasta 2023, cuando el Gobierno valenciano contaba con 11 áreas. La comparación con otras comunidades autónomas de gran tamaño poblacional refuerza aún más la brecha: Andalucía opera con 13 consejerías y Cataluña con 14, modelos que Pérez Llorca conoce como referencia para justificar un rediseño que aporte más músculo político y una mejor capacidad de gestión.

Vivienda gana enteros

La reorganización que estudia Pérez Llorca sigue varias líneas ya asumidas internamente. La más avanzada es la creación de una consejería específica de Vivienda, actualmente integrada en Servicios Sociales e Igualdad. El nuevo presidente definió este martes la vivienda como «una urgencia vital» en su discurso de investidura, y su entorno entiende que este ámbito necesita entidad propia, recursos suficientes y una estructura diferenciada, especialmente por la afección sufrida tras la dana.

Junto a ello, la posible separación de Cultura y Educación —separadas durante el gobierno de coalición con Vox— gana probabilidades, revirtiendo el modelo unificado de los últimos años y devolviendo a Cultura un peso político propio, reclamado por el sector y aparcado desde hace más de un año.

Otra pieza clave en la nueva etapa será un mayor protagonismo del área de Emergencias y Protección civil, una de las debilidades que dejó al descubierto la dana del 29 de octubre. Pérez Llorca subrayó que la Administración «tiene que funcionar» y no quedar atrapada en «marañas burocráticas» en momentos críticos, una reflexión que apunta a dotar a esta área de una estructura más sólida, especializada y capaz de responder con agilidad ante futuras crisis. También está sobre la mesa la posible creación de una consejería de Turismo, previsiblemente dirigida por un perfil de la Costa Blanca, la zona donde el sector tiene un peso económico y político más relevante.

Portavocía, Hacienda y Presidencia

En paralelo al diseño del nuevo organigrama, se mueven también los nombres. Aunque el Presidente ha transmitido a su entorno que primero debe cerrarse la arquitectura del Gobierno autonómico y después asignar las responsabilidades, en gobierno autonómico circulan quinielas con fuerza. Entre ellas, la posible designación de Miguel Barrachina —actual responsable de Agricultura— como portavoz con rango de consejería, una operación que permitiría dar mayor visibilidad política a la gestión del gobierno autonómico. Actualmente, la portavocía la ostenta junto con la vicepresidencia Susana Camarero, cuya continuidad al frente de la misma no está clara.

También se considera probable que Pérez Llorca cree la Consejería de Presidencia para una persona de su máxima confianza. El nombre más repetido es Magda González La Red, hasta hace nada su mano derecha en las Cortes Valencianas. Su entrada podría depender de la negociación que el nuevo presidente busca cerrar con el PSOE para renovar los órganos estatutarios, un acuerdo en el que los socialistas aspiran a obtener la vicepresidencia segunda de la cámara autonómica. Ese pacto condicionará el reparto institucional y marcará varios movimientos internos.

Otro ajuste que gana enteros es el que situaría a José Antonio Rovira, actualmente al frente de Educación, como nuevo titular de Hacienda, en caso de que se confirme la salida de Ruth Merino. Se interpretaría como un ascenso político interno y como el refuerzo de un área decisiva para el mandato. En tal escenario, el nombre que más fuerza adquiere para Educación es Xaro Escrig, directora general de Innovación e Inclusión Educativa, cuyo perfil técnico encaja con la voluntad de diseñar un Ejecutivo más especializado y menos expuesto a tensiones políticas. Otro de los nombres para dicha responsabilidad que suenan es el de la castellonense Bea Gascó.

Organigrama más amplio

La ampliación del Gobierno autonómico no es solo un ajuste orgánico; es también una declaración de intenciones. Tras admitir públicamente este martes los fallos institucionales de la dana y pedir perdón a las víctimas, Pérez Llorca quiere inaugurar su mandato mostrando capacidad de reacción, autocrítica y reconstrucción. Un organigrama más amplio, mejor distribuido y con perfiles más especializados es la pieza necesaria para sostener ese mensaje.

La Generalitat avanza así hacia un Gobierno más grande que el heredado. Un Ejecutivo que pretende corregir los déficits del último año y proyectar fortaleza institucional desde el arranque, en una etapa que aspira a dejar atrás la sobrecarga que ha marcado el último año. Los nombres definitivos aún no están cerrados y personas cercanas al nuevo presidente reconocían que el propio Pérez Llorca no ha querido deslizar nombres hasta no tener confirmado con ellos su voluntad de formar parte de la nueva etapa.

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