Sánchez hace suyo el plan de Iglesias para convertir a Bildu en la ERC del País Vasco
Iglesias promueve a Bildu como fuerza responsable desde los presupuestos. Un sector socialista comparte la necesidad de superar el nexo con ETA
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está haciendo suyo el plan de Pablo Iglesias para fomentar un giro de Bildu hacía lo que en Podemos califican de «legitimación del partido abertzale». Iglesias impulsó ese proyecto tras su llegada al Ejecutivo. Concretamente, en el primer debate presupuestario cuando logró consolidar a Bildu como una de las fuerzas del «bloque de investidura». En aquel momento, la inclusión de Bildu alejó a Ciudadanos de la aprobación de las cuentas. Y ahora, con la votación del partido vasco en el decreto anticrisis, se ha evitado la abstención del Partido Popular y su acercamiento al PSOE.
El giro de Bildu tiene un objetivo claro que se concreta en convertir a los abertzales en alternativa al PNV en el País Vasco y en Madrid. Podemos ha intentado ampliar su fuerza en el Congreso coordinando a menudo su estrategia con la de ERC. Y ahora todo apunta que Bildu ha entrado a formar parte de este mismo esquema. «A menudo actuamos como si fuéramos un mismo grupo parlamentario», reivindican fuentes de Podemos.
Iglesias siempre pensó que en los delicados equilibrios parlamentario era esencial que la izquierda alternativa al PSOE lograra sumar el apoyo de los nacionalistas. Lo dijo por activo y por pasivas, y llegó incluso a avisar a Yolanda Díaz si su intención era romper ese lazo. ERC ha llegado al gobierno de la Generalitat después de la moción de censura a Mariano Rajoy. Y más allá de sus declaraciones, la cúpula republicana tiene claro que sería un suicidio político dejar caer a Sánchez. «ERC no para de subir, mientras que Junts está hundido», comentan fuentes conocedoras de los equilibrios en Cataluña.
En los cálculos de Bildu se halla la misma ecuación. La hoja de ruta de los abertzales incluye las próximas elecciones municipales en el País Vasco como punto de inflexión. Aunque el principal deseo de Bildu es lograr el gobierno regional gracias a un tripartido con el PSOE y los morados, saben que para eso falta tiempo. Y que antes es necesario avanzar en el ámbito territorial. Pero para ello hace falta un cambio de imagen.
Eje Iglesias-Otegi
La estrategia de Iglesias ha tenido éxito de momento porque Arnaldo Otegi, coordinador y líder de Bildu, la comparte. Desde hace más de dos años, Otegi argumenta ante los suyos que «en el Estado no va a haber mejor gobierno que el de PSOE y Podemos». Otegi pronunció esas palabras cuando anunció la decisión de su grupo de abstenerse durante la investidura de Sánchez. Lo mismo hizo ERC, aunque los republicanos se convirtieron rápidamente en aliados de Gobierno. Mientras que Bildu entró en juego más tarde, en las votaciones más trascendentales del Ejecutivo, como la del pasado jueves sobre el decreto contra la crisis.
Cabe señalar que Sánchez dijo una y otra vez antes de llegar al Gobierno que su intención era evitar cualquier tipo de diálogo con Bildu. Sin embargo, cuando tuvo delante su primer escollo presupuestario, el presidente y el grupo parlamentario del PSOE validaron la interlocución con Bildu. Entonces, Iglesias vaticinó: «La disponibilidad de EH Bildu para votar sí a los PGE es una buena noticia. Demuestra responsabilidad y compromiso para avanzar con políticas de izquierdas. El bloque de la investidura se refuerza y será de legislatura y de dirección de Estado».
La idea de Bildu como partido «responsable» representa el eje de este nuevo relato que servirá al partido de Otegi para convertirse en alternativa al PNV, al igual que hace ERC frente a los exconvergentes en Cataluña. Los políticos de Bildu están interesados en este tipo de presentación. La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, usó el argumento de la responsabilidad para explicar su decisión del pasado jueves: «Que nadie se confunda. Aprobamos el decreto por la gente: no pueden ni deben pagar los graves errores del Gobierno». Todos los terminales políticos de Podemos celebraron esa declaración.
Aviso de Belarra a Sánchez
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, reiteró esa idea en su discurso durante el Consejo Ciudadano Estatal del partido del viernes. Belarra denunció el supuesto espionaje a dirigentes independentistas a través del programa Pegasus, reiteró la importancia de defender a los aliados (es decir, ERC y Bildu) y avisó a Sánchez de que su partido no tolerará acercamientos al Partido Popular.
Aunque en Podemos mantienen elevada la alerta, los hechos dicen que Sánchez ha bendecido el diseño político de Iglesias. Durante la negociación del último decreto, por ejemplo, este diario desveló que ERC presionó a Bildu para que se decantara a favor del decreto del Gobierno. Esta operación contó con el visto bueno de Podemos, y permitió a Sánchez celebrar su victoria parlamentaria con estas palabras críticas con el PP: «Hoy prevalece la política sana, pensar en el bien común, trabajar para resolver los problemas de la ciudadanía», declaró.
El futuro de Otegi
Bildu quiere convertirse en una fuerza de gobierno en el País Vasco, pero también en un referente creíble en Madrid. Su objetivo pasa por ofrecer a la sociedad vasca una imagen de solidez, y también de hábil interlocutor en la capital. Es decir, un partido capaz de lograr objetivos concretos en los enrevesados equilibrios de la capital. Esta vocación al pragmatismo puede servir para alcanzar cuotas de poder en el País Vasco, pero también para convertirse en la fuerza hegemónica de la izquierda vasca. Podemos, que en la región ya ha renunciado a este papel, está dispuesto a ceder esa función a cambio de favores en Madrid. Y todo apunta a que el PSOE de Pedro Sánchez hace lo mismo.
En el PSOE se asiste, de hecho, a algo parecido a un debate generacional sobre Bildu. Varios dirigentes socialistas activos en los ministerios creen que el tablero político español se debe actualizar. Eso pasa de facto por la legitimación de Bildu y la superación de su conexión con ETA. Una provocación que en algunos casos choca con la sensibilidad de la clase dirigente socialista de antaño, pero que los afines a Sánchez están dispuestos a defender, porque creen, entre otras cosas, que puede servir para fomentar cambios incluso en la cúpula de los abertzales. ¿Por ejemplo? La sustitución en el corto o medio plazo del propio Otegi.
En definitiva, la legitimación de Bildu, avalada por el interés contingente del presidente del Gobierno, se puede convertir en una de las principales novedades de la actual legislatura. Y en Podemos saben bien que, al igual que la moción que permitió desalojar a Rajoy, también en este caso se cumple el diseño político-estratégico de Iglesias.