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Sánchez planea la apertura de un Cervantes en el Sáhara en un nuevo gesto hacia Rabat

Rajoy ya planteó esta posibilidad provocando el malestar del Frente Polisario, que afirmó que era una fórmula para ceder a las presiones de Marruecos

Sánchez planea la apertura de un Cervantes en el Sáhara en un nuevo gesto hacia Rabat

Pedro Sánchez en su última visita a Marruecos en abril de 2022. | Foto: Pool Moncloa

El Gobierno de Pedro Sánchez planea la próxima apertura de una extensión del Instituto Cervantes en El Aaiún, la capital administrativa del Sáhara, en un gesto que será bienvenido por las autoridades marroquíes y que podría estar sobre la mesa en la Reunión de Alto Nivel (RAN) de los próximos 1 y 2 de febrero en Rabat, según advierten fuentes diplomáticas a THE OBJECTIVE.

El Cervantes está dirigido por Luis García Montero y es un organismo adscrito a Asuntos Exteriores, si bien Cultura también participa en sus decisiones estratégicas. Tanto José Manuel Albares como Miquel Iceta, titulares de ambos ministerios, viajarán a Rabat para la cumbre hispano-marroquí dentro de la delegación de diez ministrostodos ellos del ala socialista del Gobierno– que acompañarán a Sánchez.

El director del Instituto Cervantes de Rabat y coordinador de sus centros en el Magreb, José María Martínez, anunció en la reunión anual de directores de este organismo, celebrada en Granada en diciembre, que el Gobierno tiene decidido dar este paso de abrir un centro de enseñanza del castellano en la antigua colonia española, aunque no precisó cuándo se podría concretar dicha apertura, según informó este miércoles Ceuta Actualidad. La institución que dirige García Montero confirmó a este periódico la intención de abrir una extensión en El Aaiún, si bien no hay fecha prevista aún.

Otro Cervantes en los campamentos de Tinduf

El Instituto Cervantes está presente en 87 ciudades de 44 países a través de sus centros, aulas y extensiones. La opción de abrir una de ellas en el Sáhara ya se estudió en 2016 bajo el Gobierno de Mariano Rajoy, un hecho que enojó al Frente Polisario. Su entonces delegada en España y actual ministra de Sanidad de la RASD, Jira Bulahi, entregó una nota de protesta al Ejecutivo español en la que consideró «extremadamente grave» que una entidad «de la envergadura del Instituto Cervantes se preste a una maniobra política por la que Marruecos pretende buscar una fórmula para legitimar su ocupación ilegal».

El Gobierno de Rajoy encontró una fórmula con la que quiso contentar a las partes enfrentadas en el contencioso, al anunciar que también abriría un centro docente en Rabuni, uno de los campamentos de refugiados saharauis en la zona de Tinduf. En 2019 se llegó a aprobar el proyecto de formación de profesores de español en una reunión del Consejo de Administración del Cervantes, pero la llegada del coronavirus truncó el plan previsto para una extensión por culpa de las restricciones de movimientos relacionadas con la pandemia.

Ahora Sánchez vuelve a retomar la iniciativa del Cervantes, aunque la situación política es distinta a la que tenía Rajoy, en especial desde que la Administración estadounidense de Donald Trump reconoció la soberanía marroquí del Sáhara hace dos años y Rabat empezó a reclamar a España que saliese «de la zona de confort» y siguiese los pasos de Washington.

Relaciones diplomáticas

Su sucesor en la Casa Blanca, Joe Biden, no ha revertido aquella decisión diplomática, pero sí que ha dado muestras de no querer dar más pasos que la apuntalen. La más evidente es la resistencia de Biden a abrir un consulado general en la ciudad de Dajla tal y como se comprometió Trump unos días antes de dejar el poder.

Washington sigue atado al acuerdo de normalización de relaciones diplomáticas entre Israel y Marruecos que fue anunciado por el propio Trump hace dos años. El Reino alauí se convirtió en el sexto país de la Liga Árabe en reconocer al Estado hebreo, apenas unos meses después de que BaréinEmiratos Árabes Unidos y Sudán abriesen el camino con los llamados Acuerdos de Abraham.

Estados Unidos actuó como garante de aquellos acuerdos a múltiples bandas y en el caso del reconocimiento mutuo entre Israel y Marruecos, se comprometió a reconocer la soberanía que Rabat reclama sobre el Sáhara desde que asumió el control de la excolonia española tras la Marcha Verde en 1975.

Sánchez Mohamed VI Sáhara
Pedro Sánchez y Fernando Grande-Marlaska en una audiencia con Mohamed VI.

Aguas saharauis

Rabat ha desplegado una intensa diplomacia en los últimos años para que se reconozca el dominio marroquí del Sáhara y ha conseguido que 28 países hayan abierto un consulado general en el Sáhara: dieciséis en Dajla, la antigua Villa Cisneros (el último fue Guatemala el pasado 1 de diciembre), y doce en El Aaiún, la antigua capital de la colonia española. Pero se le resiste EEUU.

Trump llegó a enviar a Dajla a su embajador en Marruecos, David T. Fischer, junto al entonces secretario adjunto para asuntos de Oriente Medio, David Schenker, para dejar claro su compromiso con el Sáhara marroquí. Fue el 10 de enero de 2021, a diez días del relevo en la Casa Blanca, y allí se reunieron con Nasser Bourita, el ministro de Asuntos Exteriores marroquí. Fue la primera vez que un embajador estadounidense visitaba oficialmente esta ciudad saharaui y en medios marroquíes se vendió aquel viaje como el paso previo para la apertura de un consulado de EEUU en la citada Dajla. 

Sin embargo, la Administración Biden ha evitado ir tan lejos. Tampoco ha querido que los militares de EEUU participasen en aguas saharauis en unas maniobras navales con Marruecos ni que los ejercicios terrestres del Africa Lion se sigan realizando en el Reino alauí después de 18 ediciones (para 2023 se buscará otro país).

El acto más sorprendente de la frialdad con la que Washington se ha tomado el dosier del Sáhara fueron las palabras con las que la vicesecretaria del Departamento de Estado, Wendy Sherman, despachó el plan de autonomía propuesto por Marruecos para la excolonia. Fue el 8 de marzo del año pasado durante una visita a Rabat. La ‘número dos’ del secretario de Estado Antony Blinken señaló que «Estados Unidos sigue considerando el plan de autonomía marroquí como serio, creíble y realista, y como un enfoque que puede satisfacer las aspiraciones de los pueblos de la región».

Sánchez va más allá en el Sáhara

España fue más allá que Estados Unidos -y también que Francia y Alemania– en su apoyo al plan de autonomía de Marruecos para el Sáhara, ya que Sánchez se convirtió en el único mandatario que dijo que la propuesta de Rabat era la más importante sobre la mesa, una diferencia puesta por escrito que es muy relevante en términos diplomáticos.

«Reconozco la importancia que tiene la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos, en el marco de Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable», subrayó el jefe del Ejecutivo en su carta a Mohamed VI en aquel mes de marzo de este año. «En este sentido, España considera que la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo», añadió Sánchez en su polémico aval al plan de Rabat y que ahora puede tener un nuevo episodio con el compromiso de abrir la primera aula del Cervantes en el Sáhara.

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