Ramón Tamames tiene hasta el martes para decidir si acepta liderar la moción de Vox
El exdirigente del PCE y Santiago Abascal se verán la próxima semana por tercera vez. Las negociaciones entre ambos van bien encaminadas
Saltó la sorpresa este miércoles, cuando la moción de censura anunciada por Vox el pasado 9 de diciembre se hallaba en punto muerto. Ramón Tamames, histórico dirigente comunista, y Santiago Abascal, líder de la derecha dura en España, se vieron por la mañana en Madrid. Fue la segunda de dos reuniones -la primera tuvo lugar la semana del 23 al 29 de enero- para atar al diputado del PCE durante la Transición como candidato a descabalgar a Pedro Sánchez. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, ambos se han dado de plazo hasta el próximo martes, cuando volverán a verse para ver si la propuesta llega finalmente a buen puerto.
El encuentro de ayer, adelantado por Vozpopuli, transcurrió satisfactoriamente; y en él, Abascal y Tamames empezaron a trabajar en «una presentación buena, que pueda convencer a la gente y a los parlamentarios», según adelanta el segundo a este medio. El economista confiesa que su discurso aún no está escrito, pero cuenta con «libertad» para su redacción -con la venia de los 35 diputados que se requieren para activar el artículo 113 de la Carta Magna- y que buscará tanto «retratar la deriva de la izquierda» como que puedan «sumarse otros partidos», en alusión a PP y Ciudadanos.
Todo apunta a que la negociación llegará a buen puerto. Tamames encarna el perfil que buscan los de Abascal, que llevan rastreando durante casi dos meses para encontrar «un candidato neutral, con experiencia de Gobierno, que no milite en partido político alguno y que se comprometa a convocar elecciones inmediatas». Requisitos que cumple con creces el que fuera representante del PCE en la legislatura que aprobó la Constitución de 1978, teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Madrid con Tierno Galván, y, ahora, reconocido economista dedicado a la divulgación.
Tamames, además, procede de la izquierda pero abomina del Ejecutivo de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. En su última entrevista, concedida a El Mundo, tildó al Gobierno de España de «miserable» y calificó a Vox como «un partido constitucional […] no como muchos de los partidos que apoyan» a Sánchez.
Por eso mismo, fuentes internas a la formación blasonan de que la maniobra es una «genialidad», por cuanto Tamames es una persona de «prestigio, integridad moral y que ha transitado por distintas posiciones ideológicas», aunque también hay quien lo tilda de «despropósito» y señala la edad del candidato, que cumple 90 en 2023, como la prueba de que «no se puede retratar a una izquierda que ya no existe».
Perfiles similares que sonaron en su momento fueron los de Joaquín Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid, y Paco Vázquez, alcalde de La Coruña. Pero ambos, en conversación con este medio, se autodescartaron. Desde entonces, la quiniela de nombres había cesado y ya se empezaba a barruntar la posibilidad de que fuese el propio Santiago Abascal quien, ante la imposibilidad de convencer a alguien para subir al atril a defender la moción de censura, tuviera que dar un paso al frente.
La moción, sin fecha
El propio presidente del Gobierno, en la sesión de control al Gobierno que se celebró la semana pasada en el Congreso de los Diputados, se burló de las dificultades de Vox para encontrar ese candidato de consenso, y recomendó al dirigente del partido verde que «espabile porque se le echa el tiempo encima». Abascal le respondió: «No se preocupe. La tendrá, pero (…) no cuando usted quiera; será cuando quiera yo o quiera la oposición, que seremos los que la presentaremos».
Fue a raíz de esa intervención que Vox ha acelerado el proceso, consciente de que el runrún se hacía cada vez más sonoro, y que ya era insostenible seguir postergando la moción de censura cuando se hace un retrato tan negativo del Gobierno de España. «Nunca ha habido tantos motivos para censurar a este Gobierno», incidió Abascal en el pleno del pasado martes 24 de enero. Entre ellos, los pactos con Bildu y ERC, las leyes impulsadas por el Ejecutivo -como la ley del solo sí es sí o la ley trans, aún en tramitación- o la polémica renovación del Tribunal Constitucional.
Quien no lo cree así es el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, que podría abstenerse ante una moción de censura que, aunque no tiene visos de prosperar es simbólica. Si acaso sirve, arguyen desde Bambú, para «ceder la tribuna a esa izquierda nacional, socialdemócrata y europea que [Pedro] Sánchez nunca ha representado».