Podemos lleva a Díaz al límite con una consulta que da carta blanca para negociar a Montero
Los negociadores de Sumar deslizan la posibilidad de que Montero vaya de número 8 por Madrid, pero Podemos quiere más y obligan a Díaz a esperar
Podemos afronta su Día D más dividido que nunca y ante presiones para que llegue a un acuerdo con Yolanda Díaz. Después del impasse de la semana pasada, el ritmo de las negociaciones, filtraciones y rumores se ha vuelto cada hora más caótico. Lo único que se sabe es que el pasado jueves ha habido a lo largo de la mañana contactos entre los negociadores de Díaz y los de Podemos. Pero en esas charlas no se ha llegado a nada definitivo. Algunas fuentes apuntan a una oferta para Montero que la ministra de Igualdad no quiere aceptar. Concretamente, un puesto en las listas por Madrid, pero muy por debajo de la quinta posición. Estas fuentes hablan de la octava posición. Otras, más cercanas a Podemos, hablan de un «veto» de la propia Díaz hacia la ministra de Igualdad. Algo que se movía internamente desde hace días, tal y como publicó este diario.
El bombardeo interno de filtraciones y comentarios deja todavía en el aire la posibilidad del acuerdo entre Sumar y Podemos, aunque es imposible si antes Montero no cede y renuncia a un puesto en las listas. Y el hecho de que la dirección morada convocara una consulta exprés (que se celebrará hasta las 10 de la mañana de este viernes) ha dejado espacio a todo tipo de especulaciones.
La consulta convocada por la dirección morada tiene un enfoque claramente dirigido a romper la hoja de ruta que había establecido Díaz para llegar a un pacto de coalición. Díaz había dado la orden interna de mantener las negociaciones hasta el miércoles o, como mucho, el jueves. Es plausible pensar que en los encuentros del jueves los negociadores de Díaz presentaran a los de Podemos algo parecido a un ultimátum, y que la dirección morada contestara convocando una consulta inesperada.
Cuando Iglesias planteó su pulso en Galicia
De esta forma Podemos obliga a Díaz a alargar sus plazos. Algunos sostienen que es una manera para «humillar» a la lideresa de Sumar, como respuesta a los diktat que está lanzando a los morados. En general, se trata de llevar hasta el último día la negociación, algo que en la historia de Podemos es incluso habitual.
No es la primera vez que Iglesias tensa la cuerda hasta el final. En 2019, por ejemplo, propuso durante la misma investidura un pacto a Sánchez para desbloquear el Gobierno. Hubo repetición electoral. En otras negociaciones, ese método obligó a Iglesias a recular. Ocurrió, por ejemplo, en Galicia durante su confluencia con las Mareas. Entonces, Iglesias cedió a las formaciones locales el control de las listas. Yolanda Díaz formaba parte de aquel pulso y recuerda esa derrota.
«Podemos ha ganado tiempo», coinciden varias fuentes que, a la vez, sostienen que la consulta sirve para proteger a la dirección nacional, decida lo que decida respeto a la coalición con Sumar. La mayoría de las personas consultadas por este diario creen que la consulta es útil para preparar el terreno para una ruptura con la plataforma de Díaz, y concurrir en solitario a los comicios de julio. Pero no todos piensan lo mismo. Dirigentes y exdirigentes del partido morado hablan de «presiones» por parte del PSOE para llegar a un acuerdo, con posibles contrapartidas ocultas para que Irene Montero dé un paso a un lado e Iglesias trague el sapo de la derrota. ¿Podría estar en juego la viabilidad financiera de su canal de televisión? Nadie excluye nada.
Frenar la ‘opa hostil’
Por lo que concierne, finalmente, a la protección de la ejecutiva, la consulta de Podemos sirve para legitimar al núcleo duro de Ione Belarra e Irene Montero tras los ataques que llegan de algunos dirigentes territoriales: Extremadura, Valencia, Cataluña, Madrid, Islas Baleares. Aun así, en Podemos reducen el impacto real de dichas críticas. Podemos lleva años instalado en una dinámica muy vertical, y el partido («la marca») la controla un puñado de personas. Lo que, no obstante, si ha llegado a preocupar es la opa hostil de Díaz que este diario describió el pasado jueves y de la que se han hecho eco algunos miembros del partido en chats y redes sociales.
Se trata de lo que el exbarón madrileño de Podemos Ramón Espinar ha calificado de «fichaje selectivo» de Díaz. Es decir, un acercamiento a figuras de segundo nivel de la formación morada, pero también de algunos dirigentes de la ejecutiva actual, deseosos de un cambio de rumbo y de un pacto sin ambages con Díaz. Este acercamiento en la sombra de Díaz preocupa a la dirección nacional de Podemos. Por eso la consulta evita fugas de última hora, puesto que hay que esperar el dictamen de la militancia. El ex secretario de Organización y portavoz en el Congreso, Pablo Echenique, aconsejó el jueves votar que sí. Se espera una mayoría búlgara a favor del sí.
La pregunta a los militantes reza: «¿Aceptas que el Consejo de Coordinación de Podemos, siguiendo el criterio de unidad que marcó el Consejo Ciudadano Estatal, negocie con Sumar y, en su caso, acuerde una alianza electoral entre Podemos y Sumar?». Fuentes de la dirección estatal de Podemos señalaban que la pregunta a la militancia no vincula la decisión final de los negociadores del partido morado. Es decir, que sobre la mesa hasta este viernes quedan oficialmente dos posibilidades: el «sí» al acuerdo con Díaz, o el «no».
Podemos, en definitiva, estira la negociación hasta el final. Y lo hace para silenciar las voces críticas con la dirección y, al mismo tiempo, romper la hoja de ruta de Díaz. Ganar tiempo no es algo baladí, porque permite a Podemos insistir en la idea de que quien «veta» es Yolanda Díaz. Quedan las últimas horas para saber cómo se pueda resolver ese embrollo. Y también para ver si finalmente los dirigentes morados tienen un as escondido en la manga, o si finalmente ganará la contienda el todo o nada de la dirigente gallega.