THE OBJECTIVE

Yolanda Díaz baraja ofrecer a Irene Montero encabezar una lista de Sumar fuera de Madrid

La ministra de Trabajo rechaza las «exigencias» de Podemos y prepara una oferta a la baja para que los morados la acepten o sean los responsables de la ruptura

La ministra de Trabajo y lideresa de Sumar prepara una oferta a la baja para la confluencia con Podemos. La todavía vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no quiere escuchar diktat o «exigencias» por parte de los morados. Sus afines y colaboradores consideran que el resultado de Podemos en las autonómicas y municipales ha sido malo, y que por lo tanto no puede poner condiciones. Montero aspira a tener un puesto de salida y todo apunta a que sigue vigente la pugna con Íñigo Errejón para Madrid. Aunque en Sumar ya se barajan fórmulas alternativas, como ofrecer a Montero encabezar la candidatura de Sumar con Podemos en una provincia intermedia fuera de la capital.

«Podemos tiene los pies de barro», avisan en Sumar. Y acto seguido dejan claro que Díaz pretende tener el control absoluto de los nombres que figuren en las listas electorales para las generales. En Sumar asumen la confluencia con Podemos como un trago amargo. No hay ninguna ilusión en la negociación. Sobre todo, no quieren condiciones. Por ejemplo, que Irene Montero y Podemos cuelen a todas sus personas de confianza en el futuro grupo parlamentario. O que se avance hacia una negociación «bilateral», tal y como piden los morados.

El caso de Irene Montero es sin duda el más difícil de resolver. En Sumar circula la posibilidad de que Díaz ofrezca a la ministra de Igualdad un puesto de salida, pero no en la circunscripción de Madrid. En la capital hay plazas que se consideran asignadas en función de los pesos de todos los partidos de la coalición. Díaz irá de cabeza de lista, a tenor de su papel de candidata a la presidencia. Errejón pugna para ser el número dos. Puede presumir de los 615.000 votos cosechados por Más Madrid en las últimas autonómicas. Podemos logró 158.000: un 18% frente al 4% de los morados. Son números suficientes para que el líder de Más País tenga legitimidad para imponer sus cálculos. Y no es el único puesto de salida que Más Madrid exige a Yolanda Díaz.

Lilith Verstrynge con Ione Belarra en el Congreso
Lilith Verstrynge con Ione Belarra en el Congreso

Miedo a un grupo bicéfalo

A dichos puestos hay que añadir el de Enrique Santiago, el líder del PCE, que también tendría amarrado un puesto en lo más alto de la candidatura. Algunos dudan de su inclusión. Apuntan a unos vetos de Podemos por su giro en el momento más difícil de la desavenencia con Díaz (Alberto Garzón apoyó casi de inmediata a la gallega, pero Santiago tardó). Pero varias fuentes conocedoras de los primeros compases de los debates internos y negociaciones sostienen que Santiago tiene asegurado su puesto.

Quedarían disponibles cargos a partir del número cinco de la lista en Madrid. Pero quedan serias dudas sobre la posibilidad de que Montero acepte quedar tan abajo, y que también se superen las reticencias que se perciben en muchos de los aliados de Díaz y del propio entourage de la ministra, según mantienen las fuentes consultadas. Hay dudas de todo tipo. Tres fundamentales: Díaz no quiere que Podemos tenga un «ejército» si se sella un pacto de coalición con Sumar; tampoco quiere que los morados se conviertan en un agujero negro en el futuro grupo parlamentario, y cree la figura de la ministra de Igualdad en temas de feminismo tras la ley del solo sí es sí está desgastada.

«Montero no se va a circunscribir al tipo de campaña que quiere Yolanda», deslizan estas fuentes. Creen, en definitiva, que puede haber choques durante la campaña e incluso después, en la fase delicada de una posible investidura. «Yolanda no va a consentir que después del 23 de julio le cuestionen la investidura. Podemos a nosotros no va a volver a chantajearnos», zanjan.

Otras capitales de provincia

La oferta en la que trabajan en Sumar pasa por ofrecer a Montero ser cabeza de lista en otras capitales de provincia. Se estudian lugares donde se eligen más de cuatro diputados, puesto que el reparto en esas provincias se repartirá entre el PSOE y el PP. Una posibilidad que se comenta en la formación de Yolanda Díaz es la provincia de Toledo. «Lo reúne todo», explican. Se trata de un territorio que elige a seis diputados. Los socialistas van bajando y se registra una destacada presencia de votantes conservadores, lo que encajaría con la vocación de responder a la «ola reaccionaria» que denunció el pasado lunes Ione Belarra. Pero no será fácil sacar un escaño, lo que puede convertir el reto en una trampa.

Aun así, los estrategas de Sumar saben que hace falta presentar una propuesta a los morados y que ésta se traslade a la opinión pública. Se trata de un cálculo de los tiempos que tiene mucho que ver con la comunicación política y con la idea de que no se interprete que Díaz y los suyos ponen vetos a los morados. Pero tampoco que están dispuestos a aceptar amenazas o condiciones. Podemos parece haber renunciado a exigir primarias abiertas, tal y como hizo en las últimas semanas. Será una negociación entre fontaneros, con un planteamiento de máximos que pasa por ofrecer puestos de salida para Montero y Ione Belarra, pero no para todos los fieles de la dirección morada.

Opción b

Las presiones llegan de todos los lados de la confluencia. Más Madrid en primer lugar, donde la relación con Montero no es buena. Pero también desde el ámbito sindical, donde señalan que Díaz hará una oferta a los morados, pero solo para que la acepten o la rechacen, sin más. De ahí que se esté estudiando la opción b: provincias menores, que eligen a más de cuatro diputados, pero que no sean Madrid, Cataluña o Valencia. «En Cataluña los nombres los elegirá Ada Colau; en Valencia serán los de Compromís, y como mucho los de IU; en Andalucía Podemos no existe y en el País Vasco es cosas de ellos», explican las fuentes consultadas, para los que no cabe ninguna bilateralidad. Compromís logró el 16% de votos en Valencia, y Colau, un 19%. El mejor resultado de Podemos fue en Extremadura, con un 6% de papeletas.

Queda Madrid, la plaza donde históricamente la izquierda ha centrado sus batallas internas. O la mencionada opción b. Una provincia intermedia donde Díaz podría ofrecer a Montero ser cabeza de lista, pero también ganarse el cargo con sus méritos. En Toledo, por ejemplo, en las últimas generales Podemos no sacó escaño. Sería una oferta agridulce para los morados. Pero también una manera de trasladar a la ciudadanía la idea de la generosidad de Sumar. Díaz, y sobre todo los errejonistas, quieren devolver a Podemos su misma medicina: ofrecer su mano para que sean los morados quienes la rechacen. De esta forma, Podemos sería el culpable ante la opinión pública de la ruptura. Quedan diez días para cerrar este y muchos más asuntos. Un plazo de tiempo muy reducido para cerrar una alianza.

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