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La salida de Garzón dispara la presión sobre Montero: «La quieren fuera, es un clamor»

Podemos entiende que el sector de Díaz trata de hacer una envolvente para dividir a la cúpula morada y acusarles de impedir la unidad

La salida de Garzón dispara la presión sobre Montero: «La quieren fuera, es un clamor»

La ministra de Igualdad, Irene Montero. | Europa Press

«Toda la presión sobre ellos», decían miembros socialistas del Gobierno de Pedro Sánchez, pocas horas después del anuncio el pasado lunes del adelanto electoral para julio. «Toda la presión sobre Irene Montero», contestan ahora los afines y colaboradores de Yolanda Díaz, tras desvelar que en las últimas «reuniones» se ha avanzado en diseñar una estrategia de acoso y derribo de Podemos, vía señalamiento de sus dirigentes como obstáculos para la búsqueda de la unidad de la izquierda alternativa al PSOE.

El viernes, Alberto Garzón anunció su decisión de no formar parte de las listas electorales. Se sabía. Se estaba comentando, pero hacia falta la confirmación del secretario confederal de IU. Y esa decisión tiene el claro sabor a «jaque» a Irene Montero. ¿Es un jaque mate? Todavía, no. «Lo único que pueden hacer los de Podemos es recoger, pero no puede exigir nada». Así de clara resuena la voz de aquellos que conocen los pormenores de la negociación con los morados y los demás partidos aliados de Sumar.

Existen fundamentalmente dos sectores. Uno algo más posibilista, que aboga por ofrecer a los morados un puesto seguro en la lista de la futura coalición en Madrid, pero no a Irene Montero. Como desveló en exclusiva este diario, se trataría de aceptar a Ione Belarra en la lista de Madrid en calidad de secretaria general de Podemos, como demostración de la generosidad de la lideresa de Sumar.

Sin embargo, Montero como mucho podría competir en otra provincia, y ganarse con sus méritos el escaño de diputada. Se ha barajado la circunscripción de Toledo. El segundo, que va ganando enteros, quiere sin embargo la exclusión directa de la exministra de Igualdad de todas las listas. Un game over. Una decisión difícil de tomar para la número dos de Podemos.

El ministro de Consumo y coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón.
El ministro de Consumo y coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón.

Podemos pide la cabeza de Errejón

Irene Montero todavía no se ha pronunciado públicamente desde el batacazo de su partido el pasado 28 de mayo. Belarra grabó unas escuetas declaraciones. Y es palpable la preocupación interna. Lo cierto es que las fuentes consultadas aseguran que Podemos está intentando pedir la cabeza de Íñigo Errejón. «Podemos está torpedeando el pacto», comentan desde el PSOE, donde observan de cerca este proceso de reunificación, conscientes de que hace falta que Díaz reactive el electorado a su izquierda si Sánchez quiere revalidar el Ejecutivo.

La sorpresa la dio Garzón. La salida del secretario confederal, que, como hemos dicho, se estaba comentando, aunque su entorno protegió la información para que la anunciaran en su espacio mediático más afín, eleva la presión sobre Montero. De eso no duda nadie en Sumar y en Izquierda Unida, y tampoco en Podemos.

Renovación

Garzón, que en estos últimos años había amagado más de una vez con dar un paso a un lado, pidiendo a cambio que su partido le facilitara un desembarco en el mundo académico, esta vez ha movido ficha. Y en una carta a la militancia ha apelado a la necesidad de renovar los cargos públicos para ayudar a Díaz a construir un proyecto ganador.

Con la salida de Garzón, todos los ojos se dirigen hacia Montero. La animadversión hacia ella ha ido in crescendo en los últimos meses. Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de Podemos, ejerce de principal negociadora. Las fuentes consultadas, además, revelan que el sector duro, que pide directamente la exclusión de Montero de todas las listas electorales de Sumar, ha ido ganando enteros desde el pasado lunes. Aquellos que se abren a una situación intermedia, aunque de facto esta última tenía el sabor de la exclusión de Montero de la primera plana de Sumar, ahora coquetean con la tesis maximalista: es mejor que salga de todo tipo de ecuación electoral.

«Es un clamor»

«Es un clamor», explican las fuentes consultadas para referirse a la animadversión que despierta en este momento Montero. Y no es la única. Como adelantó este diario, todo su equipo ministerial (incluyendo a Isa Serra, Ángela Rodríguez Pam y Pablo Echenique), han entrado en la lista de los indeseados de Yolanda Díaz. La lideresa Sumar no quiere tener en su equipo a personas que no respondan únicamente a ella, tanto en campaña como en la próxima legislatura. Nadie quiere asumir el coste de tener a dirigentes que, en realidad, prefieren escuchar a Pablo Iglesias y sus consignas desde su canal de televisión.

Pero ¿cederá Irene Montero a esas presiones? El grueso de las fuentes consultadas en Podemos niega esa posibilidad. Aunque todo se mueve en un núcleo muy reducido de dirigentes, el famoso círculo de Galapagar. Y en él juega un papel determinante Pablo Iglesias. El ex secretario general es quien, según todas las fuentes consultadas, dirá la última palabra en este difícil proceso de acercamiento. Pero empiezan también a dibujarse escenarios nuevos y sorprendentes. El fin de semana será clave para resolver el embrollo.

Los elementos personales juegan un papel importante en esta dinámica. Aunque otros apuntan a que quien finalmente tomará la decisión será, una vez más, Iglesias. De momento, hasta Juan Carlos Monedero parece haberse alejado de los más intransigentes que piden no bajar la cabeza y afrontar el combate. O eso es lo que parece, según algunos. Mientras, Montero sigue guardando silencio.

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