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Política

Olona señala a Buxadé, Méndez-Monasterio, Hoces y Ariza por la «deriva 'yunquera'» de Vox

La ex diputada de Vox se refiere en su libro a Santiago Abascal como un «juguete» en manos «del Yunque, Miami o Irán»

Olona señala a Buxadé, Méndez-Monasterio, Hoces y Ariza por la «deriva ‘yunquera’» de Vox

De izquierda a derecha: Gabriel Ariza, Kiko Méndez-Monasterio, Jorge Buxadé, Ignacio de Hoces y Macarena Olona. | Ilustración de Alejandra Svriz

Las memorias de Macarena Olona tendrían que haberse publicado hace un año, en octubre de 2022. La ex de Vox comenzó a escribirlas durante la campaña a las elecciones andaluzas, pero el descalabro en estas —donde obtuvo 14 diputados pese a haberse postulado como vicepresidenta o incluso como presidenta— supuso la cancelación del libro por parte de la editorial. O eso le aseguró Kiko Méndez-Monasterio. Pero el caso es que La Esfera de los Libros ha publicado este miércoles Soy Macarena, un libro en el que no deja títere con cabeza.

La exlíder de Vox, Macarena Olona, posa con sus memorias, que se publicarán el 25 de octubre. | X

En esta suerte de yo acuso el primer acusado/descabezado es Santiago Abascal, «el jefe», que es retratado en el libro como «un juguete» en manos «del Yunque [hablaremos más adelante de esta misteriosa secta], Miami o Irán». Esto es, como un «esclavo del poder», que lo ostentarían Jorge Buxadé, Kiko Méndez-Monasterio, Ignacio de Hoces y Gabriel Ariza, los conocidos como «cuatro jinetes del apocalipsis». «Quienes han tomado el control son los yunqueros», afirma.

Olona comienza el relato con su desembarco en la política de manos de Abascal, con quien fraguó una relación que tilda de «secuestro emocional» e incluso de «síndrome de Estocolmo». A través de las páginas, cuenta los comienzos y entresijos del grupo parlamentario y las tiranteces con las figuras que ahora componen la cúpula de Vox y que, siempre según su autobiografía, han escorado el partido hacia posiciones más extremas en materias religiosas y/o morales.

Los «Buxadé and company» habrían propiciado la mutación de un partido «verde esperanza» a un «verde antiguo, de cazadores y terratenientes». A cada uno de los conocidos también como «cuatro jinetes del apocalipsis», a quienes señala como culpables de la «deriva yunquera» de Vox, dedica un capítulo y numerosas líneas.

De izquierda a derecha: Santiago Abascal, Kiko Méndez-Monasterio, Ignacio Garriga e Ignacio de Hoces. | X

¿Cuándo se jodió el Perú?

Macarena Olona responde pronto a una pregunta clave en su historia: cuándo se distanció de la cúpula de Vox, cómo, por qué. Cuándo se jodió el Perú, en definitiva. Ella señala una iniciativa parlamentaria que diseñó para reformar la Ley D’Hondt y encarecer así el acceso a la Cámara Baja, del 3 al 5 por ciento. Esto enfureció al entonces asesor parlamentario de Santiago Abascal, Kiko Méndez-Monasterio, que entró «hecho un basilisco a su despacho y, a grito pelado, le dijo que no podía registrarse esa iniciativa que habíamos preparado» para elevar el umbral electoral porque «no era acorde con la doctrina del partido». Esta es, pedir la ilegalización de las formaciones separatistas. Ese episodio, arguye la autora del libro, supuso «el primer crac entre el grupo parlamentario y la dirección del partido».

El segundo, y definitivo, fue la presentación de la iniciativa para vacunar a todos los menores de 16 años contra la Covid-19, a propuesta del «doctor Steegman». «Solo días después de registrar aquella iniciativa recibí la orden urgente de retirarla», admite Olona, que recuerda aquel episodio como la «coartada para el comienzo de esa segunda etapa, en la que la radicalidad y la intransigencia irrumpen en el Congreso para neutralizarnos a Iván y a mí y asaltar el control del grupo». Para ello utilizaron algo que «puede parecer lógico»: la necesidad de mejorar la coordinación entre la sede de la calle Bambú y la Carrera de San Jerónimo.

Pero ahí se produjo lo que Olona ha bautizado como «la deriva yunquera» de Vox, que afecta especialmente «a lo moral y religioso»: «Quienes han tomado el control son los yunqueros, que tienen en común sus posiciones radicales ultracatólicas, que consideran que España es un instrumento de Dios en la tierra, que España es la elegida por Dios porque fuimos los encargados de expandir el catolicismo por el mundo»: «Soros y los movimientos globalistas son una herramienta del diablo, y Vox, el instrumento necesario para conseguir el Bien Común».

‘Operación emenistad’

La autora insinúa en su libro que la nueva cúpula del partido toma el poder tras enfrentarla a ella misma con el portavoz Iván Espinosa de los Monteros. Para ello nos remonta al 28 de enero de 2021, cuando, contra todo pronóstico, Vox se abstiene en la votación de los fondos europeos, salvando al Gobierno de Pedro Sánchez. Entonces Olona, que no había recibido indicaciones en este sentido, recibe un mensaje de Méndez-Monasterio: «Iván nos ha traicionado».

Tras la votación, Olona admite que cortó «de raíz» la comunicación con su compañero —«cada vez que lo veía me recorría un odio visceral que se fue enconando»—, y que «Santi y Kiko me mandaron a batirme el cobre en todos los medios de comunicación para intentar explicar de la mejor manera posible algo que resultaba inexplicable»: «Ese día de la votación de los fondos europeos murió el Vox primigenio y comenzó la caída de Iván en favor de los Buxadé and company». Un divorcio que se materializó el 8 de agosto de 2023 con el abandono de Espinosa de los Monteros de la dirección y su renuncia al acta de disputado.

‘Buxadé and company’

El primero de los yunqueros a los que Macarena Olona dedica su atención es a Ignacio de Hoces, «el caballo de Troya» en el Congreso de los Diputados, por ser el hombre encargado de «asaltar el grupo parlamentario»: «A Kiko, por entones coordinador general del grupo parlamentario, se le sustituyó por Ignacio de Hoces, el rostro del ala ultra que, hasta entonces, permanecía oculto».

Y es que resulta que Harry Potter, bautizado así por su parecido físico con el célebre mago, sabía manejar la magia negra. «En apariencia, es un hombre educado, que cuida las formas y tiene cara de no haber roto un plato. Pero fue demostrando con el tiempo que en realidad era un dictadorcillo sin escrúpulos», narra Olona, que admite que «cavó su tumba» al enfrentarse a Hoces por cuestiones cotidianas del grupo parlamentario: ella se negó a firmar algunas iniciativas parlamentarias que, sin su firma como secretaria general, no podían ser presentadas. Se trataba de aquellas que contravenían sus principios, «fanáticas y fundamentalistas» sobre cuestiones relacionadas con la nacionalidad española o el colectivo LGTBI.

Sobre Gabriel Ariza recalca que es hijo de Julio Ariza, el líder de Intereconomía y «el estamento más alto de los que ejercen poder sobre Abascal» que ella conoció, amén de socios de Tizona, la empresa de comunicación ligada a Vox. Ariza hijo es uno de sus fundadores y Méndez-Monasterio el otro. A ambos les concede una gran lucidez, aunque con el último mantuvo un «tenso encuentro» antes de ser elegida como candidata por Andalucía. Pero ese es otro capítulo.

Su paso por Andalucía

Y es que en el camino de Olona el siguiente paso fueron las elecciones en Andalucía. Tras estar en vilo meses, asegura que Abascal se decantó por su candidatura tras haber escuchado al periodista Federico Jiménez Losantos decir que la abogada del Estado no sería la elegida para que no se convirtiera en una suerte de baronesa al estilo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, capaz de hacer sombra al líder de Vox. «No podía dejar que ese rumor se extendiera», cuenta que le dijo Abascal.

Llegó a tierras andaluzas engañada. Y es que «durante toda la campaña y hasta el mismo día de las elecciones, tanto Santi como Kiko me trasladaban que no bajábamos de veinte o veintidós escaños, que la vicepresidencia estaba asegurada y que, en según qué momentos, luchábamos por la presidencia». Sin embargo, «no me enseñaron ninguno de esos jodidos trackings».

Finalmente obtuvo 14, y fue condenada a la irrelevancia ante la mayoría absoluta de Juanma Moreno. Al final de este capítulo termina confirmando la versión que adelantó este periódico: que abandonó el partido ante la negativa de la dirección nacional a dejarla volver a Madrid. Convinieron una despedida pacífica, con la performance del abrazo fotografiado, pero ella ya sintió entonces «la frialdad del abrazo; un abrazo que yo le di de manera sincera, un abrazo, el suyo, helado»: «Ese día no estuve ante Santi, aunque yo creí que sí, ese día me despedí de Santiago Abascal, político de cuna».

El Camino De Santiago, el escrache que sufrió en la Universidad de Granada, su entrevista con Jordi Évole y su última incursión en política, como presidenta de Caminando Juntospartido que obtuvo tan sólo 5.500 votos el pasado 23 de julio– son una historia ya por todos sabida con las que remata estas confesiones.

Vox y el Yunque

Desde Vox despachan las acusaciones vertidas en esta obra como «relatos de ciencia ficción». Fuentes cercanas al Yunque, por otro lado, afirman a THE OBJECTIVE que esta secta «no tiene ningún poder» en el partido y que Buxadé, Méndez-Monasterio, Hoces y Ariza no son parte de los centenares de miembros que tienen en España, 10.000 a nivel mundial. «Otra cosa es el Opus, que tiene más poder sólo en nuestro país que todo el Yunque a nivel mundial», zanjan.

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