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Espinosa se va tras discutir con Abascal por su plan para sustituirlo como portavoz de Vox

El ascenso en el Congreso de los Diputados de un hombre afín a Jorge Buxadé provocó la ruptura

Espinosa se va tras discutir con Abascal por su plan para sustituirlo como portavoz de Vox

El presidente de Vox, Santiago Abascal (i), junto a su exportavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros (d). | Europa Press

El paso a un lado de Iván Espinosa de los Monteros, que no repetirá como diputado en la próxima legislatura, ha desatado la mayor crisis política que ha vivido Vox desde su irrupción en el Congreso, en abril de 2019. Por lo que esconde y por lo que supone. El portavoz parlamentario estaba desencantado con la deriva del partido que preside Santiago Abascal, con cuya última cúpula no guardaba especial sintonía ni ideológica ni personal. Pero el punto de no retorno llegó cuando se enteró de que los planes de la dirección nacional eran sustituirlo en la Cámara Baja por el vicesecretario de Institucional del partido, Ignacio de Hoces.

Según ha podido saber THE OBJECTIVE, Espinosa y Abascal discutieron por este motivo días antes del 23 de julio. Fuentes cercanas al primero aseguran que tuvieron una disputa «muy fuerte» y que este amenazó con irse en ese momento, pero que «le convencieron para quedarse» hasta pasados los comicios. Y así fue, aunque el marido de Rocío Monasterio confesó estar «muy desencantado» a su entorno, así como harto de tantas «intrigas y guerras de intereses».

La cuestión es que no sólo se enteró «de rebote» de que le estaban «haciendo la cama» a él con el ascenso de Hoces, quien ha sido elegido el 23-J como diputado por Badajoz. También a su mujer. La dirección nacional pretendía cesar a la portavoz en la Asamblea de Madrid para montar una gestora en la región.

Ignacio de Hoces, vicesecretario de Institucional, escucha a Jorge Buxadé en un acto en Extremadura. | Twitter I.Hoces

El 23 de julio las razones de Espinosa para su marcha se reforzaron. Vox perdió 19 diputados y confirmó su retroceso nacional; una caída que se ha achacado a la cúpula, que se ha blindado de la autocrítica pese a las voces internas que la demandaban. Esta, según fuentes solventes, actúa «encapsulada», impermeable a la crítica, y ha «viciado el buen juicio» del presidente. «Santi [Abascal] es un tipo humilde, pero se ha rodeado de una banda que no lo baja del Papamóvil».

«Los cuatro jinetes del apocalipsis»

La «banda» o los «cuatro jinetes del apocalipsis» -así les conocen los críticos internos- son: Ignacio de Hoces, negociador territorial y responsable de confeccionar las listas electorales; Jorge Buxadé, vicepresidente de Acción Política y jefe de campaña; Kiko Méndez-Monasterio, consejero áulico de Santiago Abascal; y Gabriel Ariza, fundador de Tizona Comunicación e hijo del dueño de Intereconomía. Quien también cuenta con mucho predicamento, pero ni es tan «escuchado» por el presidente ni está en entredicho, es Ignacio Garriga, secretario general.

De izquierda a derecha: Santiago Abascal, Kiko Méndez-Monasterio, Ignacio Garriga e Ignacio de Hoces. | Twitter I.Hoces

Fuentes conocedoras de la situación interna señalan que «Santi ha dejado de ser Santi», ya que «su personalidad se ha diluido en un grupo de personas, los cuatro jinetes del apocalipsis, que son los que mandan». «Ya no puedes hablar directamente con él, sino que te pasan con su secretario, [Ángel López] Maraver, encargado de que nada le llegue», denuncian. Y zanjan: «La organización está destrozada y arruinada».

Crisis interna

Pero los miembros de la cúpula no sólo están siendo muy criticados internamente, sino que han centrado este martes los ataques de algunos miembros destacados del partido en Twitter. El más vociferante ha sido Víctor Sánchez del Real, uno de los liberales que quedó fuera de las listas del 23-J, que ha compartido una demoledora reflexión de José Luis Sánchez, expresidente de Vox Madrid: «[Abascal] Te has rodeado de aduladores y no de gente que quiere lo mejor para ti y para España».


Otro de los liberales purgados, Rubén Manso, ha publicado un artículo en Vozpópuli titulado directamente «Vox no tiene futuro». En él, alaba a Espinosa y acusa a Vox de haber caído en «la caricatura» que desde fuera hacían del partido. «Este partido del que muchos hacían una caricatura que, como toda caricatura era injusta e hiperbólica, ha decidido parecerse a ella y no al épico retrato que algunos, con Espinosa de los Monteros de maestro, iban pintando», zanja.

El exdiputado cree que Vox será «será el primer partido de la derecha no convencional que fracasará en Europa». «Como algunos adolescentes, ha decidido castigar a sus padres comportándose de manera irresponsable, porque Vox tenía una responsabilidad de la que ha dimitido», censura en el texto.

El ex secretario general de Vox y portavoz de este partido en el Ayuntamiento de Madrid, Javier Ortega Smith, también ha cargado —aunque de manera más velada— contra la cúpula por no haber sabido «reconocer» la labor del portavoz parlamentario: «Has luchado sin descanso desde la fundación de Vox con lealtad, con generosidad y con sacrificio. Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo».

La crisis existe, y es tal que fuentes cercanas a la dirección nacional admiten a THE OBJECTIVE que una repetición electoral sería «fatal»: «Vox no va a desaparecer, pero se va a quedar en 15 diputados». «Había que elegir entre un partido conservador con toques liberales o un partido liberal con toques conservadores», analizan estas mismas fuentes, que consideran que, aunque «ambas decisiones son respetables», «una tiene un techo electoral más alto que la otra».

Paralelismos con Olona

El paralelismo con el caso Olona está servido. La abogada del Estado renunció a la portavocía para ir como candidata paracaidista a Andalucía y al final abandonó el partido ante la negativa de la dirección nacional a volver a Madrid. Su salida supuso la primera crisis interna en Vox. Además, ambos se marcharon alegando «motivos personales» cuando, en el fondo, yacían desavenencias con la cúpula. Santiago Abascal les dedicó una emotiva despedida como si nada hubiese pasado.

El paralelismo es tal que ella se ha pronunciado ante la salida de su excompañero, y ha amenazado con que «el silencio que he mantenido por mi no lo mantendré si el acoso lo sufre él». Sin embargo, el destino que depara a ambos es distinto: Olona sigue empecinada en hacer prosperar Caminando Juntos, pero Espinosa de los Monteros volverá a la empresa privada muy «desencantado» con la política.

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