Sánchez quiere cerrar su presidencia de la UE despejando el camino de la futura ampliación
España intenta fijar el calendario negociador de los próximos años a nivel institucional y financiero
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la última cumbre europea de Granada. | Miguel Angel Molina (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere cerrar la presidencia española de la UE con la aprobación en la cumbre de diciembre en Bruselas de la secuencia negociadora con vistas a la ampliación de Estados miembros en el horizonte de 2030, según fuentes diplomáticas consultadas por THE OBJECTIVE.
El Ejecutivo español quiere repetir el éxito de la presidencia española de 1995, donde se fijaron los hitos del calendario institucional y financiero con los que se diseñó luego la ampliación al Este culminada en 2004 con la entrada de diez países que, en su gran mayoría, habían formado parte de la esfera soviética hasta la caída del Muro de Berlín quince años antes.
Los países más adelantados para entrar en el club europeo son tres estados balcánicos que ya forman parte de la OTAN -Albania, Macedonia del Norte y Montenegro-. Serbia, Bosnia y Turquía aún están lejos de cumplir con las exigencias europeas. En el Este, Moldavia tiene el estatus de país candidato a la UE desde junio del año pasado y Ucrania podría obtenerlo en breve si los Veintisiete aceptan la recomendación de la Comisión Europea.
Este último paso se da por descontado en los despachos comunitarios de Bruselas como gesto de solidaridad con el país invadido por Rusia hace un año y medio. El devenir de la invasión rusa y la velocidad de Kiev en las reformas determinarán al final de esta década si este país puede entrar en la UE, donde ya hay un estado -Chipre- que está dividido por la mitad desde hace 50 años sin que, por ello, afecte a su condición de miembro de pleno derecho.
La presidencia belga, rehén de los comicios
La presidencia belga de la UE, que sucederá a la española el próximo 1 de enero, va a estar condicionada por las elecciones europeas del próximo 9 de junio. Las citadas fuentes consideran que tanto la Eurocámara como la Comisión Europea estarán «de salida» y, sobre todo la primera, inoperativa a partir de marzo, de ahí que España quiera aprovechar la cumbre de diciembre para fijar el calendario negociador de los próximos años.
El deseo de Madrid es empezar primero la negociación por la pata institucional, en la que se tendrá que decidir cómo será la UE a 30 o más miembros. Varios países quieren acabar con la unanimidad de las decisiones, cambiar los porcentajes para la minoría de bloqueo y fijar el número de eurodiputados que habrá en la Eurocámara. Algunas capitales piden dejar los 751 escaños actuales y que los Veintisiete pierdan representantes de forma proporcional en favor de los países que entren.
Un melón que se abrirá en 2024 y para el que se descarta, a juicio de las fuentes diplomáticas, la opción de convocar una Convención como a principios de siglo porque habría que realizar referendos para su posterior aprobación en una decena de países, como mínimo, y no se quiere repetir el fiasco del ‘no’ que triunfó en Francia y Países Bajos hace dos décadas, después de que en octubre de 2024 se firmase en Roma el tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Aquel documento quedó en papel mojado.
La segunda pata será la financiera ya que el siguiente marco financiero plurianual empezará en 2028 con una idea más clara de qué países pueden entrar en la UE. El meollo de esta negociación se debería desarrollar a lo largo de 2025 y ahí España defenderá que no se detraigan fondos de las partidas de cohesión y política agrícola común para las ayudas que se ofrezcan a los nuevos estados miembros. La tercera y última fase de la secuencia negociadora sería la propia ampliación en sí, con el horizonte de 2030 para ello.
