Podemos prepara la resistencia: vuelta a la calle, lucha en Defensa y alianza con ERC

Podemos diseña su estrategia de resistencia poco después de haber roto definitivamente con Sumar. La formación morada, liderada oficialmente por el tándem Irene Montero y Ione Belarra, con Pablo Iglesias como fuente de inspiración, tiene previsto volver a las calles para afianzarse como la «verdadera izquierda» alternativa al PSOE. Su «vuelta a las trincheras», tal y como expresan fuentes internas del partido, se concretaría en la intención de los morados de recuperar fuelle entre los movimientos, que creen se reactivarán en el nuevo ciclo económico y de política internacional. Los estrategas de Podemos creen que la legislatura se jugará más en estos dos ámbitos que en el de la protesta contra la amnistía (cuya bandera corresponde a la derecha).

La vuelta a la calle de Podemos debe vincularse a sus peticiones en el Congreso. La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, intentó tranquilizar a Félix Bolaños, el superministro del PSOE, sobre el aguante de la legislatura. Pero lo cierto es que los morados piensan poner en su diana tanto a Yolanda Díaz como a Pedro Sánchez. El objetivo de Iglesias y Montero es intentar recuperar la idea de que Podemos es la izquierda fiel a sus principios, incorruptible y regeneradora. Se trata de una misión objetivamente difícil, aunque el partido ya no aspira a dar el sorpasso al PSOE, sino a mirar de cara a Sumar y resolver la lucha por la hegemonía en este espacio.

De ahí que, además de una mayor presencia en las calles (Rafa Mayoral debería jugar en ese ámbito un papel importante), Podemos quiere que su voz se escuche en el Congreso. Los morados no plantean, al menos de momento, dinamitar la legislatura. Pero todo se verá. Hay cuentas pendientes abiertas del núcleo duro de Galapagar tanto con Díaz como con Sánchez. La votación presupuestaria será probablemente el primer banco de prueba para testar la nueva mayoría sanchista.

Revisión del gasto en Defensa

Podemos dará la batalla parlamentaria también con la cuestión palestina y Ucrania. Los morados se desmarcaron de Yolanda Díaz cuando el Ejecutivo acordó aumentar el gasto en Defensa para atender las peticiones de la resistencia de Kiev. Podemos exigirá una revisión de este gasto, así como de otras partidas que sin duda se convertirán en un problema para el presidente del Gobierno. Podemos quiere hacer del antimilitarismo una de sus banderas, a la vez que impondrá un debate en el Congreso moldeado alrededor de su lectura sobre la cuestión de la crisis de Gaza.

Como adelantó en otra exclusiva este diario, Podemos interpreta que la crisis de Gaza perdurará y que puede convertirse en «un nuevo Irak». Es decir, una crisis de política que tense el tablero político español, donde los morados quieren convertirse en el principal intérprete de las «reivindicaciones históricas» del segmento de la izquierda. El ataque que Podemos hizo el pasado martes poco antes de romper con Díaz contra su portavoz Agustín Santos Maraver por su intervención durante el debate sobre Palestina ofrece una pista de lo que pueda ocurrir en los próximos meses.

Podemos acusará a Díaz de «traidora» del espacio unitario a la izquierda del PSOE. Los morados intentarán, además, sumar fuerzas en sectores a los que se dirige la misma Díaz, pero contrarios a una fusión con Sumar. Es el caso de miembros de Izquierda Unida y también del PCE, que no se sienten representados por la política gallega. Y, sobre todo, con la izquierda catalana, muy preocupada por el auge que ha tenido Sumar en las últimas elecciones generales.

Pacto con Rufián

Este es el caso de ERC. El partido de Rufián y Junqueras intentó frenar la avanzada de Sumar en Cataluña en las últimas generales. Pero fracasó. La formación de Díaz fue una de las sorpresas electorales del 23-J en la región, con un 14% de votos (ERC logró el 13%) y siete diputados, los mismos cosechados cuando Iglesias mandaba en Unidas Podemos. El interés político-electoral de Podemos coincide por lo tanto con el de ERC, y se resume en desarmar a Díaz y Sumar.

El próximo año se celebrarán las elecciones catalanas y ERC necesita lograr un buen resultado para no perder el control de la Generalitat. El tablero catalán será muy fragmentado y al mismo tiempo incierto, puesto que se desconoce el impacto del debate de la amnistía sobre una votación local. Pero ERC necesita que el suflé de Díaz baje cuanto antes, de ahí que en Podemos aseguren que habrá entente con los republicanos en el Congreso, emulando el esquema acuñado por Iglesias de bloque Podemos-ERC-Bildu.

ERC y Podemos están cada vez más aliados en el Congreso, con Gabriel Rufián que actúa casi como coportavoz de las instancias moradas. En lo económico coinciden a menudo en generar nuevas exigencias. Podemos quiere, por ejemplo, que el salario mínimo suba hasta los 1.500 euros, mientras que Díaz está trabajando para una subida más reducida. Después, en la vivienda los morados no han olvidado lo que fue su caballo de batalla en plena crisis económica de 2008. A ello quieren volver, aprovechando la subida descontrolada de los alquileres y las dificultades de los españoles para hacer frente a la hipoteca.

Entre la vuelta a la calle, exigencias en ámbito de política internacional y de Defensa y la lucha parlamentaria en asuntos económicos para intentar desmontar la narrativa de Sumar, Podemos y ERC buscarán formar un verdadero bloque anti-Díaz. La nueva ministra de Sanidad, Mónica García, dijo el pasado miércoles que Sumar es una formación que se dedicará a «trabajar», dejando entender que los de Podemos prefieren generar ruido y polémica. El problema es que la habilidad de los morados en ese ámbito es notable, y la ausencia de ataduras gubernamentales puede convertirse en otra ventaja táctica en este último capítulo de la historia morada.