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Malestar entre los socios de Sánchez por intentar fagocitarles y «lesionar» la legislatura

Sumar, Podemos, ERC y PNV coinciden en su condición de represaliados por la estrategia del Gobierno

Malestar entre los socios de Sánchez por intentar fagocitarles y «lesionar» la legislatura

La vicepresidenta Yolanda Díaz, junto a su grupo parlamentario. | Agencias

El malestar es notable y creciente entre los socios del Ejecutivo. Tanto, que este jueves pasaron de las palabras a los hechos y se aliaron para tumbar la ley del suelo, forzando al Gobierno a retirar la norma, ante la posibilidad de perder su segunda votación en 48 horas. Sumar confirmó el martes que se unía a Podemos, ERC y Junts contra una norma que el Ejecutivo dio la orden de pactar con el PP. No eran decisivos, pero la segunda ruptura de la coalición en la misma semana hizo mella en el ánimo de la alianza Frankenstein que sostiene al Gobierno. Diferentes socios consultados por THE OBJECTIVE alertan de que el Ejecutivo no ha negociado ni consultado con ellos la ley, ante la convicción de que el PP daría su apoyo a la misma. Hablan de un Gobierno «desbordado» y advierten de las posibles consecuencias que esto pueda tener en la legislatura: «Si no se usan, las mayorías se erosionan».

Los principales socios del gobierno de coalición afearon públicamente las formas gubernamentales, empezando por el portavoz de ERC, Gabriel Rufián: «Es dramático que el PSOE no sea capaz de negociar leyes. ‘Las lentejas, o las comes o las dejas’ son un mal negocio en política, y es lo que nos está planteando el Gobierno demasiadas veces, sobre todo el PSOE». Su reproche era compartido por otros como el portavoz de Sumar, Íñigo Errejón: «Nosotros nuestras convicciones nos las tomamos en serio. No es el camino, hay otro camino. El reconocimiento del Estado palestino o el subsidio por desempleo son un buen ejemplo del cumplimiento de los acuerdos que sí están en el acuerdo de gobierno».

Mucho más sonriente, la exministra y portavoz de Podemos, Ione Belarra, quien se manifestó «muy satisfecha» porque «hayamos sido capaces de frenar la ley del suelo, cuando ya lo paralizamos dos veces cuando estábamos en el gobierno. Esta es la tercera». También el portavoz de Bildu, Oskar Matute, se sumó a las advertencias: «Esta semana ha demostrado lo que no hay que hacer para que la mayoría tenga recorrido. Lo que hay que hacer es cuidar la mayoría. De lo contrario, seguiremos teniendo una dinámica de bloqueo que es de suma cero, que nos impide avanzar hacia ningún lado».

La crítica unánime es el desdén hacia la negociación, el desprecio a unos socios preferentes con quienes el Ejecutivo renunció a negociar hace semanas y no ha vuelto a descolgar el teléfono. «Ni siquiera nos han llamado media hora antes, como acostumbran», denuncia a este periódico uno de los principales socios del gobierno de coalición. La mayoría de ellos se enteró esta vez por la prensa de que retiraron la iniciativa a las 8.00 horas de este jueves, una hora antes de que se iniciara el pleno en el Congreso. Algo que achacan a que el Gobierno «está desbordado». «Cero interlocución», deslizaba públicamente Rufián que reprochaba al Ejecutivo que «confiar en el PP, a estas alturas, me parece una temeridad». Es uno de los motivos principales de incomprensión de los grupos parlamentarios de la oposición: «¿Cómo es posible que hayan fijado la fecha de este debate el día en que arranca la campaña electoral para las europeas?». Y, segundo: «¿Por qué no han amarrado el voto el del PP sin negociar una alternativa?».

«Bolaños está ‘out’ y Montero no da abasto»

Los aliados parlamentarios del Ejecutivo sostienen que «desde los cinco días de reflexión de Sánchez, Bolaños está un poco out y Montero no da a basto». Y en el terreno parlamentario, era necesario un toque de atención de aquellos sobre los que descansa la gobernabilidad y que esperan medidas concretas tras las elecciones europeas, después del freno de sus expectativas por parte presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su comparecencia de este miércoles. «Vino aquí sin nada y nos pide que esperemos tres semanas», se quejan los grupos parlamentarios ante el cálculo electoral del Gobierno para evitar el coste de las medida que planea traer tras el 9-J. Una forma de bloquear el crecimiento potencial de sus socios y de aglutinar el voto útil en torno al PSOE para fagocitar a sus socios, repitiendo la estrategia desplegada en las elecciones gallegas, vascas y catalanas. «Han jugado a hundirnos en las urnas», denuncian, acusando un malestar acumulado contra el ala socialista de la coalición.

Para el nutrido grupo de aliados parlamentarios, al Gobierno le falta humildad, pese a la compleja suma que requiere la mayoría parlamentaria del hemiciclo: «Hay un camino que no quieren recorrer, que es el del diálogo y la negociación». Prueba de ello son las dos derrotas parlamentarias de esta semana: «Es que han sido dos. Tienen que hacérselo mirar». Sin embargo, para el Ejecutivo «son dos cosas que no tienen nada que ver» porque la proposición de ley de abolición de la prostitución, en palabras de la vicepresidenta primera, Maria Jesús Montero, «se había abordado cuando hicimos el pacto de investidura. Sumar nunca nos trasladó el sentido de su voto» y se asumía que, cuando la parte socialista presentara esta iniciativa, «imprescindible» para su formación, «acordamos que el PSOE presentara la proposición de ley y que el voto de Sumar no estaría condicionado a ningún tipo de compromiso previo».  

El Gobierno delega ahora en el PSOE

Frente a ello, la ley del suelo emanó del órgano colegiado del Gobierno: «Un texto que sale del Consejo de Ministros debe contar con el apoyo de las fuerzas políticas que las componen». Y, por ello, en Moncloa también acusan malestar. Y así lo confirmó públicamente la también ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien se refirió a las manifestaciones públicas de sus socios como «declaraciones hipertrofiadas, exageradas, que no tienen nada que ver con la realidad». La vicepresidenta primera mostró un notable enfado con el socio minoritario de la coalición, aunque también amplió el objeto de la crítica al resto de los socios del Gobierno porque «todo se puede explicar en el contexto de que las fuerzas políticas están más pendientes de lo que hace su adversario político que de su posición sobre el contenido de los textos». Una referencia velada a Sumar, que se dedica a «mirar por el retrovisor» lo que hace Podemos.

Fuentes parlamentarias explican que «procedimentalmente, la retirada de la ley obliga a iniciar de cero el proceso», de tal manera que el Consejo de Ministros tendría que volver a aprobar el proyecto de ley, solicitar nuevamente informes consultivos y volver a aprobar una nueva ley para remitirla a las Cortes. Pero desde el Palacio de la Moncloa declinan esta posibilidad y apuntan a que la nueva norma «se presentará a iniciativa de los grupos parlamentarios». Desde Moncloa, lamentan el «puro tema electoral» que inspira los pasos de Sumar que «está midiéndose con Sumar», aunque confían en que «después de las europeas se podrán normalizar la relación». También cargan las tintas con el PP porque auguran que «la ley estaba negociada con ellos», si bien «no desvelaban el sentido del voto, pero ayer Feijóo estaba relamiéndose con la posibilidad de derrotar al Gobierno y ya vimos ahí por dónde iba».

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