Griñán acaba la radioterapia y la Audiencia pregunta si puede ser tratado en prisión
El tribunal señala que el expresidente de la Junta de Andalucía «tan solo» sigue un tratamiento farmacológico y ejercicios rehabilitadores
José Antonio Griñán ha finalizado las sesiones de radioterapia contra el cáncer de próstata que padece. Como estaba previsto, la Audiencia Provincial de Sevilla ha reclamado al Instituto de Medicina Legal que elabore un nuevo examen médico para decidir si el expresidente de la Junta de Andalucía puede ingresar en la cárcel para cumplir los seis años a los que fue condenado por su implicación en el caso ERE. La nueva providencia, firmada el 2 de mayo, solicita a los forenses que determinen si el tratamiento farmacológico y de rehabilitación que le queda «es compatible con el ingreso en prisión».
El texto, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, informa que la defensa de Griñán ha remitido la documentación preceptiva tras haber concluido el tratamiento contra el cáncer. La Audiencia de Sevilla le había pedido que comunicara dicha situación para demandar un nuevo informe médico al Instituto de Medicina Legal.
El ingreso en prisión del exdirigente socialista permanece varado desde el 13 de enero, después de que el informe de los forenses lo desaconsejaran porque podría ser contraproducente para Griñán por sus consecuencias psicológicas y la dureza que entrañaba el proceso de radioterapia. La Audiencia de Sevilla decidió entonces esperar a que terminara el tratamiento, tal y como solicitaba la defensa y la Fiscalía Anticorrupción.
La situación de Griñán
«Teniendo en cuenta que en el informe aportado se especifica el plan de actuación consistente, tan solo, en tratamiento farmacológico y ejercicios rehabilitadores, dese traslado al Instituto de Medicina Legal de la documentación médica aportada a fin de que se emita informe a la mayor brevedad sobre si el tratamiento que se prescribe es compatible con el ingreso en prisión», remarca la providencia.
Los médicos detectaron el cáncer a Griñán, de 76 años, a principios de diciembre. Comenzó las sesiones de radioterapia casi de inmediato. La Audiencia Provincial de Sevilla requirió hace unas semanas a la defensa del expresidente andaluz que actualizara su situación, pero aún le quedaban algunas sesiones de radioterapia. Griñán es el único de los nueve condenados por el caso ERE que aún no ha ingresado en un centro penitenciario.
En enero lo hicieron siete y, el último, Agustín Barberá, exviceconsejero de Empleo de la Junta de Andalucía entre 2004 y 2010, lo hizo en marzo, después de que la misma Audiencia de Sevilla suspendiera temporalmente la ejecución de la condena por padecer cáncer. El tribunal hispalense solicitó informes forenses que determinaron que el exdirigente socialista podía ingresar en prisión ya que su tratamiento «consiste en la administración diaria de un fármaco por vía oral» que él mismo gestiona.
La Audiencia de Sevilla también solicitó un informe al Centro Penitenciario de Sevilla sobre la posibilidad de tratar en la cárcel la enfermedad alegada por Griñán para solicitar la suspensión de la pena. El informe exponía que, para la atención médica «especializada», dispone de un convenio con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) para derivar pacientes encarcelados a los hospitales Macarena y Virgen del Rocío.
Informe de la prisión
Dicho acuerdo incluye «proceso de atención integral» acordado «los procedimientos terapéuticos tales como sesiones de quimioterapia o radioterapia», entre otros aspectos. El texto insistía en que estas terapias se realizan «en cuantas sesiones el especialista considere necesarias, así como con la periodicidad que se considere para el mayor beneficio del paciente». No obstante, el documento admitía que en «algunos» centros del país faltan médicos.
Los casos de Griñán y Barberá no son una excepción. Los últimos datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias revelan que, solo en 2021, 91.860 presos tuvieron que salir de prisión para acudir a una consulta médica. Se produjeron 6.901 salidas de internos para tratarse de tratamientos específicos: 535 fueron para recibir sesiones de radioterapia; 1.913, para hemodiálisis, y 1.080 para rehabilitación, entre otros.