El jubilado que mandó cartas explosivas: «En Internet sale cómo hacer la bomba atómica»
El acusado dice que su ADN aparece en los sobres porque alguien los cogió de la basura
El jubilado burgalés Pompeyo González ha descartado este jueves en el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional que sea el autor del envío de cartas explosivas a varias instituciones, asegurando que «cuando uno busca bengalas» en Internet «salen paquetes bomba y hasta cómo se hace la bomba atómica».
En su declaración como acusado, y a preguntas de su defensa, el jubilado ha descartado que tratase de alterar la paz pública. «Eso ni se me ocurre, lo ha inventado la prensa. Ni se me ha ocurrido semejante tontería, vamos», ha asegurado, añadiendo que si pidió por Internet los sobres que se utilizaron para tal efecto fue «para empaquetar postales» de varias ciudades.
La Fiscalía, sin embargo, ha ratificado este jueves sus conclusiones y ha solicitado al tribunal que le condene a 22 años de cárcel por un delito de terrorismo con resultado de lesiones y un delito de fabricación, tenencia, colocación y empleo de aparatos explosivos, inflamables o incendiarios con finalidad terrorista. La Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), por su parte, solicita 24 años de prisión.
Según la fiscal Ana Noé, «no debe caber ninguna duda» de que Pompeyo González «es el responsable de la fabricación y envío» de hasta seis «artefactos explosivos». Los mismos fueron remitidos, entre otros, a Presidencia del Gobierno, a la ministra de Defensa, Margarita Robles, a la empresa Instalaza o a la Embajada de Ucrania este último, provocando heridas en un trabajador. «No solo es que el señor Pompeyo intentara alterar la paz pública, es que consiguió alterar esta paz pública», ha argumentado la fiscal, que asegura que no existe «ningún tipo de alteración de las facultades físicas o psíquicas» del jubilado.
Pompeyo González ha reconocido que se hizo a través de Amazon con cerca de 25 o 30 sobres y cerca de 100 etiquetas. «Las puse preparadas en los sobres para meter las postales de las ciudades que tengo (…) para tenerlo yo guardado, pero no me gustaban los sobres y los tiré. Hago limpieza en casa de vez en cuando y un día tiré periódicos viejos, apuntes de Internet… Los tiré todos nuevos a un contenedor cerca de casa», ha señalado.
Huellas, ADN y la basura
Así, en su declaración en la vista oral el acusado ha tratado de justificar la razón por la que apareció su ADN en los sobres y sus sellos. «Tengo los sobres, pongo la pegatina y lo dejo preparado. Están ya con mis huellas y están con el ADN y todo. Entonces yo les tiro», ha apuntado.
Pompeyo González ha incidido en que su «culpa» reside en que se deshizo de esos materiales. «Hay gente que va al contenedor a coger cosas, coge ropa, coge y mira en las bolsas y tal. Entonces yo tiro bastantes cosas, recortes de tubos, recortes de tal, y yo creo que es eso. Y no solo es eso, porque es que esto viene un poco de atrás», ha anunciado.
El acusado ha asegurado que los buzones de su bloque «aparecen abiertos de vez en cuando, la última vez hasta cinco». «A mí me han cogido los datos de recibos y tal. Y ya desde entonces tengo todos los recibos por Internet. Incluso de Amazon me vienen paquetes que he pedido vacíos. Preguntaba a Amazon y ni saben siquiera», ha apuntado.
El jubilado, que ha explicado que dedicó gran parte de su vida a ser peón e incluso a ser enterrador, ha relatado que entre sus aficiones se cuentan el bricolaje, la marquetería y la aviación. «Tengo un dron con el que practico y hago fotografías y vídeo», ha asegurado.
Un helipuerto para su dron
La aparición en su casa de diversos materiales relacionados con la confección de estos paquetes también ha sido justificada por el acusado: se encontraba confeccionando «un helipuerto» para colocar ese dron, al que también quería adherir una bengala para «subirla a 500 metros y bajarla encendida».
Ha sido en este punto cuando Pompeyo González se ha referido a la aparición en su historial de búsquedas en Internet de la elaboración de paquetes bomba. «Cuando uno busca bengalas, te salen paquetes bomba, te sale hasta yo que sé, hasta cómo se hace la bomba atómica. O sea, uno pide: quiero aprender cómo se hace una bengala. Y después salen enlaces, y termina uno en misiles o yo que sé. No es que lo haya buscado yo a propósito que es lo que intentaba decir la Policía», ha afirmado.
La fiscal, por su parte, le ha recordado que en abril de 2022 buscó cuánto pesa un litro de uranio. «Hombre, es que me gusta mucho sobre el sistema esto de materiales pesados y tal, entonces sé que el oro pesa 19 kilos. Y ahora digo, me gusta investigar sobre estas cosas», le ha espetado.
En este contexto, Fiscalía también le ha abordado acerca de su interés por aprender ruso. «¿Usted lo habla?», ha preguntado la fiscal. «Nada, solo he oído algo que dicen como ‘spasiva’ (gracias), lo demás no sé nada. Hombre, me gustaría aprender ruso o alemán», ha reconocido.
Acto de «llamada de atención»
La representante del Ministerio Público ha insistido en que también buscó dónde se fabrican tanques en España y acerca de Margarita Robles. «¿Le interesa a usted también la figura de nuestra ministra de Defensa», le ha interpelado la fiscal. «Hombre, salió un caso insólito porque resulta que España, como en la misma televisión, dicen que ayuda (a Ucrania) y salía el presidente del Gobierno como que sí que ayudaba y Robles que estaba también de acuerdo», ha explicado el jubilado, que ha aseverado que en el programa donde se informó de esa cuestión se definía a la ministra como «una persona un poco falsa». «¿Puedo decir esa anécdota?», se ha dirigido al tribunal.
La defensa de Pompeyo González, por su parte, ha asegurado que su representado no cometió «un acto terrorista». «Puede ser que fuera un acto de llamada de atención, una expresión de un malestar genérico amparada por la libertad de expresión. Este derecho comprende libertad de opinión de ideas que puedan tener. No es indicio de que el autor de las misivas colabore con bandas o grupos organizados», ha argumentado.
En esta línea, su abogada ha destacado que lo que presuntamente envió su cliente fue un «artefacto pequeño y rudimentario». «No estamos hablando de una bomba, estamos hablando, pues eso, de un petardo un pelín mas grande. No está ahí ese ánimo ni esa intención terrorista», ha zanjado.
En su turno de última palabra, Pompeyo González ha asegurado que le «han calumniado». «Lo que han cogido es todo mío. Pero aquí no se ha mencionado que no tenía ni muelles, percutores, metralla ni bolas. Todos estos señores me han calumniado. Es una maldad que se ve claramente lo que han hecho», ha zanjado.