Piden cuatro años de cárcel a un guardia civil que abatió a un joven que llevaba dos navajas
El agente disparó al individuo, que padecía esquizofrenia, en las piernas, pero acabó muriendo desangrado
Guardia civil.
La familia de un joven con esquizofrenia paranoide que fue abatido cuando portaba dos navajas por las calles de Manzanares el Real (Madrid) pide cuatro años de prisión para el guardia civil que le disparó, que ha declarado en el juicio que efectuó dos tiros a sus piernas para evitar que le matara al abalanzarse sobre él.
Este martes ha comenzado en la Audiencia Provincia de Madrid el juicio por estos hechos, ocurridos en la madrugada del 27 de septiembre de 2020 y que supusieron la muerte del joven dos días más tarde en el hospital La Paz de Madrid por la pérdida de sangre que sufrió por la rotura de una arteria en una de las piernas.
En sus conclusiones provisionales, la fiscal solicita para el agente 3.600 euros de multa por un delito leve de homicidio por imprudencia menos grave y el pago de una indemnización de 182.775 euros a los familiares del fallecido, con responsabilidad civil subsidiaria del Estado.
Por su parte, la abogada de la acusación particular, ejercida por los padres y los dos hermanos del fallecido, reclama para el agente por el delito de homicidio imprudente cuatro años de cárcel, cinco de inhabilitación y seis de privación del uso de armas, así como una indemnización para la familia de 286.000 euros.
El acusado ha declarado que él estaba destinado en el puesto de la Guardia Civil de Miraflores de la Sierra (Madrid) y que la madrugada del 27 de septiembre de 2020 cuando estaba patrullando por la zona con un compañero a las 3:25 horas recibieron el aviso de que una persona se encontraba alterada con dos navajas en la plaza del Ayuntamiento de Manzanares el Real.
Ha añadido que cuando llegaron al lugar vieron al joven, intentaron hablar con él pero adoptó una posición de guardia con dos navajas en las manos y les dijo con un tono amenazante y agresivo: «Hijos de puta, como os acerquéis os mato». «Nos metimos en el coche, pusimos los seguros, pedimos refuerzos y avisamos al Summa», ha relatado el guardia civil.
Ha explicado que estuvieron esperando unos diez minutos en los que el joven pudo haber huido, pero se quedó merodeando alrededor del coche y enseñándoles su teléfono móvil con lo que parecía una videollamada.
Ha indicado que finalmente se personaron en el lugar seis patrullas con un total de doce guardias civiles que se colocaron alrededor del joven y un sargento intentó hablar con él durante quince minutos para que depusiera su actitud y soltara las armas ante lo que hizo caso omiso y les dijo: «Esta noche he salido a matar policías, vais a morir matando, solo me vais a parar con un tiro en la cabeza».
El acusado ha señalado que en un momento dado el joven se abalanzó sobre el sargento y salió huyendo hacia el callejón del Cura, donde le persiguieron varios agentes con el objetivo de reducirle «ya que era un peligro para la seguridad ciudadana». Ha precisado que en el callejón se giró y estando quieto comenzó a lanzar puñaladas al aire hacia los guardias civiles.
Y que volvió a emprender la huida hacia la confluencia con la avenida de Madrid, en la plaza Nueva, donde se giró muy cerca del sargento que efectuó dos disparos al aire.
«Entonces se volvió a girar y se abalanzó sobre mí, momento en el que saqué el arma y le disparé dos tiros a las piernas, que es una zona no vital, porque estaba en riesgo mi vida», ha asegurado el acusado.
El padre del fallecido ha testificado que a consecuencia de su enfermedad mental su hijo «últimamente estaba con la idea paranoica de que iban a por él, que la Policía le iba a matar y que él se defendería» y que tanto él como su madre intentaban en todo momento que siguiera el tratamiento al que estaba sometido por su esquizofrenia.
«Al final uno de los guardias civiles le mató, lo que me parece un desprecio a la vida humana y una falta de preparación increíble porque estos casos se dan continuamente», ha comentado.
