Brasil
Novias de futbolistas en cadena
La novia de Mario Götze no tiene nombre. Tiene un precioso escote, unas piernas larguísimas, delgadas y luminosas y una melena rubia que recuerda a la bellísima Heidi Klum. Pero no tiene nombre.
El reino cruzado de Jerusalén
Desde que, con 9 o 10 años, mi padrino me regalara un libro lleno de coloridas láminas sobre las Cruzadas, me ha fascinado el Reino Cristiano de Jerusalén. Durante casi un siglo, franceses, normandos, italianos y flamencos reprodujeron un Estado medieval europeo en el corazón de Oriente Medio.
Digno campeón
Hemos dejado de ser campeones del mundo. Al menos ya no nos dirán eso de los vigentes campeones. Pero Alemania se ha ganado el título.
Lo dije. ¡Os vais a caer!
Antes de la paliza del 1-7 contra Alemania, mi padre me dijo que Brasil iba a morir futbolística y socialmente por su «exceso de orgullo» y que «iba a ser terrible para la calle» mientras veía en los informativos los disturbios de Sao Paulo.
Maracanazo sin Brasil
Belo Horizonte es una ciudad que te contagia con la alegría de su gente, hasta ahora los mas hospitalarios y amigables que he conocido en Brasil. Mucho decir para un país donde la alegría de su gente es su cualidad principal.
Los alemanes no hablan portugués
Los alemanes eran demasiado para ellos. No todo es buena voluntad. Frases bonitas, como no estamos aquí para dar espectáculo, sino para ganar, son eso. Frases bonitas. Pero como los alemanes solo hablan alemán, no les han entendido. Y 7.
Descenso a los infiernos
El fútbol tiene la virtud de la ceguera selectiva: a través de él uno ve lo que quiere y discrimina lo demás. Maquilla la realidad. La colorea a su antojo permitiéndose el lujo de postergar las miserias cotidianas. Salvo cuando el propio fútbol se convierte en un infierno y ya no hay placebo que permita olvidarlo.
El Mundial me hizo colombiano
Los medios hispanos de Estados Unidos buscan la homogeneidad en busca de su supervivencia. Poniéndose la venda antes que la herida y anticipándose a la eliminación de las selecciones que apoyan los grupos migratorios mayoritarios.
Viva México lindo
Cuando es tu equipo el implicado en el partido y se respiran los últimos alientos del juego, perdiendo por un gol a cero, lo último que piensas es que tu combinado nacional le dará la vuelta a la tortilla. Pero puede suceder.
Luisito, estamos con vos
Le den o no vela en el entierro, Maradona siempre opina. O se posiciona. O mete baza. La cuestión es cuestionar. Y si se trata de la FIFA, más aún. El mordisco injustificable de Luis Suárez -la imagen de este Mundial, por desgracia- ha dado la vuelta al mundo.
Lo que cuesta perder
Si pierde España, España pierde. No me he bebido la cosecha de Víctor de la Serna ni estoy afec-tado por el síndrome de la abdicación, que ha nublado el entendimiento de más de uno. La afirma-ción inicial se refiere a los perjuicios económicos para la nación que supone la eliminación de la selección.
Carta de despedida al Rey Del Bosque
Todo esto no era necesario. Podíamos haberlo hecho en el momento adecuado sin llegar a ofrecer al mundo esta imagen de debilidad e impotencia. Los que ayer fueron héroes ayer se despidieron por la puerta de atrás y ya sabes cómo son los españoles que no pasamos una y tenemos memoria frágil.
Verano de sopor, verano de guerra
Cae sopor de tarde de agosto este día de junio, con noticias viejas con caras nuevas. Como un Rey que nos abdica para dar paso a otro y que reine. En España, desde los Reyes Católicos, 14 veces, 2 dinastías. Predecible también el Mundial, con litúrgica exactitud, a su año, a su tiempo.
Noeme contra el Mundial de Fútbol
Un anciano jefe indio le explicaba a su nieto: En el interior de cada hombre se libra una batalla y es una batalla entre dos lobos. Uno es destructor y amenazante, le guía la avaricia y la intolerancia, y cierra los ojos ante la injusticia con extrema facilidad.»
Vidas en una lata de aluminio
Brasil es el país líder en reciclaje de latas de aluminio. Sus vertederos son el sustento de miles de familias que sobreviven invisibles a la sociedad. Conocidos como catadores, constituyen el eslabón principal de una industria que generó más de 200 millones de euros a la economía brasileña en 2012. Exigen la dignificación de su trabajo.