En el inicio de la película Body of Lies (2008), un oficial de inteligencia de Estados Unidos se dirige ufano a sus superiores, a los que pide un cambio de enfoque en la lucha contra el terrorismo islamista en plena ola de insurgencia tras la invasión de Irak. Les explica que, frente a nuestra fascinación por las tecnologías y los avances en el espionaje electrónico, el enemigo se mueve con costumbres de la Edad Media, se comunica con papelitos y con códigos culturales propios absolutamente ajenos a nosotros. De modo que, a su juicio, se impone una vuelta al terreno distinta, con un mayor esfuerzo por atenuar los sesgos analíticos occidentales y más conocimiento de la cultura y las formas de pensar, sentir y actuar del enemigo. Esa vuelta a lo rudimentario sería, según el analista, uno de los grandes movimientos estratégicos del yihadismo.