Un grupo de 21 facciones rebeldes emitió el pasado viernes un comunicado en el que advirtió de que no fueran atacados los combatientes vinculados con al-Qaeda. En el comunicado, las facciones no se comprometieron a acatar la tregua. Ante esta situación existe el peligro de que los ataques aéreos contra los yihadistas den pie a represalias de los insurgentes que les apoyan, lo que haría fracasar la tregua como en otras ocasiones.
«La situación está generalmente tranquila en todos los frentes, sobre todo en las regiones de Damasco, de Alepo y de Idleb, excepto por algunos cohetes lanzados en el sur justo después de que comenzó la tregua», dijo Rami Abdel Rahma, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). El acuerdo contempla el cese de las hostilidades hasta el próximo 18 de septiembre. Si se respeta al menos una semana, estadounidenses y rusos establecerán un órgano conjunto para coordinar la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y Jabat Fatah al-Sham, brazo de Al Qaeda en Siria. Tras la firma del acuerdo el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, recalcó que la única solución realista al conflicto pasa por «una solución política». Mientras que el presidente sirio, Bashar al-Asad repitió su determinación de «arrebatar a los terroristas todas las regiones», en alusión tanto a los rebeldes como a los yihadistas.
Al margen de la guerra civil, otro conflicto enquistado desde hace años ha aflorado en medio de la tregua. Según el ejército sirio sus tropas han derribado dos aeronaves israelíes —un avión de combate y un dron— cerca de la zona que controla Israel en los Altos del Golán. El ejército israelí lo ha desmentido. Ambos países han pasado décadas en guerra desde que Israel arrebató el control de los Altos del Golán a Siria en la guerra de 1967.