Ante nuestra hora más grave
Refugiarse en el menosprecio por los métodos de sondeo del inefable Tezanos para esperar que las predicciones sean desmentidas por los votos y la derecha salga mejor parada de lo que dicen las encuestas es, a un mes de las elecciones generales, un ejercicio demasiado azaroso, o incluso un remedo del avestruz que hunde su cabeza en la arena.
