Parece que Pablo Casado, al verse tan joven y guaperas, se ha dicho: “¿Por qué no me hago un Sánchez?”. Y ha procedido. Falta comprobar si la suerte también premia a los audaces en el PP. Por lo pronto, está claro que ha llegado la hora del cambio generacional en todo el espectro político. Los insultantemente jóvenes se han propuesto destapar el tapón.
Que uno de los acontecimientos decisivos de la vida política es la repentina visibilidad pública de aquello que antes permanecía oculto, puede comprobarse en buena parte del cine político.
Cuáles serán las consecuencias de la titulitis en España, ¿aprovecharán esta ocasión las universidades para efectuar una limpieza? José Luis Roig reflexiona al respecto en este Subjetivo.
Sigue el escándalo del master de Cifuentes, prosperan los casos de políticos melancólicos de titulación que inflan sus trayectorias por escrito.
Vaya por delante que escribo sobre una amiga de hace años, y ello puede condicionar mi opinión, y los lectores tienen derecho a saberlo. Cristina Cifuentes salió viva de su comparecencia.
Siempre es el penúltimo capítulo. Queda mucha porquería por salir a flote, pero los desagües del asunto del Canal de Isabel II, la detención de Ignacio González y algunos de los suyos, evidencia el grado de indecencia que anida en buena parte de la dirigencia popular instalada en el poder al abrigo de José María Aznar y Esperanza Aguirre, y abre la espita a una derivada hasta ahora inexplorada, pero que puede ser un filón: el papel de algunos medios de comunicación que se la vienen mamando al PP desde hace años con entusiasmo digno de mejor causa.
En esta semana de procesiones del Corpus y de alfombras de flores que nadie se atreve a pisar, el líder de Ciudadanos protagoniza su particular peregrinaje de pacto en pacto, de reunión en reunión hasta el acuerdo final.