Las ilusiones perdidas y las que sobreviven al diluvio; el glamour de las buenas causas y las servidumbres del idealismo insincero; la ansiedad que produce tener talento y saber que se tiene, pero dudando de poseerlo en dosis suficiente para llegar a un lugar que no se sabe muy bien cuál es; la angustiosa sensación de pensar que cada trago es un cáliz y toda decisión que se toma un testamento; el arropamiento sedicioso del deseo; el doloroso encuentro con el límite.