Decía Mark Twain que “no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él”, pero si ese alguien es tu perro, el amor no puede sino multiplicarse. La conexión emocional que existe entre un perro y su humano es tan fuerte, que hay científicos que la comparan con la que hay entre una madre y su bebé. Sin embargo, socialmente estamos tan perdidos en este tema que hay que seguir explicando que los perros, para la gran mayoría, son un miembro más de la familia y que como es lógico queremos pasar con ellos la mayor cantidad de tiempo posible. Y no, no se trata de humanizarlos ni de utilizarlos para llenar un vacío emocional, que también puede ser, se trata de respetarlos y de darles el lugar que se merecen. Pero da la sensación de que hay que justificarse.