John D. Rockefeller nació bajo la presidencia de Martin van Buren, el octavo presidente de los Estados Unidos, y murió en el segundo mandato de Franklin D. Roosevelt. Cuando había cumplido veinte de esos casi cien años de vida, comenzó su fulgurante carrera. De su biografía, lo que más me llama la atención es la obsesión por encontrar, constantemente, métodos más productivos y baratos de refino. Cuando creó su famoso ‘trust’, nueve de cada diez barriles de los Estados Unidos los refinaba su compañía, orgullosamente llamada Standard. En una ocasión se entrevistó con otro gran magnate, Henry Ford. Su despedida no sonaba a las conversaciones interrumpidas con las que trabamos nuestras relaciones. Le dijo al fabricante de coches: “Adiós, te veré en el cielo”. “Me verás si logras entrar”, musitó Ford para sí. Fue el hombre más rico de la historia.