Los abogados Trump envían a Bannon un documento para que cese en sus acusaciones
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La Comisión Federal Electoral de Estados Unidos ha tomado cartas en el asunto de la influencia de Facebook en las elecciones imponiendo a la compañía de Mark Zuckerberg la inclusión de avisos que permitan a los usuarios saber quién ha pagado los anuncios que sean políticos.
Facebook, Twitter y Google entregaron al comité de Inteligencia del Congreso la información sobre el uso que hizo Rusia de sus plataformas durante las elecciones. De junio de 2015 a agosto de 2017, la Agencia Rusa de Investigación en Internet compró 3.393 anuncios en Facebook que llegaron a 126 millones de usuarios estadounidenses.
Hillary Clinton y el Comité Nacional Demócrata (DNC) con su campaña presidencial han ayudado a pagar las investigaciones sobre los supuestos vínculos del presidente Donald Trump con Rusia, según ha informado el diario The Washington Post.
«Honestamente, ese es el tipo de pensamiento por el cual perdió la elección», ha dicho Trump
La Casa Blanca ha iniciado una investigación sobre el uso de correos electrónicos privados para asuntos oficiales por parte de los asesores del presidente estadounidense, Donald Trump, ha informado el diario Politico. Al menos cinco funcionarios actuales y anteriores de la Casa Blanca han usado su correos privados para asuntos del gobierno, explica el diario, citando a cuatro personas cercanas a la investigación.
El yerno y asesor de Donald Trump, Jared Kushner, ha tropezado en la misma piedra que Hillary Clinton. En varios ocasiones, utilizó su cuenta privada de correo electrónico para tratar asuntos oficiales, a veces intercambiando correos electrónicos con altos funcionarios de la Casa Blanca y asesores externos, informa el diario estadounidense Politico.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dictó personalmente el comunicado en el que su hijo, Donald Trump Jr., explicaba que la reunión mantenida con la abogada rusa no tenía relación con su campaña presidencial, ha informado el diario The Washington Post.
El yerno y asesor del presidente estadounidense Donald Trump, Jared Kushner, negó el lunes ante el Senado cualquier colusión a través de sus contactos con funcionarios rusos el año pasado, aseguró que no tiene «nada que esconder» y arremetió contra quienes sugieren que su suegro ganó las elecciones con la ayuda de Moscú.
La abogada rusa que se reunió con Donald Trump Jr., el hijo mayor de Donald Trump, en un encuentro relacionado con información sobre Hillary Clinton, ha dicho que está lista para testificar en el Congreso y acabar así con la “histeria” que se ha generado por el encuentro, informa Reuters.
Un exagente de inteligencia soviético estuvo presente durante la reunión que Donald Trump Jr., hijo del presidente estadounidense, mantuvo en junio de 2016 con una abogada rusa para obtener información del Kremlin para dañar a Hillary Clinton, ha informado este viernes la cadena televisiva NBC News.
El Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos convocará a Donald Trump Jr., hijo del presidente, para que testifique por sus supuestos intentos de que Rusia beneficiara a su padre en las elecciones presidenciales, tal y como ha informado este jueves el presidente de esa comisión, Chuck Grassley.
El candidato de Donald Trump para dirigir el FBI, Christopher Wray, ha asegurado este miércoles durante su primera audiencia de confirmación en el Senado de los Estados Unidos que su «lealtad» es absoluta hacia la Constitución estadounidense y ha destacado que velará por la independencia de la institución. Asimismo, ha dejado claro que no considera que la investigación sobre los posibles vínculos de la campaña de Trump con Rusia no son una «caza de brujas», como ha insistido en numerosas ocasiones el presidente norteamericana.
El ex director del FBI James Comey, despedido por el presidente Donald Trump, testificará el 8 de junio ante el Comité de Inteligencia del Senado de los Estados Unidos el próximo 8 de junio, en relación a su despido y sus investigaciones sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de 2016, tal y como han anunciado este jueves varias fuentes legislativas.
La era de la posverdad es un tiempo dominado por el relativismo. Ya no hay una realidad material, asible, contrastable; solo puntos de vista, voluntades, hechos alternativos. En un mundo en el que la objetividad no existe, todo es relativo. También las distancias. Así, puedo decir que la virtud se encuentra en un punto intermedio entre Hillary Clinton y Donald Trump. O que la elección óptima está tan apartada de quien cuestiona el Holocausto como de quien trabajó en un banco. Situarse en la mediatriz que separa a Macron y Le Pen es algo así como proclamar que tan lejos nos queda Cuenca como Bandar Seri Begawan. Siempre quise escribir Bandar Seri Begawan.
Hillary Clinton ha afirmado este martes que habría sido elegida presidenta de Estados Unidos de no haber sido por la intervención, en las últimas semanas de la campaña, de WikiLeaks, Rusia y el director del FBI, James Comey.
Donald Trump ha acusado a Barack Obama de grabar sus conversaciones telefónicas antes de las elecciones presidenciales de noviembre. A través de su cuenta de Twitter, el presidente ha afirmado que “esto es como Nixon/Watergate” y ha acusado al expresidente de ser un “hombre malo (o enfermo)”. “Apuesto a que un buen abogado podría hacer un gran caso de que el presidente Obama estuviera grabando mis teléfonos en octubre, justo antes de las elecciones”, asegura en otro tuit. Sin embargo, y como también viene siendo habitual, el mandatario no ha presentado ninguna prueba que apoye su grave acusación.
En ocasiones, los atestados de tráfico se parecen mucho a la política. En contra de la apariencia, se descubre que el vehículo ha caído por el barranco en el que no se encontraba el peligro. La corrección de la trayectoria, bienintencionada pero excesiva, hace al conductor precipitarse por el lado contrario al riesgo del que se quería huir. El fenómeno Donald Trump tiene, en efecto, algo de trágico: es una huida que lleva hacia la muerte que se pretende sortear.
Tic, tac, tic, tac. Cada vez queda menos.
Pensé que le estaba plagiando el discurso de investidura a Colau y los podemitas. Por lo de no ser un traspaso de poderes como cualquier otro sino uno que marca un antes y un después. Por lo de estar devolviendo el poder al pueblo y el pueblo al poder. Por lo de que nunca más gente olvidada por su gobierno, nunca más un gobierno sin su gente. Por aquello de las élites que se servían a sí mismas y lo de un gobierno que está, por fin, para servir a su pueblo. Por todo este manual de populismo para dummies, en fin, y valga la redundancia.
Lo reaccionario del populismo subyace en su determinismo, en su capacidad de limitar, de antemano, la construcción de cualquier discurso. El mesiánico lo da todo hecho, como los cruceros concertados o las pizzas congeladas. Para los populistas siempre habrá un culpable, un enemigo, una mano negra a la hora de cubrir cualquier contexto: banca, inmigrantes, poderosos, los políticamente correctos, los que en todo ven el populismo. Así, en abstracto, en esa generalización del artículolos que articula, a su vez, el argumento que está por venir. Y es que el populista fija primero al adversario y luego da aire a la idea, en el sentido opuesto a las agujas del reloj de las ideologías. Por otra parte, nos encontramos, obvio, con que ese mundo tan sencillo, tan prefabricado, es una estupenda excusa para declinar motivos razonados, pensamientos, raciocinios, y así satisfacer nuestros instintos ideológicos más cercanos ¿Para qué complicarnos más? ¿Para qué pensar?
El pasado 8 noviembre, el republicano Trump obtuvo unos 2,9 millones de sufragios menos que su contrincante, Hillary Clinton, en el voto popular. Sin embargo, resultó vencedor en los estados más importantes para el colegio electoral. No existen pruebas públicas de la existencia de votos ilegales masivos en las urnas, y Trump y la Casa Blanca aún no han ofrecido datos concretos sobre las afirmaciones del presidente que, de confirmarse, supondrían un enorme escándalo político.
«Pienso que el presidente cree desde hace un tiempo -que hubo fraude – basándose en estudios e informaciones de los que dispone», dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, horas después de que Trump asegurara ante los líderes del Congreso que hasta cinco millones de personas pudieron haber votado de forma irregular. Spicer dijo que Trump había visto un estudio que sugería que un 14% de las personas que votaron «no eran ciudadanos».
Donald Trump pasará a la Historia por el levantamiento que se ha generado en su contra.
Entre los temas que ha tratado están las últimas medidas tomadas por su Gobierno. Por ejemplo, la sorprendente conmutación de la pena de la soldado Manning: «Chelsea Manning ha cumplido ya una dura pena de prisión. No creo que cualquiera que esté pensando en filtrar información pueda pensar que vaya a quedar impune”, ha declarado Obama. Otra medida reciente ha sido la eliminación de la política ‘pies mojados, pies secos’, que ha defendido como el fin de los privilegios migratorios de los cubanos. Para Obama, ésta era un “remanente” de la “vieja y fracasada” política de aislamiento hacia la isla. La nueva política es la “justa y apropiada para la naturaleza cambiante de la relación” con La Habana, ha declarado.
En cuando a la política internacional, el presidente saliente ha afirmado que sigue “profundamente preocupado por la situación en Israel y Palestina, es insostenible”. Obama ha asegurado que ha invertido grandes esfuerzos en resolver ese conflicto, pero que no ha podido forzar una solución. De Rusia, Obama ha dicho que “por los intereses de Estados Unidos y del mundo, necesitamos tener una buena relación con Rusia, por eso le animé a que formara parte activa de la comunidad internacional”, añadiendo que “es importante que Estados Unidos se pronuncie cuando un país grande invade y acosa a otro más pequeño”, refiriéndose al conflicto de Moscú con Ucrania.
Su sucesor en el cargo, Donald Trump, también ha tenido un espacio propio en la última rueda de prensa de Obama. Entre otras cosas, ha afirmado que “Trump cambiará muchas de sus opiniones cuando escuche a sus asesores”, y le ha lanzado algunas ‘pullas’ al recordar que “el fraude electoral son noticias falsas”. A pesar de las diferencias que mantiene con el presidente electo, ha anunciado que seguirá con la tradición y asistirá a la ceremonia de inauguración de la presidencia de Donald Trump.
En cuanto a su gestión, Obama ha destacado un hito que le hace sentir especialmente orgulloso: «la transformación que ha atravesado nuestro país en la última década», refiriéndose a los logros de la comunidad LGTB, respaldada por su apoyo personal al matrimonio igualitario. «Creo que hicimos algunas contribuciones importantes, pero la más importante fue la de los activistas, ciudadanos y parejas que alzaron la voz y se mostraron orgullosos de ser quienes son», ha sentenciado.
El mensaje que ha querido destacar Obama sobre todos los demás es el de la esperanza. “Creo en este país, en que hay más gente buena que mala”, ha dicho. Sus planes de futuro son el descanso y el tiempo en familia, explicando que quiere aprovechar también para escribir. No obstante, ha aclarado que él será siempre «ciudadano», «por lo que es importante que los demócratas y quienes perdieron en las elecciones puedan distinguir que entre todas las políticas que se debaten, hay determinados asuntos en los que nuestros valores están en juego». Por ello, Obama no callará si los valores que dice defender se ven atacados por la administración Trump.
Según fuentes policiales, la detención de Wakkie se ha producido pasadas las diez de la mañana en el aeropuerto de Barajas aprovechando que el empresario tenía previsto participar en la capital en una reunión de inversores de Zed+, un holding holandés que cuenta entre sus accionistas con varios empresarios españoles, según ha informado El Confidencial. De acuerdo a esta información, Zed+ estaría siendo investigado por el desvío continuado de fondos a sociedades opacas, en algunos casos en manos de destacados dirigentes del ejecutivo ruso. Mikhail Fridman, un millonario ruso de origen ucraniano, aparece en el informe de un espía británico que la CIA y el FBI enviaron la semana pasada a la Administración de Barack Obama y al presidente electo. Fridman ocupa una de las páginas del citado informe confidencial por su relación de amistad con Vladimir Putin y por haber ayudado supuestamente a Rusia a acceder a los servicios del Partido Demócrata para boicotear la campaña de Hillary Clinton y favorecer la del republicano Donald Trump.
Durante la campaña, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, prometió que perseguiría judicialmente y “metería en la cárcel” a Hillary Clinton una vez fuese elegido presidente de Estados Unidos. Senador por el estado de Alabama durante 20 años y conocido por sus duras posturas en inmigración, Sessions ha defendido la independencia de la Fiscalía general de EE.UU. y ha considerado que cualquiera que desempeñe ese cargo debe estar “comprometido a seguir la ley” y ser fiel a la Constitución del país.
Streep, que nunca ha ocultado sus simpatías hacia Clinton, criticó a Trump sin citarlo directamente durante su discurso al recibir un premio a su carrera en la ceremonia de los Globos de Oro celebrada en Los Angeles el domingo. La veterana actriz arremetió contra algunas declaraciones de Trump y, en particular,evocó el episodio en el que el entonces candidato republicano se burló de la condición física del periodista Serge Kovaleski del New York Times, momento en el que Strepp se dirigió a los periodistas para invitarles a salvaguardar la verdad.
En respuesta a la actriz y a través de varios tuits, Trump escribió: «Ella es una lacaya de Hillary que perdió mucho. Por centésima vez, nunca ‘parodié’ a un reportero discapacitado (nunca haría eso), sino que simplemente le califiqué de ‘rastrero’ cuando cambió totalmente una historia que había escrito hacía 16 años para hacerme quedar mal».
WikiLeaks difundió durante la campaña electoral en Estados Unidos unos 20.000 correos electrónicos internos del Partido Demócrata que revelaban un trato de favor de la dirección hacia Hillary Clinton en detrimento de su rival Berni Sanders, antes de la elección del candidato para concurrir a las elecciones presidenciales del 8 de noviembre. La filtración provocó la dimisión del presidente del comité nacional del partido. Además, se filtraron correos del jefe de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, que Washington cree que fueron pirateados por agentes rusos para intentar interferir en los resultados electorales.
La oferta de dinero a cambio de información por parte de WikiLeaks coincidió con una entrevista emitida por la cadena de televisión Fox con su fundador, Julian Assange, grabada en la embajada de Ecuador en Londres, donde está refugiado desde junio de 2012. Assange se negó a revelar la fuente de los correos electrónicos de John Podesta y se limitó a asegurar que «la fuente no es el gobierno ruso».
Aunque las encuestas previas a las votaciones otorgaban una ligera ventaja a Clinton, desde el principio de la jornada electoral los votos apuntaban a lo contrario. Alrededor de las tres de la madrugada (hora española), Trump ya aventajaba a su rival por 24 votos electorales tras haber ganado en estados como Indiana, Kentucky y West Virginia. Aunque la lucha estuvo ajustada en varios lugares, los estados de Wisconsin y Michigan fueron decisivos para la victoria del magnate. Hacia las seis de la mañana, en la sede del partido republicano ya se celebraba la victoria, y media hora más tarde el partido también lo celebraba en la Cámara de Representantes, a pesar de que los resultados definitivos no habían sido aún publicados.
Tras ser oficial su victoria, Donald Trump ofreció un discurso conciliador que rompió con la imagen mostrada durante la campaña electoral, durante la que sus comentarios sobre temas como la inmigración o las mujeres generaron una gran polémica. Por su parte, Hillary Clinton decidió no hacer declaraciones tras conocer los resultados. Fue John Podesta, su jefe de campaña, quien se dirigió a los asistentes de la arruinada fiesta demócrata en la sede de su partido.
A pesar de haber insistido durante la campaña en que no aceptaría los resultados de las elecciones por creer que se estaba cometiendo un fraude, Trump no cumplió con su palabra. Sin embargo, los seguidores de Clinton sí pidieron un recuento de los votos por considerar que ocurrieron una serie de irregularidades. Ha sido Jill Stein quien ha liderado los esfuerzos para conseguir frenar la presidencia de Trump, pidiendo un nuevo recuento de los votos en Michigan, Wisconsin y Pensilvania. El presidente electo sigue insistiendo en que el fraude se cometió contra él.
«Estas acciones son la continuación de repetidas advertencias privadas y públicas que hemos realizado al gobierno ruso, y son una respuesta necesaria y apropiada a los esfuerzos por perjudicar los intereses estadounidenses en lo que supone una violación de las normas internacionales», ha manifestado el mandatario. Las agencias de inteligencia estadounidenses concluyeron que la filtración de correos electrónicos pirateados al Partido Demócrata y al equipo de su candidata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, tenía como objetivo impulsar a la Presidencia al candidato republicano Donald Trump, que durante la campaña se mostró muy conciliador con el presidente ruso Vladimir Putin. «Ese robo y difusión de información solo pudo haber sido dirigida por los más altos niveles del gobierno ruso», añadió Obama. «Esas actividades tienen consecuencias».
Entre las acciones ordenadas por Obama se incluyen sanciones contra los servicios secretos militares rusos (GRU) y el Servicio Federal de Seguridad (FSB), además de la expulsión de 35 miembros del servicio de inteligencia declarados «persona non grata», y el cierre de dos instalaciones rusas en Nueva York y Maryland, que según Estados Unidos son usadas para «propósitos de inteligencia». Obama advirtió a los estadounidenses y sus aliados sobre las acciones de Rusia de interferir en procesos democráticos, vulnerando las leyes internacionales.
El lenguaje es un espectáculo, y esconde —en la superficie, como en el cuento de Poe— verdades profundas. Se trata simplemente de fijarse en lo que decimos y ahí está, comprimida, toda la lección. Analicemos un ritual de estas fechas: la elección de los “personajes del año”.
Barack Obama ha asegurado en la entrevista que su «visión de esperanza y cambio», que articuló por primera vez en la Convención Nacional Demócrata en 2004, aún tiene respaldo y hubiera logrado de nuevo el apoyo de la mayoría. Obama ha achacado a Hillary Clinton la falta de piel en la campaña electoral demócrata, al no dirigirse lo suficiente al sector del electorado que no ha visto suficientes frutos de la recuperación económica después de haber padecido la peor recesión sufrida por el país en más de 70 años. «No estuvimos sobre el terreno transmitiendo, además de los aspectos de la política pura y dura, que nos preocupamos por estas comunidades, que estamos sangrando para estas comunidades», ha remachado. En la entrevista el mandatario ha desvelado que seguirá viviendo en Washington hasta que su hija pequeña concluya sus estudios. En cuanto a su papel como ex presidente, Obama ha confesado que mantendrá un perfil bajo, aunque alzará la voz en asuntos importantes y fundamentales como cualquier ciudadano «que tiene sus deberes y obligaciones».
Y es que Donald Trump había traspasado una línea roja que nunca antes ningún candidato se había atrevido a cruzar: cuestionar los futuros resultados electorales y anunciar su intención de no aceptarlos, si perdía. El empresario inmobiliario con negocios en todo el mundo, el multimillonario aprendiz de político e imagen de un populismo que parece extenderse por todo el mundo, se impuso a la favorita, a la representante del establishment, a la experimentada política Hillary Clinton. Trump no recurrió los resultados porque había ganado y, por tanto, decidió que no habían sido amañados. Este es el tipo de hombre que el próximo 20 de enero jurará el cargo como presidente de Estados Unidos, el inquilino número 45 de la Casa Blanca.
Trump ha sido elegido personaje del año 2016 por la Revista Time, por convertirse en el “Presidente de los Estados Divididos de América”. Se puede decir más alto pero no más claro. Tras su moderado discurso la noche electoral, parece haberse recuperado de la sorpresa inicial y ya ha comenzando a anunciar quiénes formarán parte de su gabinete. Personas con perfiles preocupantes pero muy en la línea del Trump que participaba en reality shows, que desprecia a los mexicanos y a los refugiados, que critica abiertamente a China y su política económica, que equipara a los musulmanes con terroristas, que niega el calentamiento global, que cree que todo lo que se hace en Estados Unidos es lo mejor y lo que viene de fuera es pernicioso y peligroso.
Este neoyorquino de 70 años está dispuesto a “comerse” el mundo, y para ello, cuenta con la inestimable ayuda de su familia. Para evitar compatibilidades, el futuro presidente ha anunciado que se desvincula de sus negocios dejándolos en manos de sus hijos. Curiosa forma de desvincularse, comentan sus detractores. Todo apunta a que el presidente de Estados Unidos no será un mandatario al uso, alabado por personajes como el presidente ruso Vladimir Putin, la líder de la extrema derecha francesa Marine Le Pen o el incalificable británico Nigel Farage, entre otros. El resto del mundo, mientras, sigue aguantando la respiración a la espera de que Trump entre en la Casa Blanca y comience a tomar decisiones.
La campaña electoral fue dura, sucia, con un contrincante republicano como Donald Trump que se dedicó a insultarla, acosarla y amenazarla con llevarla a los tribunales por supuestos delitos relacionados con el conocido caso de los correos electrónicos. El verdadero enemigo de Hillary no fue al final el candidato republicano, sino el FBI que, en plena campaña electoral, investigó si la ex jefa de la diplomacia de EEUU había puesto en peligro secretos de Estado al usar el servidor de su cuenta personal para mandar correos de interés nacional. En agosto, tras una exhaustiva investigación, la agencia concluyó que no había motivo para procesar a Clinton. Ella se sintió aliviada y las encuestas comenzaron a darle ganadora en las elecciones del 8 de noviembre.
Se esforzó por alejarse de esa imagen de mujer dura, distante, que le ha acompañado a lo largo de su vida desde que se convirtió en primera dama en los años 90, pese a que siempre participó en la defensa de los derechos de las minorías y de la igualdad entre hombres y mujeres. A una semana de las elecciones, todo se torció cuando el director del FBI reabrió por sorpresa el caso de los correos para cerrarlo unos días después. Pero el daño ya estaba hecho.
Luchadora en la vida privada y en la pública, apoyó a su marido Bill Clinton en la carrera política que en 1993 le llevó a la Presidencia de EEUU; ella dejó de ser una reputada abogada para ejercer de primera dama. Pero Hillary no caía bien, quizá porque se le notaba demasiado que hubiera querido ser ella la que presidiera las reuniones en el Despacho Oval en vez de su marido. Sobre todo, después de que estallara el escándalo Lewisnky y se enterara, junto al resto del mundo, de que su marido, el líder político más poderoso del planeta, había usado la citada sala de reuniones para serle infiel con la becaria más famosa de la historia. Hillary aguantó el tipo como pudo y acabó perdonando a Bill – al menos públicamente – después de que éste se disculpara ante todo todo el país.
Después de ocho años en la Casa Blanca, el matrimonio Clinton regresó a la vida privada y se dedicó a su Fundación. En realidad, fue él quien se retiró porque Hillary decidió que había llegado su momento. En 2001 obtuvo un escaño en el Senado donde inició una intensa carrera política que le llevó a ocupar importantes responsabilidades, incluida la de Secretaria de Estado.
Su sueño se hizo añicos la noche del 8 de noviembre de 2016 cuando Trump ganó contra todo pronóstico las elecciones presidenciales. Ni siquiera fue capaz de salir ante sus seguidores y su jefe de campaña excusó su ausencia. Tardó varios días en reaparecer en medio de una gran expectación. Admitió que había pasado los peores momentos de su vida, que durante días no quiso levantarse de la cama. Su aspecto descuidado, con ojeras, dieron fe de ello, como también las caras de preocupación de su marido Bill y de su hija Chelsea. Hillary era la imagen de la derrota, de la desolación. Nada que ver con esa otra de triunfadora que le había acompañado hasta entonces. La mujer que pudo haber hecho historia se mostró frágil en su despedida de la vida pública, un amargo adiós de quien un día soñó con “reinar” el país más poderoso del planeta.
Sobre el tipo de represalias que adoptará Estados Unidos, el presidente Obama se limitó a contestar que «algunas acciones podrán ser explícitas y anunciadas; otras puede que no», al tiempo que reiteró que habrá que esperar a las conclusiones finales de la investigación para actuar. Antes que Obama, su principal consejero, Ben Rhodes, había expresado la opinión de la Casa Blanca sobre la participación del presidente Putin en el asunto, indicando que «todo lo que sabemos sobre cómo funciona Rusia y hasta qué punto Putin controla el gobierno sugiere que, cuando hablamos de un ciberataque de estas características, estamos hablando de las esferas más altas del gobierno». «En última instancia, Vladimir Putin es responsable de las acciones del gobierno ruso», dijo Rhodes.
Las declaraciones de la Casa Blanca acusando a Rusia de haber perturbado las elecciones presidenciales de Estados Unidos mediante el pirateo de cuentas de correo electrónico son «indecentes», consideró el viernes el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov. Para Moscú, «o bien hay que dejar de hablar o bien hay que aportar pruebas. Si no, todo esto es más que indecente», añadió este viernes el portavoz a los periodistas durante una visita del presidente Vladimir Putin a Tokio.
Hay algo en lo que coincidimos quienes seguimos la figura de Donald Trump desde hace tiempo, tenemos familiaridad con la política estadounidense y hemos llenado nuestras horas con las elecciones presidenciales: no tenemos ni idea de cuáles son los planes del presidente Trump. Y lo sabemos porque hemos visto que su política económica es contradictoria, que su política exterior también lo es, y que sus grandes propuestas de política interna son irrealizables o consisten en demoliciones sin alternativa.
La gimnasta olímpica Simone Biles, la ex primera dama y candidata fallida a las elecciones estadounidenses Hillary Clinton, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, el ultranacionalista británico Nigel Farage, los denunciantes de Flint, la cantante Beyoncé, el presidente indio Narendra Modi (que ya ha resultado ganador en las votaciones de los lectores), el presidente ruso Vladimir Putin, el nuevo presidente electo de Estados Unidos Donald Trump y por último, el inventor y propietario de Facebook Mark Zuckerberg.
El recuento en Wisconsin, que amenaza con reavivar el debate acerca de la legitimidad de la victoria del republicano debido a que su rival demócrata Hillary Clinton obtuvo más votos a nivel nacional, llevó a Trump y a su entorno a salir a la palestra para devolver el golpe. En un mensaje en Twitter, Trump aseguró con cierto enfado que no sólo obtuvo la mayoría del Colegio Electoral, sino que también recibió más votos a nivel general. «Además de una victoria aplastante en el colegio electoral, gané el voto popular si se deducen los millones de personas que votaron de manera ilegal», acusó en un tuit. Pero no se quedó ahí. El domingo por la noche Trump usó de nuevo Twitter para afirmar que un fraude electoral había ocurrido en varios estados. «Serio fraude electoral en Virginia, New Hampshire y California – ¿por qué entonces los medios no están informado sobre esto? ¡Serio sesgo – gran problema!», escribió Trump. El republicano citó en otro tuit a Clinton para pedirle que respete el proceso electoral y calificó de «triste» el recuento de votos. «Es hora de que la gente acepte el resultado del 8 de noviembre y siga adelante», dijo. Por parte de su equipo, una consejera cercana de Trump insinuó que si el equipo de Clinton presionaba para hacer el recuento, Trump podría reconsiderar su promesa de no buscar su procesamiento por usar un servidor privado de correo cuando era secretaria de Estado.
Varias publicaciones internacionales informan de que un grupo de expertos ha urgido a Hillary Clinton a pedir un nuevo escrutinio por posibles ataques informáticos en esos estados. Si Clinton fuera la vencedora finalmente en esos tres estados clave, tendría 278 electores en el Colegio Electoral, el organismo que elige al inquilino de la Casa Blanca, y sería la presidenta electa. Wisconsin reparte 10 electores, Michigan, 16 y Pensilvania, 20. Para ser presidente hay que llegar a 270 electores y Donald Trump superó a la demócrata al ganar más estados y obtener 316 compromisarios por los 232 de Clinton. Sin embargo, Clinton fue la ganadora del voto popular por casi dos millones de diferencia.
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