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Rutina: la intimidad permitida

Rutina: la intimidad permitida

En la playa de Benalmádena este final de julio todo parece pensado para ser visto y expuesto a los demás. Desde la pequeña terraza de la habitación del hotel puedo ver la hilera de rocas a unos veinte metros de la orilla a la que no dejan de acudir bañistas para subirse a ellas casi en un acto de proclama y, una vez allí, quién sabe, puede que algún familiar desde la sombrilla les tome alguna fotografía.

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