Mahdi, junto con un grupo de radicales, destruyó en 2012 unos 16 mausoleos en Tombuctú que albergaban las tumbas de grandes pensadores de la ciudad y que formaban parte de la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco. «Pido su perdón y pido que me consideren como un hijo que erró el camino», añadió. Se trata del primer acusado de crímenes de guerra por la destrucción de bienes Patrimonio de la Humanidad y también el primer acusado de la historia del tribunal, un penal internacional permanente que juzga crímenes de genocidio de guerra y de lesa humanidad, en reconocer sus cargo, marcando de esta forma un hito. Por su parte, el presidente de la cámara de primera instancia del alto tribunal internacional ha recordado a Al Mahdi que, en caso de ser declarado culpable, se le podría imponer una pena de hasta 30 años de prisión.