El referéndum ilegal del 1 de octubre es el verdadero mito fundacional del independentismo. 1714 está demasiado lejos. El 1 de octubre es una herida abierta que ha de mantenerse así. A partir de ese otoño, y de sus consecuencias políticas y jurídicas, el independentismo extrae toda su legitimidad hoy.
El filósofo Michael Oakeshott solía decir a sus discípulos que durante su larga vida había logrado mantener a raya el principal vicio de los seres humanos, en especial de los intelectuales: la propensión a tomarse demasiado en serio.
Toda religión hace referencia a algo que sucedió antes del tiempo y que puso en marcha el tiempo.
Uno de los problemas metodológicos para (intentar) comprender el procés es fijar cuándo empezó todo. Y para ese misterio no hay respuesta porque no hubo un principio único sino que a lo largo del tiempo se fueron solapando factores diversos. En este caso, pues, el mito del origen es sólo eso: un mito.
La propaganda más efectiva se asienta sobre un relato simple, a menudo de carácter maniqueo. Sería el caso, por ejemplo, del mito de las dos Españas, que recorre el debate nacional desde hace casi dos siglos.