El laberinto andaluz: de la victoria de Susana a la eclosión de Vox
Susana Díaz se presenta a las elecciones andaluzas jugando al catenaccio, a la defensiva, pues a sus contrincantes les saca cuatro décadas de ventaja. Si la corrupción y los ERE no han pesado demasiado en las últimas convocatorias electorales, la Sanidad parece haberle hecho mecha durante los últimos años, en los que una marea blanca le ha sacado los colores con multitudinarias manifestaciones en Granada y Málaga.
Susana Díaz se presenta a las elecciones andaluzas jugando al catenaccio, a la defensiva, pues a sus contrincantes les saca cuatro décadas de ventaja. Si la corrupción y los ERE no han pesado demasiado en las últimas convocatorias electorales, la Sanidad parece haberle hecho mecha durante los últimos años, en los que una marea blanca le ha sacado los colores con multitudinarias manifestaciones en Granada y Málaga. Recientemente también se le han sublevado los taxistas, que se unen a una larga lista de sectores enfurecidos a los que la Junta ha intentado acallar con promesas de última hora.
Ganará, como en los últimos cuarenta años ha hecho el PSOE andaluz, nadie lo duda, solo habrá que ver en qué se cuantifica el desgaste y si, por arte de birlibirloque, las alianzas pueden acabar por destronarla. Es esta la máxima preocupación de los socialistas, que el Partido Popular pueda montar un frente de derechas gracias al crecimiento de Ciudadanos y a la eclosión de VOX. Así lo hizo saber la candidata en el debate de TVE, en el que preguntó a sus adversarios si estaban dispuestos a pactar con la extrema derecha, a la que acusó de xenófoba y machista. Desde entonces sigue haciendo hincapié en esta idea, con el apoyo de Pedro Sánchez y de varios ministros que han bajado al sur a apoyar a Susana, que parece que por fin comienza a preocuparse.
Juanma Moreno llega a las elecciones como cadáver político, y así lo contemplan hasta en su propio partido, tras movilizar al PP andaluz en apoyo de una Soraya que veía ganadora. Los casadistas andaluces, Zoido y Oña a la cabeza, ya han tomado posiciones a la espera de cobrarle a Moreno el peaje de la más que probable derrota. Si ganan, todos contentos. Si pierden, se hacen con el control del partido.
Al contrario que al resto de líderes nacionales, a Pablo Casado se le ha visto mucho por Andalucía, hablando sobre todo de temas nacionales, pues le interesa ir preparándose para las próximas generales. Ha hecho muchos kilómetros, quizás para que dejen de confundirle con el líder de Ciudadanos, pero también para que nadie pueda acusarle de no haber intentado ayudar a Moreno. Puede sumarse al carro de una relativa victoria, pero nadie puede echarle la culpa de la probable derrota.
Los de Ciudadanos han sido los únicos que han demostrado cierta ilusión en estas elecciones, para lo que han movilizado a Inés Arrimadas, que sale hasta en la propaganda electoral, y más recientemente a Begoña Villacís. Al líder, lesionado, lo han reservado para el sprint final. Han puesto toda la carne en el asador y, según las encuestas, pueden dar un gran salto. Se prevé un casi empate con el PP, incluso un sorpasso en la oposición, pues la Andalucía cansada del PSOE, que sigue viendo en el PP el señoritismo de la derecha, y la inutilidad en la labor opositora tras cuarenta años de derrotas y arenismo, han visto en ellos una buena salida al desencanto.
A pesar de su candidato, Juan Marín, cuya mayor virtud, ya lo dijo recientemente León Gross, es ser un auténtico desconocido, pues de lo contrario chirriaría al votante su historial de transfuguismo (Alianza Popular, Partido Andalucista…) y su apoyo al PSOE durante la pasada legislatura. Tiene los santos bemoles de acusar a Susana de comportarse como una dictadora tropical, cuando ha sido su sostén durante estos años.
La mayor aportación podemita a la campaña ha sido la noticia del embarazo de la candidata, recordando al de Susana durante los pasados comicios. A Teresa Rodríguez no le gusta Díaz, pero mucho menos Arrimadas, a la que le llamó “Mari”, con muy mala sombra, tras una serie de diatribas sobre el capitalismo mundial, el machismo y no se cuantos istmos que nadie entiende.
La candidata va por Málaga, de cunera, o de paracaidista, pero solo ha pasado por la ciudad en contadas ocasiones. El número uno por Sevilla se lo deja a Maíllo, líder de IU Andalucía, que le da algo de seriedad a la coalición formada con Podemos, a la que han puesto Adelante Andalucía y donde Izquierda Unida se hace día a día el harakiri.
A pesar de que han hecho poco ruido durante estas semanas, las encuestas anuncian que subirán a costa del PSOE. Durante los últimos días, viendo que había que apretar los dientes, se trajeron a Pablo Iglesias y a Alberto Garzón a un multitudinario mitin en Sevilla y a otro en Málaga. Habrá que ver si se ponen de acuerdo con Susana, en el territorio español donde el PSOE está más alejado de Podemos.
Los de VOX han protagonizado uno de los momentos más ridículos de la campaña. Santiago Abascal a caballo, y cierra España, con la música del Señor de los anillos en un inenarrable vídeo en el que, escoltado por otros jinetes, llamaba a iniciar una supuesta reconquista desde Andalucía. La idea fue, por lo visto, de Morante de la Puebla, el torero que se ha convertido en el mayor apoyo mediático del partido junto al padre de Marta del Castillo.
A pesar de lo ridículo del vídeo, y de los escalofríos al recordar vagamente a “la gesta” de los caballistas que narrase Chaves Nogales en “A sangre y fuego”, llegaron a reunir a varios miles de personas en un mitin celebrado en la Plaza de la Marina de Málaga, helando la sangre de algunos. Pueden entrar en el Parlamento con hasta cuatro diputados, con la posibilidad de convertirse en jueces inesperados de la contienda.
La Reconquista comenzará en tierras andaluzas, @Santi_ABASCAL 🇪🇸 #AndalucíaPorEspaña pic.twitter.com/T0jaGS7kRO
— VOX Noticias 🇪🇸 (@voxnoticias_es) 12 de noviembre de 2018
Lo único claro es que es que el PSOE ganará, pero perdiendo bastantes diputados, que Ciudadanos crece, y mucho, y que VOX dará la campanada. Tras multitud de encuestas, algunas contradictorias, quedará la sorpresa del segundo, tercer y cuarto puesto, donde el PP gravita entre perder, una vez más, con cierta dignidad, o hacer el ridículo más grande de su historia. Los números, tras el domingo, dejarán abierto un panorama complicado, de pactos obligados. O Susana se reconcilia con Podemos, o con Ciudadanos si vuelven a olvidarse de todo lo prometido durante esta campaña, o al Partido Popular le salen las cuentas junto a Ciudadanos y a VOX. Tras las futuras negociaciones, la sombra del desgobierno y de la repetición de elecciones.