La primera vuelta al mundo

“Es una lastima que un país como España, con tantísimos kilómetros de costa y un clima tan bueno, sigamos viviendo de espaldas al mar, cuando es un medio tan importante para nuestro futuro y ha tenido tantísima influencia en nuestra historia”. Esta afirmación proviene de uno de los navegantes oceánicos más destacados de la actualidad, Alex Pella (Barcelona, 1972), el marino más rápido en dar la vuelta al mundo (40 días, 23 horas, 30 minutos y 30 segundos) y cobra especial relevancia en estos días de agosto, cuando se cumplen exactamente 499 años del inicio de la expedición marítima que completó la primera vuelta al mundo y marcó el inicio de la globalización.

Tal día como hoy, un caluroso 10 de agosto, comenzó a escribirse el primer capítulo de aquella aventura, una hazaña increíble que comenzó con una flota de cinco navíos partiendo del puerto de Sevilla y descendiendo el Guadalquivir hasta Sanlúcar de Barrameda, donde se acabaría de pertrechar las naves antes de zarpar el 20 de septiembre de 1519. En busca de las islas del las especias en Asia y apoyados en la hipótesis de que la tierra era redonda, navegarían hacia el Oeste, siguiendo el caminar del sol. Estaban dispuestos a encontrar un paso en el continente americano que les permitiera llegar al Océano Pacífico y de allí a las islas Molucas, ricas en especias, el oro de aquella época.

La expedición arrancó con 237 hombres y cinco naves (Trinidad, Santiago, Concepción, San Antonio y la Nao Victoria) en 1519. Tres años más tarde, en septiembre de 1522, regresarían a Sevilla tan solo 18 supervivientes bajo el mando de Juan Sebastián Elcano. Habían dado la vuelta al mundo y el marino de Getaria se ganó así un escudo de armas con la leyenda “Primus Circumdetisti Me”.

La arriesgada empresa fue rentable en términos económicos por sí sola, ya que, a pesar de todas las vicisitudes sufridas, se estima que se obtuvo una Tasa Interna de Retorno (TIR) del 1,75%, gracias a las toneladas de clavo, nuez moscada y otras especias que llegaron a España en la Nao Victoria. Sin embargo, lo realmente importante es que, en términos sociales, aquel gran viaje transformó la humanidad para siempre, al constatar que solo había un género humano sobre la faz de la tierra y al establecer las rutas marítimas que marcaron la economía mundial durante los tres siglos siguientes.

En aquellos días España era líder tecnológico mundial y competía el liderazgo geopolítico, íntimamente ligado con el comercio marítimo, con la vecina Portugal. En la España de 1519, navegantes, cartógrafos y marinos, con el soporte decidido de sus gobernantes y con una de las mejores flotas del mundo, abrió las principales rutas marítimas, transformando el comercio mundial para siempre.

El quinto centenario que se aproxima no debería convertirse en un ejercicio melancólico en el que cualquier tiempo pasado fue mejor. Todo lo contrario, debería erigirse como una efeméride especialísima para mostrar, explicar y difundir aquella hazaña. Inexplicablemente oculta, difuminada y superpuesta en el imaginario social por las hazañas de capitanes anglosajones, muchos de ellos piratas.

Una oportunidad que, según Alex Pella, tambien debe servir para devolver la mirada de la sociedad española hacia el mar, al que inexplicablemente seguimos dando la espalda. “En España no hay ni un sola rampa que de acceso publico al mar desde Fuenterrabía hasta Port Bou. Es inconcenbible que el mundo marino no este al nivel que corresponde en nuestra sociedad. En España tenemos estaciones de esquí, pero no marítimas donde todo se centre alrededor de la náutica».

Pella sabe de lo que habla, y aunque no tiene ningun escudo de armas -eso son cosas de otra epoca-, si lo tuviera, diría “Celerrimus Circumdedisti Me» (el más rápido en darme la vuelta). Lo consiguió el año pasado a bordo de un maxitrimarán oceánico junto con otros cinco hombres. Tardaron tan solo 40 días en completar la vuelta al mundo a vela más rápida de la historia, volando literalmente a velocidades que llegaron a alcanzar los 50 nudos (una hazaña deportiva de la que nos hicimos eco en Further).

Alex es un marino muy cotizado en Francia, cuna de la vela oceánica, fuera de España lo ha ganado casi todo: el trofeo Julio Verne -el récord de la vuelta al mundo, un evento creado en honor al celebre novelista francés-, la Route du Rhum -la regata del cruce del Atlántico en solitario-, la Transat Jaques Vabre -cruce del Atlántico en doble-, la Route du Thé -el récord de velocidad entre Hong Kong y Nueva York-, etc… Ahora quiere aprovechar la efeméride del quinto centenario con un nuevo proyecto para recordar la gran hazaña de 1519. Un proyecto deportivo, pero también divulgativo, que permita traer la historia al momento presente.

La de Magallanes y Elcano ha sido considerada por muchos historiadores de todo el mundo como la mayor hazaña de la humanidad. Tan solo falta un año para el quinientos aniversario del inicio de aquel viaje.

Las posibilidades que hoy ofrecen la tecnología, los medios de comunicación, los barcos actuales, combinados con el talento de uno de nuestros mejores deportistas y marinos, nos hacen pensar en nuevos récords alrededor del mundo. No para descubrir las islas de las especias, sino para descubrir muchos otros secretos que guarda el mar y para aumentar la concienciación de la sociedad sobre la importancia de cuidar un medio, el marino, que representa más del 70% de la superficie del planeta, y que ha esta sufriendo en los últimos 50 años las peores consecuencias de la globalización y del progreso de la especie humana.