Madrid no duerme, ni falta que hace: Carmena quiere una alcaldía de la noche
Un total de 40 ciudades en todo el mundo cuentan ya con la figura del alcalde de la noche, Madrid podría ser la primera en implementarla en España
Madrid no duerme. O tal vez quienes no duermen son algunos de los madrileños, especialmente los residentes en el distrito Centro. Que la actividad nocturna en la capital es frenética es innegable, por lo que luchar contra ella –un sector que deja en la ciudad millones de euros cada año– es absurdo. Por eso Más Madrid, la formación con la que Manuela Carmena se presenta a las elecciones municipales del 26M, presentó el pasado martes una iniciativa pionera en España: la Alcaldía de la Noche.
El lugar escogido para el acto no es cualquiera: la conocida como Plaza de la Luna, en el corazón de un barrio, Malasaña, que es insignia de vida nocturna en la capital. Acompañada por Lorena Castell, propietaria de un local en ese mismo barrio de Malasaña; Lutz Leichsenring, alcalde de la noche de Berlín; Jorge Sanza, promotor de la iniciativa en España; y Mar Barberán, comisionada de Malasaña, Carmena aseguró que no quiere un ayuntamiento “que duerma”, quiere un “ayuntamiento despierto”. Consciente de los problemas que puede llegar a generar el ocio nocturno, la alcaldesa afirmó con rotundidad que «la fiesta nunca puede estar ligada a vulnerar las normas cívicas«. Para ello, y con el ánimo de garantizar un movimiento cultural a potenciar, lo tiene claro: Madrid necesita a una alcaldesa de la noche.
Esta figura existe ya en 40 ciudades del mundo, algunas tan emblemáticas como Berlín o Ámsterdam, donde ha resultado muy positiva para la convivencia entre vecinos, locales y público. Leichsenring da una cifra: en Berlín han logrado rebajar las incidencias de botellón y suciedad en un 40% desde la implementación de este alcalde nocturno. Si Más Madrid se hiciera con la alcaldía, como auguran varias encuestas, la capital sería la primera ciudad española en tener una alcaldía de la noche.
Principales medidas para regenerar la cultura nocturna madrileña
Hablamos con Jorge Sanza, fundador de la plataforma Nix y que ha viajado por medio mundo conociendo de primera mano la labor de los alcaldes de la noche. Él asegura que el ocio nocturno está “estigmatizado”: la noche es “mucho más” que “alcohol, drogas y peleas”, nos dice. “Abogamos por una noche más cultural, no tan mercantilista”, apunta. Aunque reconoce que el empresario de la noche está “en su derecho” de buscar “el mayor beneficio posible” vendiendo alcohol, él aboga por la creación de este tipo de instituciones y figuras públicas como la que acaban de presentar para dotar de un mayor valor cultural a la vida nocturna de la ciudad.
Entre las principales medidas que ve aplicables en Madrid, Sanza detalla la apertura durante 24 horas del metro –al menos de dos líneas, una de norte a sur y otra de este a oeste– los fines de semana o la creación de educadores sociales que conciencien sobre un consumo responsable sin intención punitiva –las multas no han servido para mucho, defiende– o la apertura de espacios nocturnos como gimnasios o centros culturales para que los más jóvenes tengan alternativas a los botellones donde “hacer comunidad”.
Jorge Sanza contempla también la descentralización del ocio nocturno, esto es, sacar las zonas de fiesta del distrito Centro, especialmente de Malasaña y Chueca, y repartirlo por otras zonas más periféricas. Con ese ánimo, Sanza propone ceder flexibilizar el horario de apertura y cierre de los locales, como se viene realizando en Ámsterdam o Berlín. Para el centro también se contempla extender el horario de apertura de los locales, por ejemplo hasta las ocho de la mañana. ¿En qué podría beneficiar esta extensión del horario? Es sencillo: al flexibilizar la hora de entrada y salida, no se aglutinarían tantas personas en la calle al cerrar el bar o la discoteca, por lo que bajarían el ruido y la conflictividad.
Según datos de la propia formación de Carmena, el ocio nocturno representa el 1,8% del PIB nacional y emplea a más de 300.000 personas. Cuidarlo no debería ser una cuestión partidista, sino social y en pos de la convivencia entre todos –vecinos, locales, instituciones– también en la oscuridad de la noche.
