Woody Allen se redime en sus memorias de las acusaciones "falsas" de Mia Farrow
El cineasta repasa en ‘A propósito de nada’ su vida y obra, carga contra Mia Farrow y lamenta que nunca creyeran en su palabra cuando no había pruebas para lo contrario
Woody Allen ha tardado años en conseguir una editorial para sus memorias y han sido constantes los obstáculos, hasta el último de los días, para que lleguen al mercado. Si al principio era él quien rechazaba las ofertas, después fue el #MeToo quien impidió que llegaran —el movimiento respaldó las acusaciones de Mia Farrow nunca comprobadas y siempre desmentidas por el cineasta de haber abusado sexualmente de su hija Dylan—. En A propósito de nada, que ha publicado esta misma semana por sorpresa la editorial Arcade Publishing tras la marcha atrás de Hachette en Estados Unidos —los empleados se amotinaron para impedir su publicación—, el autor de Hannah y sus hermanas lamenta que su nombre haya quedado manchado, pero le tranquiliza pensar que no existe la vida eterna.
La biografía, que llegará en mayo a España de la mano de Alianza, repasa los momentos fundamentales de su vida, la historia de amor con Diane Keaton y la historia de pasión con dos de sus hermanas —de Diane, claro—, el maltrato psicológico al que lo sometió Mia Farrow —tanto a él como a sus hijos—, el maltrato al que lo somete la opinión pública —sin opción para la defensa—, el verdadero motivo por el que Timothée Chalamet le dio la espalda tras rodar Día de lluvia en Nueva York: para hacer brillar su imagen mediática, para acercar sus manos al Oscar.
Woody Allen se sigue preguntando por qué el #MeToo nunca ha creído en sus palabras, dada la falta de consistencia de las acusaciones, y sí a pies juntillas en la versión de Mia Farrow: «Me sorprende que un hombre como yo, que ha prestado tanta atención a los personajes femeninos en toda mi carrera, sea atacado con tanta furia por los talibanes del #MeToo». Hasta Hillary Clinton rechazó una donación de 50.000 dólares del escritor de Cuentos sin plumas para su campaña.
El libro contiene igualmente algunas confesiones literarias —como no haber leído nunca el Quijote, Ulises o 1984—, algunas modestias exageradas —dice que morirá sin haber rodado una obra maestra, cuando Annie Hall es una de las películas más grandes de la historia— y el reconocimiento en Cecilia, interpretada por Mia Farrow en La rosa púrpura de El Cairo, como el personaje más afín que haya escrito.