Italia cierra el caso de Mario Biondo, marido de Raquel Sánchez Silva: «Fue asesinado»
El marido de la presentadora apareció muerto en su domicilio hace nueve años y su familia siempre defendió que no se había suicidado
Raquel Sánchez Silva y Mario Biondo el día de su boda en Italia | Contacto
Han pasado nueve años de la muerte del marido de Raquel Sánchez Silva, y no ha sido hasta ahora cuando el juez de Palermo encargado del caso ha dictaminado que Mario Biondo no se suicidó, sino que fue asesinado «por manos desconocidas y posteriormente colocado en una posición que simula un suicidio». Una conclusión que le da la razón a la familia del cámara, que ha defendido esta teoría desde que conocieron la noticia la muerte de su hijo.
Pero la felicidad de los Biondo no está completa, y es que la justicia italiana ha decidido archivar el caso, por «evidentes limitaciones procesales». Es decir, el paso del tiempo imposibilita ahora el poder investigar y poner nombre a quien supuestamente acabó con la vida del marido de la presentadora Raquel Sánchez Silva.
La sentencia indica que el proceso de instrucción debería haberse llevado a cabo en nuestro país desde el momento que se descubrió su cadáver en su domicilio conyugal. Y da un tirón de orejas a la justicia española haciendo una clara alusión a la comunicadora extremeña: «Las contradicciones contenidas en las declaraciones de la viuda de Biondo deberían haber inducido a los investigadores españoles a realizar escuchas telefónicas para determinar la verdad de los hechos».
Mario Biondo muere el 30 de mayo de 2013
El jueves 30 de mayo de 2013, la empleada del hogar del matrimonio formado por Raquel Sánchez Silva y Mario Biondo, encontraba el cuerpo sin vida del marido de la presentadora colgado de una estantería del salón del domicilio. La pareja estaba a punto de celebrar su primer aniversario de boda y ese día su felicidad terminó.
A partir de ahí la tristeza y la rabia se instalaron en las vidas de la familia del camarógrafo, a quien Raquel conoció trabajando en Supervivientes en el año 2011. El flechazo fue instantáneo y el 22 de junio de 2012 contrajeron matrimonio en una romántica boda en la tierra natal del italiano.
Cuando se encontró el cuerpo de Biondo, Raquel Sánchez Silva estaba fuera de Madrid, y nada más conocer el trágico final de su marido viajó hasta la capital donde se la vio totalmente destrozada, de riguroso luto y muy arropada por los suyos, incluyendo a los compañeros del finado, que trabajaba en MasterChef.
El cuerpo de Mario se trasladó a Taormina, su ciudad natal, donde recibió sepultura en un entierro en el que el dolor mostró la cara más desconocida de la comunicadora. Muy emocionada y sin soltarse de la mano de su familia política, se despidió para siempre de su amor.
Solo unos días después, la familia Biondo mostraba la ruptura familiar que había supuesto la muerte de Mario. Raquel iba por un lado y ellos por otro. Algo que no ha cambiado a pesar del paso del tiempo.
Las polémicas que han rodeado el caso
Tampoco ha cambiado la manera en la que Raquel ha preferido vivir su dolor. La periodista escogió el silencio y no se ha pronunciado sobre nada que tuviera que ver con el caso de su marido, al menos no en público. Y eso que los ataques y las sospechas vertidas por los Biondo no han cesado.
Mientras Raquel rehacía su vida junto a Matías Dumont un año y medio después de enviudar, su familia política conseguía que se realizara una primera exhumación del cuerpo de Mario Biondo, tras denunciar supuestas incoherencias en la investigación realizada en España. Hubo dos exhumaciones y dos autopsias más, a petición siempre de sus padres.
La comunicadora, que volvió a ponerse al frente del reality de Telecinco, viajando a Honduras, tuvo que declarar a su vuelta a nuestro país, en junio de 2014. No cambió nada, su declaración en Italia fue la misma que la que había hecho cuando fue llamada a declarar por el juez español que llevó el caso y que determinó que Mario Biondo se había quitado la vida.
En marzo de 2015, Raquel Sánchez Silva llevó a sus suegros al juzgado, harta de sus descalificaciones tales como «viuda alegre», «mala persona» o «miserable». Un año después, y con la presentadora convertida en mamá, la justicia le dio la razón, condenando a los padres de Mario Biondo a pagar 3.000 euros por «daños morales» y a cumplir una condena de ocho días de arresto domiciliario.
