Íñigo Onieva hace las maletas y abandona la casa de Tamara Falcó tras su infidelidad
El empresario está en paradero desconocido desde que saltó el escándalo. Lo único que sabemos es que ya ha abandonado el piso de Tamara
Íñigo Onieva sigue desaparecido desde el pasado domingo 25 de septiembre, cuando, 48 horas después de negar su deslealtad a Tamara Falcó, asegurando que sus imágenes besando a una chica eran de 2019, entonaba el mea culpa y emitía un comunicado a través de sus redes sociales.
Desde entonces, nada se sabe del empresario. Ni dónde está, ni cómo ni con quién. Numerosos reporteros llevan apostados desde hace diez días a las puertas tanto del piso que compartía con la marquesa de Griñón como de la casa de la madre del ingeniero, Carolina Molas, pero nada.
Lo único que sabemos fehacientemente es que ya ha abandonado el piso que compartía con su exnovia.
Íñigo Onieva se marcha de casa de Tamara Falcó
Este martes, a media mañana, un camión de mudanzas ha llegado al piso en el que vivía la pareja en el madrileño barrio de Las Salesas y ha sacado todas las pertenencias del joven.
Una decena de cajas de tamaño mediano, numerosos portatrajes e incluso un llamativo casco de moto color amarillo flúor, que diferentes operarios han sacado del edificio y han trasladado, rápidamente, a la casa de Carolina Molas en la exclusiva urbanización de La Moraleja.
Un paso al frente por parte de Íñigo Onieva que llega días después de que Tamara Falcó le exigiese que sacase todas sus cosas del que fue hogar durante los dos años que duró su relación.
De vuelta a casa de su madre, que está sobrepasada
La ruptura no solo ha sido dramática para los dos miembros de la pareja, sino también para las familias de ambos, en especial para Carolina Molas, a quien los reporteros llevan asediando durante días.
Hace unos días, de hecho, la madre de Íñigo Onieva no pudo contener las lágrimas ante la prensa, a la que pidió que por favor la dejasen en paz, asegurando que no iba a hacer declaraciones sobre la vida privada de su hijo y pidiendo que por favor se la dejase al margen de la ruptura.
Poco después, trascendía que Carolina había puesto tierra de por medio y se había ido de viaje para huir de las cámaras que se han convertido en una constante a las puertas de la casa familiar, intentando captar la primera imagen del ingeniero tras el escándalo.
De regreso en Madrid, la madre de Íñigo Onieva, sobrepasada pero más tranquila que hace unos días, hizo otra desesperada petición a la prensa cuando le volvieron a preguntar por el escándalo. «No me saquéis, por favor, no me saquéis», rogó, cabizbaja.
