La nueva (y feliz) vida de la infanta Cristina: sin Urdangarin y sin verruga
Cristina de Borbón es una mujer completamente renovada desde su (no) separación de Iñaki Urdangarin y así lo demuestran sus últimas apariciones
Se puede decir sin miedo a la equivocación que la infanta Cristina ha pasado páginas tras el cataclismo sentimental que le tocó vivir. No es fácil asimilar una deslealtad por parte de la persona con la que se comparte un proyecto de vida y quizá sea más complicado de digerir cuando se es consciente de que ha sido con una compañera de trabajo. Pero Iñaki Urdangarin lo tuvo claro, se había enamorado de Ainhoa Armentia y no había marcha atrás.
Esto sucedió a comienzos del 2022. Ahora, un año después de aquellas polémicas (e históricas) imágenes de los tortolitos paseando de la mano por Bidart, la hermana de Felipe VI es una mujer nueva. No ha necesitado divorciarse de su marido para rehacer su vida –en solitario- pese a que durante meses hubo reuniones entre ellos con el fin de llegar a un acuerdo, sobre todo en lo que a sus cuatro hijos se refiere.
Este pasado jueves hemos vuelto a ser testigos de la flamante infanta Cristina, durante el acto de ingreso de Vargas Llosa en la Academia Francesa. Un evento que se ha celebrado en París y al que ha viajado para apoyar al ex de Isabel Preysler y en el que también se ha reencontrado con su padre.
El cambio físico de la infanta Cristina
Sería necio negar los baches y malos momentos que la hija de Juan Carlos I atravesó durante el proceso de aceptación de la realidad. Sin embargo, hubo un punto de inflexión en forma de fecha. Fue el pasado mes de junio cuando la infanta Cristina protagonizó una reaparición de la que se habló mucho, en la boda de Mafalda de Bulgaria, hija de sus grandes amigos Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal.
Allí se vio su imagen más sonriente y vivaz, enfundada en un vestido lleno de colores con estampado de rayas verticales y largo hasta la pantorrilla, que incluso dejaba ver parte de su pierna. El gesto de llevar su melena al viento y unas gafas de sol plasmaban cierta sobriedad en su esencia.
Fue el primer síntoma de recuperación que nos dejó la todavía mujer de Iñaki Urdangarin. Mientras se sucedían las noticias de sus encuentros en Barcelona (nunca se llegó a conocer que acordaron) y el exdeportista besaba a Ainhoa Armentia con la pasión y el frenesí de un quinceañero, Cristina daba pasitos en su recuperación.
Otro momento clave para la infanta Cristina llegó al decidir que había llegado el momento de mejorar su imagen, de corregir pequeños defectos que le impedían sentirse bien consigo misma. Así, se operó de cataratas y presbicia en la Clínica Teknon de la Ciudad Condal. Según dijo su entorno más cercano a Lecturas, su objetivo era «dejar atrás su peor época, la de una mujer solitaria, con mascarilla y gafas de lectura».
Adiós a su icónica verruga
Corregir su vista ha sido un gran cambio en su vida, pero ni mucho menos el único. Todavía quedaba otro paso por quirófano con el que deshacerse de uno de sus rasgos más identificativos. Hablamos de la famosa verruga que tenía cerca de la nariz. Quien la conoce declara que no veía algunas fotografías suyas en las revistas del corazón y no quedaba nada satisfecha con su imagen. Acción y reacción.
El hecho de ver cómo poco a poco ha ido buscando dar su mejor versión, ha implementado looks más coloridos, nuevos peinados y una actitud más sonriente, evidencian que ha dejado atrás los peores momentos.
El pasado mes de octubre fuimos testigos de esto gracias a su viaje solidario a Cuzco, donde la infanta Cristina participó en una iniciativa de World Vision Perú, Codespay Cite Textil y Fundación La Caixa, donde ella ejerce como directora del Área Internacional. Atrás habían quedado fotografías de la infanta paseando cabizbaja, como sin rumbo fijo.
Mientras tanto, Iñaki Urdangarin también vive su renovada vida, pero en las antípodas de la infanta Cristina. El exduque de Palma está enfocado en su edulcorada historia de amor con Ainhoa Armentia, aunque cada vez perdiendo más privilegios, tal y como te contamos en THE OBJECTIVE.