Begoña Villacís y Albert Rivera, cita para dos en una terraza de Madrid
Los excompañeros de Ciudadanos compartieron una agradable velada en un conocido local de la capital
Begoña Villacís poco a poco va recuperando la normalidad. La exvicealcaldesa de Madrid sufrió la dura pérdida de su hermano pequeño, Borja, tras ser tiroteado a las afueras de Madrid el pasado 4 de junio. Desde entonces, se ha mantenido en un discreto segundo plano, refugiándose en su familia y en sus seres queridos.
Una de las personas que forma parte de este círculo íntimo de Villacís es Albert Rivera. Ambos forjaron una gran amistad durante su paso por Ciudadanos, y a día de hoy siguen muy unidos. De hecho, es habitual verlos juntos de vez en cuando por las calles de Madrid tomando algo, como ha sucedido este mes de junio.
Begoña Villacís y Albert Rivera comparten confidencias en una terraza madrileña
Hace menos de un mes, la vida de Begoña Villacís sufrió un duro revés por la muerte de su hermano, y apenas una semana después, ella buscaba refugio en uno de sus mejores amigos, Albert Rivera. Ambos fueron fotografiados el pasado 12 de junio en un conocido restaurante de la capital. Las fotos, de la agencia Gtres, han salido a la luz ahora.
El encuentro entre los excompañeros del partido naranja se alargó hasta la madrugada. Primero estuvieron tomando algo en la terraza, donde se les vio muy animados. Más tarde, pasaron al interior, donde pudieron seguir con la velada de una forma más discreta y a salvo de miradas (y cámaras) ajenas.
Tras la cena, ambos se marcharon a sus respectivos domicilios, seguramente contentos por el momento compartido.
Superando la muerte de su hermano
Como decíamos, desde el fallecimiento de Borja, Villacís está en apartada del foco mediático. Lo último que sabíamos de ella lo publicó ella misma en su Instagram hace dos semanas:
«Cada vez que alguien me preguntaba cómo afrontaba alguna adversidad respondía con tranquilidad que a mí la vida todavía no me había tocado. Hasta el pasado martes, el martes la vida por fin me tocó, me atravesó. Cinco días y sigue siendo igual de irreal. Cada abrazo espontáneo que recibo por la calle confirma. ‘No quiero molestar’, empezáis diciéndome. No lo hacéis, reconforta tanto que alguien se pare a transmitirme su pesar y su cariño, conmueve y vence mi incredulidad. Me duele la cabeza de tanto llorar y apretar los dientes», comenzaba la expolítica.
«No he querido leer una sola noticia, la gente que me quiere me dice que no lo haga, que no me hará bien. Quizás entendáis ahora por qué siento una aversión tan intensa y visceral por los extremos, viene de lejos. Pero Borja siempre será mi hermano pequeño, y yo seré siempre su hermana mayor. La que le cuidó lo mejor que supo, junto con los mejores padres que uno puede llegar a tener, y a la que siempre quiso compensar con sentidos gestos, grandes abrazos, y cariñosos besos. No era de esos chicos que no sabían expresar. A veces hacía de hermano mayor», seguía.
«Y a veces me volvía y otras se me iba, pero siempre sentí su amor incondicional, nunca hubiese permitido que una mañana me tocase pedir a nuestros padres que se sentasen, que tenía algo que decirles el peor día de nuestras vidas. No hemos querido compartir nuestro duelo, solo estuvimos los suyos, la familia. Gracias por, aun así, estar presente. Ante el dolor nos deshacemos de ropajes, nos quedamos tal cual somos. (…) Tengo, la verdad, mucho que agradecer, miles de mensajes que iré contestando, personas que se conjuran para ayudar a una familia devastada».