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Moldavia, la protagonista inesperada del conflicto de Ucrania

Los ataques en la región separatista de Trasnistria han provocado preocupación en Ucrania y la UE, aunque en Chisinau descartan por ahora la intervención rusa

Moldavia, la protagonista inesperada del conflicto de Ucrania

Agentes encargados de hacer cumplir la ley revisan autos en un puesto de control en las afueras de Tiraspol. | Vladislav Bachev (Reuters)

La invasión de Ucrania sigue su curso. El Ejército ruso mantiene su ofensiva en el este y sur del país, así como el sitio a la planta siderúrgica de Azovstal, en la portuaria ciudad de Mariúpol, que tiene casi controlada. Además, las bombas que cayeron este miércoles sobre Kiev mientras el secretario general de la ONU, António Guterres, visitaba la zona, demuestran que aunque el conflicto se haya desplazado al este, la situación sigue sin ser ni mucho menos segura en todo el territorio ucraniano. Pero, en la última semana, un protagonista inesperado ha surgido fuera de las fronteras actuales de la guerra: Moldavia.

Este pequeño país, situado entre Rumanía, el mar Negro y Ucrania, no solo comparte una importante frontera con un territorio en guerra. También tiene, desde 1992, una franja del territorio que a pesar de estar reconocido internacionalmente como moldavo, está bajo el control de facto de un gobierno separatista apoyado por Moscú. Se trata de Transnistria, una franja situada en la orilla oriental del río Dniéster que funciona casi como una «república» soviética y tiene incluso un destacamento ruso permanentemente en su interior.

En los últimos días, las autoridades locales prorrusas en Transnistria han denunciado ataques, que muchos expertos atribuyen a operaciones de «falsa bandera» y que Ucrania ha descrito como una excusa para justificar la entrada en la guerra. También Rusia ha expresado su preocupación por la situación en este territorio moldavo separatista y ve los últimos incidentes en esa región como un intento de arrastrarla al conflicto armado en Ucrania.

Una ofensiva desde Transnistria, donde Moscú tiene desplegadas tropas desde hace décadas, facilitaría la toma de la estratégica ciudad ucraniana de Odesa y la conexión de los territorios ya ocupados en el sur de Ucrania con las regiones ya controladas por Rusia en el este del país. De hecho, Ucrania ha reforzado su presencia militar en la frontera.

Uno de los grandes motivos por los que Moldavia y sobre todo la región de Transnistria podrían significar un nuevo ‘frente’ en la guerra de Ucrania es que ahí se encuentra el mayor arsenal de la Guerra Fría. El depósito de armas de Kolbasna, situado junto a la frontera con Ucrania y erigido en la década de 1940, fue llenándose durante los años 90 de las municiones y armamento que traían consigo las fuerzas soviéticas al retirarse de Alemania oriental, Polonia y otros países del antiguo bloque comunista.

Aunque se calcula que más de la mitad del material está obsoleto, hablamos de unas 20.000 toneladas de armas y municiones que podrían ser visto por ambos contendientes como un jugoso botín de guerra.

Chisinau descarta ataques «en la orilla derecha del Dniéster»

A pesar de estas acusaciones cruzadas, desde Moldavia consideran que el riesgo es, por el momento, mínimo. El Gobierno moldavo insiste en que no tiene constancia de que Rusia esté preparando un ataque inminente, y en la capital, Chisinau, no hay despliegues ni medidas de seguridad excepcionales, ni restricciones en la vida pública.

«Según nuestro análisis no hay ningún riesgo inminente, al menos para los ciudadanos de la orilla derecha del Dniéster», ha asegurado este jueves la presidenta de Moldavia, la europeísta Maia Sandu, en alusión al río que divide Moldavia de Transnistria. De hecho, solo el elevado número de refugiados ucranianos en las calles recuerda que algo extraordinario está ocurriendo en la zona. Aún así, Bruselas no se fía, y en la última semana ha multiplicado los contactos con Chisinau para evitar cualquier posibilidad de que se extienda el conflicto.

Solidaridad europea y española

Este mismo viernes, la Unión Europea (UE) ha reafirmado su «solidaridad» con Moldavia y ha pedido los responsables de los incidentes registrados en la región de Transnistria en los últimos días que eviten la «desestabilización» de la situación. «La Unión Europea hace un llamamiento a los actores responsables para evitar la desestabilización de la situación«, ha asegurado en un comunicado el alto representante para la Política Exterior de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell.

España ha sido de hecho uno de los países más implicados en esta «solidaridad». El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha trasladado este viernes a su homólogo de Moldavia, Nicu Popescu, «el apoyo y la solidaridad de España y hemos cambiado impresiones sobre la situación en su país», según ha escrito el propio Albares en su cuenta de Twitter.

Es más, esta llamada telefónica se produce después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pospusiera apenas 24 horas antes el viaje que iba a realizar el jueves a Moldavia, donde tenía previsto reunirse con la primera ministra, Natalia Gavrilita, y con la presidenta, Maia Sandu, además de visitar un centro de refugiados ucranianos en Chisinau.

Posible ingreso en la UE

Pero más allá de estas muestras de solidaridad, la señal más importante de la creciente importancia de Moldavia en el conflicto de Ucrania la dio la Comisión Europea este miércoles, cuando insistió en que los Estados miembro abran las negociaciones de adhesión con Chisinau antes del verano. Un movimiento claramente motivado por la guerra, como ha admitido el comisario de Ampliación, Oliver Varhelyi, que considera que el conflicto «hace que pongamos más esfuerzo en ello».

Por el momento, según ha explicado Borrell, Bruselas está proporcionando «ayuda integral» a Moldavia para «abordar el impacto de la agresión de Rusia contra Ucrania» y «hacer frente a los desafíos inmediatos de la afluencia de refugiados». Además, ha «intensificado su apoyo a medio plazo para fortalecer la resiliencia general de Moldavia».

En cualquier caso, a corto plazo la tensión en Transnistria va a seguir siendo un grave problema para Moldavia, uno de los países más pobres y peor armados de Europa. Rusia lo desestabiliza constantemente a través de los medios en ruso y de las fuerzas políticas prorrusas que apoyan la invasión de Ucrania: el expresidente del país y actual líder de la oposición, Igor Dodón, o el alcalde de Chisinau, Ion Ceban, no han dudado en mostrar su simpatía por Vladimir Putin.

Y es que, más allá de la autoría y las motivaciones de los ataques en Transnistria, una idea despierta un consenso casi universal en Moldavia, a pesar de la «tranquilidad» del Gobierno: la caída de Odesa podría traducirse en una escalada del conflicto que los inmiscuyera de lleno. Y es que, si Rusia se hace con esta histórica ciudad, llegaría hasta la frontera del país y habría muchísimas posibilidades de que la región separatista se incorporara a los territorios ocupados por el Kremlin en Ucrania, lo que tendría funestas consecuencias para toda Moldavia.

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