Así salvó un militar con un dron a una familia ucraniana aislada por la inundación
Santa, como se hace llamar el militar, voló varias veces el dron de un lado a otro, entregando alimentos y un emotivo mensaje pegado a una botella de plástico
Desde el ático de una casa de tres pisos, Kateryna Krupich y sus dos hijos vieron preocupados cómo subía el agua, sumergiendo todo a su paso, tras la destrucción de la represa de Kajovka. Hasta que un dron les dejó un mensaje. La familia permaneció casi 24 horas sin comida ni agua potable bajo el tejado de una casa, en una isla gravemente inundada cerca de la ciudad de Oleshky, ocupada por Rusia.
Cuando se estaban quedando sin esperanzas, oyeron el zumbido de un dron. Krupich, de 40 años, se dio cuenta que el artefacto era ucraniano.Desesperada, se asomó a la ventana y levantó ambas manos en señal de oración. «Les enseñé que éramos tres y que no teníamos nada que comer ni beber», recuerda a la AFP. «Por favor ayuden», pidió.
El dron voló varias veces de un lado a otro, entregando alimentos y un mensaje pegado a una botella de plástico. «Aguanten. Que no cunda el pánico. Serán evacuados. Santa», decía la nota.
Krupich se echó a llorar cuando leyó el mensaje. «Es lo que necesitábamos en ese momento», explica. «Decidí guardarlo para recordar lo que pasamos», cuenta en la ciudad de Jersón tras su evacuación, junto a su hijo de 12 años y su hija de ocho.
«Vi huir a los rusos»
La familia fue rescatada por un equipo ucraniano el miércoles por la noche. Y el video, donde se ve a Krupich pedir ayuda, se volvió viral en las redes sociales del país, devastado por la guerra.
Krupich y sus hijos vivían bajo ocupación rusa desde hace más de un año. En la pequeña isla de Chaika, sólo quedaban una docena de personas. «Vivimos todos estos meses aislados de todos», contó la madre. «Pescábamos y comíamos las provisiones que los vecinos nos permitían tomar de sus casas».
Cuando la represa de Kajovka, controlada por los rusos, fue destruida el martes, la isla empezó a inundarse rápidamente. Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente de la destrucción. Aunque las autoridades de Kiev se apresuraron en lanzar operaciones de rescate, muchos ucranianos que viven en territorios ocupados por los rusos afirman que fueron dejados atrás.
«El día que volaron la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka, vi huir a los rusos», dijo Krupich, que recordó el miedo que sintió al ver cómo el agua crecía cada vez más rápido. «Diez centímetros cada media hora. Luego otros 10 centímetros, luego otros 10 centímetros», contó.
El agua les llegaba a los tobillos. Después a las rodillas. Y poco a poco, las casas de la isla iban desapareciendo, con la riada arrastrando residuos y escombros. Ante la peligrosa situación, decidieron resguardarse en el ático de un edificio vecino.
«Ángel de la guarda»
La familia de Krupich fue rescatada por un miembro de la guardia fronteriza de Ucrania de 31 años. Los encontró con su dron. El hombre, que se identificó con el nombre de ‘Santa’, en alusión a Papá Noel, opera un dron comercial que usa con fines de vigilancia. Fue la primera vez que usó el artefacto aéreo para suministrar agua y comida, contó.
«La gente lo llama un dron para bodas», dijo. En tiempos de paz, este tipo de aviones no tripulados suelen usarse para captar imágenes desde el aire, añadió. «En tiempos de guerra, aprendimos a utilizarlo de forma un poco diferente. Sustituir una granada por una botella de agua no es un problema, pesan lo mismo», dice Santa, con la cara recubierta por un tejido negro.
Santa explicó que necesita permanecer en el anonimato debido a su trabajo, pero reveló que tiene barba, de ahí su apodo. Para Krupich y sus hijos, Santa es ahora su salvador, aunque no se le pueda ver la cara. «Es mi ángel de la guarda», sentenció la madre de dos hijos.