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Elecciones en EEUU, paz global amenazada en Israel, Ucrania... y Taiwán: así viene 2024

La proliferación de conflictos con eco global ha puesto fin a una época de relativa paz, y no se vaticina un apaciguamiento

Elecciones en EEUU, paz global amenazada en Israel, Ucrania… y Taiwán: así viene 2024

El expresidente de EEUU Donald Trump. | Zuma Press

Cuando la covid-19 colapsó los sistemas sanitarios a nivel global en 2020 y obligó a la población a encerrarse en casa para esquivar el contagio, se extendió en paralelo al virus una sensación de que habíamos gozado hasta ese momento de una normalidad que ya no retornaría. La crisis sanitaria, por fortuna, se esfumó al tiempo que llegaron unas vacunas desarrolladas en tiempo récord, pero el pronóstico de un tiempo nuevo resultó cierto, aunque no por efecto de ningún patógeno.

La proliferación de conflictos con eco global en los últimos años ha puesto fin a una época anterior de relativa paz, y nada hace pensar que este 2024 vaya a apaciguarse la situación a nivel internacional, sobre la que este artículo tratará de aportar algunas fechas y claves que lo condicionarán.

La invasión rusa de Ucrania, iniciada en febrero de 2022, y la guerra que libra Israel en Gaza tras los atentados de Hamás perpetrados en octubre de 2023, sin visos de un final próximo en ninguno de los dos casos, mantienen al mundo en un estado de intranquilidad permanente, debido a las resonancias globales de ambos conflictos y ante la posibilidad de una escalada de consecuencias imprevisibles, toda vez que hay potencias nucleares implicadas. La novedad este año es un factor que condicionará el rumbo de las dos contiendas, como son las elecciones en Estados Unidos el próximo 5 de noviembre.

En el caso de Asia, además de India, que irá a las urnas este año, es preciso anotar en el calendario la celebración de elecciones en Taiwán el próximo 13 de enero, que serán cruciales para la relación de la isla ‘rebelde’ con el gigante asiático y, por sus implicaciones, para la paz global. La reelección de los independentistas, que parten como favoritos frente a los partidos más afines a Pekín, podría darles pie a tomar alguna decisión sobre su soberanía que sea interpretada como una línea roja por el Gobierno de Xi Jingping y ello derive en un conflicto a gran escala en el que podría llegar a verse envuelto, en última instancia, Estados Unidos, toda vez que el principal punto de fricción en la relación bilateral entre las dos potencias pasa por ese enclave.

Por su parte, los comicios en el país norteamericano podrían suponer la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, que parte como favorito del Partido Republicano de cara a las primarias, si bien se da la circunstancia inédita de que tendrá que compaginar los mítines con sus citaciones ante la Justicia, que le investiga, entre otras causas, por su relación con el asalto al Capitolio en enero de 2021.

Por el momento, ya son dos Estados —Maine y Colorado— los que le han prohibido presentarse a las primarias en esas circunscripciones, al aplicar sobre él una cláusula de inhabilitación al considerar que participó en acciones de rebelión o insurrección, unos hechos sobre los que dirimirá en última instancia el Tribunal Supremo del país, de mayoría conservadora. En el bando demócrata parte como candidato favorito Joe Biden, que aspirará a la reelección a pesar de su desgaste durante la legislatura.

Una eventual victoria de Trump complicaría notablemente las cosas a Ucrania, debido al recelo entre los republicanos por mantener el flujo de ayuda millonaria a Ucrania, cuando está a punto de cumplirse el segundo aniversario de guerra contra Rusia. El actual mandatario, Joe Biden, se está topando ya con serias dificultades para mantener el envío de suministros militares al país debido al bloqueo que ejercen los republicanos en el Congreso.

Y lo cierto es que el conflicto de Ucrania, frustrada la gran ofensiva que anunció Kiev, ha derivado en una guerra de trincheras en la que las posiciones de ambos contendientes apenas han variado en los últimos meses. Vladimir Putin, cuyo Ejército domina la región este del país, alejó recientemente la posibilidad de una paz inminente al subrayar que solo pondría fin a su ‘operación especial’ cuando se logren todos sus objetivos, que pasan por derrocar al Gobierno de Volodímir Zelenski para ‘desanizificar’ Ucrania y establecer un Ejecutivo títere en el país.

La posición de Putin cabe interpretarse también en clave electoral, pues Rusia afronta elecciones presidenciales el próximo 17 de marzo, con el actual mandatario como principal favorito y aspirante a una victoria arrolladora, sin ninguna figura que remotamente pueda plantarle cara en un país donde la disidencia política es perseguida. Ucrania debería celebrar también comicios el próximo 31 de marzo, aunque están suspendidos sine die por la guerra, en un contexto en el que Zelenski empieza a acusar el desgaste tras tanto tiempo de conflicto y empiezan a surgir voces destacadas en el país que cuestionan su liderazgo.

En el caso de Israel, el otro gran conflicto abierto, la ola de solidaridad internacional surgida tras los atentados de Hamás ha ido mutando con el paso de los meses en un aumento de la presión internacional sobre el Gobierno de Benjamin Netanyahu, debido al sufrimiento infligido a la población civil de Gaza en el marco de su ofensiva contra Hamás en represalia por sus ataques. Esta circunstancia podría alterar el curso de la guerra, mientras persiste la incógnita de quién controlará en el futuro la Franja, toda vez que el Ejército hebreo se ha propuesto la disolución de Hamás, que es quien administra actualmente ese territorio. También surge el interrogante de en qué condiciones vivirán los gazatíes tras la devastación ocasionada por la guerra.

Aquí no podemos soslayar el papel de Irán, gran valedor de Hamás, que hasta el momento ha optado por actuar con prudencia y no desatar un conflicto a mayor escala en Oriente Medio, pero al que sus ‘alumnos aventajados’, bien sea el partido-milicia Hezbolá en Líbano, los hutíes de Yemen (que tratan de poner en jaque el comercio a través del Mar Rojo) o el propio Hamás podrían arrastrarle a adoptar una mayor implicación en algunos de estos focos de violencia y adoptar decisiones inesperadas. El régimen de los ayatolás celebrará elecciones parlamentarias el 1 de marzo.

El futuro de la identidad europea

En todo este tablero internacional jugará un papel relevante la Unión Europea, con especial énfasis en el caso de Ucrania, pues el club comunitario tendrá que decidir si mantiene su apoyo inquebrantable a Kiev (pese al veto de Hungría), más aún si EEUU opta por cortar el grifo de ayuda, en un año que se tornará clave para su futuro en tanto que vendrá marcado por la celebración de elecciones para la Eurocámara durante los próximos 6 y 9 de junio.

Estos comicios servirán para tomar el pulso a movimientos que podrían debilitar el proyecto europeo por su sesgo más identitario, como es el caso de los Hermanos de Italia, la formación Reagrupación Nacional de Francia o el partido Alternativa por Alemania. Dentro de Europa, celebrarán esto año elecciones presidenciales Finlandia (28 de enero), Portugal (10 de marzo) y Lituania (12 de mayo), y parlamentarias Bélgica (9 de junio).

Alcance del cambio en América del sur

Al otro lado del Atlántico, las miradas estarán también puestas en Argentina y su giro de 180 grados tras la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada. Mientras que su radical paquete de medidas orientado a la desregularización de la economía es visto por muchos analistas como el primer paso para devolver al país a la senda de la prosperidad tras el lastre de décadas de peronismo, otros ponen el énfasis en el sufrimiento que provocará en las clases más pobres, al tiempo que advierten sobre una deriva autoritaria en el país por medidas como la de retirar las ayudas sociales a los que participen en manifestaciones. Este 2024 será clave para empezar a dilucidar los efectos de estas nuevas políticas.

Otras citas destacadas en el mundo hispanoamericano en este próximo 2024 serán las elecciones en México el próximo 2 de junio y en Venezuela el 13 de octubre, en este último caso con la sombra de duda de si el chavismo será capaz de celebrar unas elecciones libres como se comprometió en un primer momento, y cuya promesa quedó empañada por el veto a la candidata opositora que resultó elegida en las primarias, María Corina Machado.

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