El ayuno intermitente ha sido el método más buscado en Google y seguido durante los últimos años. Los que lo siguen, dejan de comer durante determinadas horas al día (ejemplo, 16 horas seguidas de ayuno) y luego retoman sus platos con normalidad. De esta forma, reducen el consumo calórico total del día y aceleran el metabolismo y la quema de grasa, consiguiendo así adelgazar sin demasiado esfuerzo.
Tras el éxito de esta modalidad de ayuno, ha llegado su primo hermano: el ayuno sucio (o dirty fasting, en inglés, que suena mejor, para qué engañarnos), cuya popularidad está creciendo.
Analizamos de qué va este nuevo tipo de ayuno, cómo funciona, pros y contras y mucho más, en las siguientes líneas, en THE OBJECTIVE, como siempre.
El ayuno sucio para adelgazar
El ayuno sucio es una nueva modalidad que aparece casi a la vez que su alter ego, el ayuno limpio, que consiste en consumir bebidas con pocas calorías (como tés) durante las horas de restricción de alimentos. El sucio, por contra, consiste en comer determinados alimentos durante las horas de ayuno con pocas calorías y azúcar.
El objetivo sería alcanzar un estado de ayuno fisiológico o molecular, que se produce cuando nuestras células no se ven afectadas de la misma manera en que lo están durante un estado de «alimentación».
«Cuando estamos en ayunas, nuestra reserva de calorías y carbohidratos es baja, lo que hace que nuestro nivel de insulina baje. Como resultado, aumentan las hormonas glucagón y epinefrina, que desencadenan la liberación de grasa almacenada en las células. Parte de esa grasa viaja al hígado, donde se convierte en cetonas y se libera de nuevo al torrente sanguíneo. Estas cetonas se convierten en una fuente de energía para el cerebro, en lugar de la glucosa, su combustible común. Algunos argumentarían que si la glucosa y la insulina permanecen bajas y los niveles de cetonas permanecen elevados, se mantiene el ayuno fisiológico o molecular. Y este estado de ayuno se puede lograr potencialmente incluso con la ingesta limitada de calorías que permite el ayuno sucio», explica la nutricionista Cynthia Sass.
¿Cuáles son las reglas del ayuno sucio?
Vemos que el ayuno sucio consiste en poder consumir pocas calorías en las horas de no-alimentación. Pero ¿cuáles son sus reglas? Aunque hay cierto desconcierto al respecto, las normas básicas consisten en poder tomar bebidas con pocas calorías durante las horas de ayuno así como comer alimentos que tengan menos de 100 calorías. Otra regla que impera es que, si se va a comer, se dé prioridad a los alimentos con mucha grasa buena, ya que no elevan la insulina y, por tanto, no nos sacará de la cetosis. Debido a que aún no hay investigaciones realizadas en humanos sobre el ayuno sucio, no existen reglas fijas, y todo se basa en la teoría más que en los estudios.
¿Es efectivo para adelgazar?
La mayoría de las personas interesadas en el ayuno sucio buscan tener cierta flexibilidad para poder comer o beber algo con calorías durante el período de ayuno. Los defensores del ayuno sucio dicen que la flexibilidad les ayuda a mantenerse al día con su rutina de ayuno porque no están tan limitados ni tan hambrientos, lo que les lleva a no abandonar el proceso de adelgazamiento ni a devorar en la siguiente comida.
Un tipo de ayuno sucio sería el siguiente: una persona hace su última comida del día en la cena, a las 21 horas, y luego no vuelve a sentarse a comer hasta las 15 horas del día siguiente pero sí que se toma un café con leche desnatada en el desayuno. De esta forma, estaría semi-ayunando 18 horas exceptuando las calorías del café con leche, unas 50 kcal. De esta forma, puede aguantar perfectamente hasta la hora del almuerzo sin interrumpir su estado de cetosis o quema de grasa. Al final, como vemos, consiste simplemente en reducir el consumo calórico total del día, lo que nos llevará a perder peso.
Al ser un método nuevo, aún no hay investigaciones ni pautas básicas en las que nos podamos apoyar, pero si se hace de forma consciente y respetando las normas preliminares, podemos decir que el ayuno sucio serviría para adelgazar. De todas formas, si estás pensando en hacerlo y tienes dudas, consulta con tu médico o nutricionista, ya que cada uno somos un mundo.