La otra cara de los lácteos que no quieren que sepas (y su relación con enfermedades)
Se nos ha vendido hasta la saciedad que hemos de consumir tres lácteos al día, pero ¿por qué? Analizamos lo que dicen los expertos
Los lácteos son uno de los alimentos más comunes en los hogares. Siempre se ha dicho que es una pieza clave en toda dieta equilibrada y que es indispensable al desarrollo, tanto de las personas más jóvenes como de las más mayores. Esto se debe a que ayuda a fortalecer los huesos y a garantizar un correcto crecimiento, gracias a su contenido en fósforo, calcio y vitaminas A y B.
Sin embargo, una nueva investigación ha puesto todo esto en duda. El estudio, realizado por los científicos de CIBEROBN y la Unidad de Nutrición Humana de la URV-IISVP y publicado en la revista científica Molecular Nutrition and Food Research, ha relacionado un alto consumo de leche entera con una mayor tasa de deterioro cognitivo. Concretamente hace referencia a adultos con alto riesgo de enfermedades cardiovasculares, tal y como te contamos en THE OBJECTIVE.
Unos resultados que se suman a otras evidencias, como las estudiadas por Keith Woodford, profesor de agronomía en Lincoln University, Nueva Zelanda, quien considera que la leche podría desencadenar diabetes de tipo 1 y 2.
¿Y si los lácteos no son tan buenos como nos los quieren vender?
«La leche y los productos lácteos son la principal fuente de grasas saturadas en la dieta estadounidense y contribuyen a las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 y la enfermedad de Alzheimer. Los estudios también han relacionado los productos lácteos con un mayor riesgo de cáncer de mama, ovario y próstata», aseguran desde el Comité de Médicos, una organización sin ánimo de lucro de EEUU.
Las investigaciones muestran que «los productos lácteos tienen poco o ningún beneficio para la salud ósea. Según un análisis publicado en el British Medical Journal, la mayoría de los estudios no muestran ningún vínculo entre la ingesta de lácteos y huesos rotos o fracturas. (…) Otro estudio, realizado entre más de 96.000 personas, demostró que mientras más leche consumían los hombres en la adolescencia, más fracturas óseas experimentaban en la edad adulta», añaden los expertos.
Los lácteos y el cáncer de mama y de próstata
Otras muchas investigaciones, recogidas por el citado comité, han relacionado el alto contenido de grasa y las hormonas de la leche, el queso y otros productos lácteos con el cáncer de mama:
- Un estudio de 2017, financiado por el Instituto Nacional del Cáncer de EEUU, comparó las dietas de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama con aquellas sin esta enfermedad, y llegó a la conclusión de que aquellas que consumían más queso americano, cheddar y crema tenían un riesgo 53% mayor de cáncer de mama.
- El estudio Life After Cancer Epidemiology halló que, entre las mujeres previamente diagnosticadas con cáncer de mama, aquellas que consumían una o más porciones de productos lácteos altos en grasa (por ejemplo, queso, helado, leche entera…) diariamente tenían un 49% más de mortalidad por cáncer de mama, en comparación con los que consumen menos de la mitad de la porción diaria.
- La investigación financiada por el Instituto Nacional del Cáncer, los Institutos Nacionales de la Salud y el Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer descubrió que las mujeres que consumían de 1/4 a 1/3 de taza de leche de vaca al día tenían un 30% más de posibilidades de padecer cáncer de mama.
- El alto consumo de productos lácteos, incluida la leche entera y la baja en grasa, aumenta el riesgo de cáncer de próstata, según este metanálisis que analizó 32 estudios.
- Otra investigación halló que los hombres que consumían tres o más porciones de productos lácteos al día tenían un 141% más de riesgo de muerte por cáncer de próstata en comparación con los que consumían menos de una porción.
¿En serio los lácteos son tan malos para la salud?
Obviamente, también hay estudios que han demostrado las bondades de los lácteos para nuestra salud, pero lo cierto es que no son tan necesarios como nos los quieren vender. De hecho, «se recomienda un consumo máximo de dos lácteos al día», tal y como señala Aitor Sánchez, dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario, en su libro ¿Qué pasa con la nutrición? Los grandes debates sobre alimentación que necesitas aclarar (ed. Paidós), en el que se pregunta por qué en España hay tantas campañas a favor de los lácteos.
«Durante muchos años, el Gobierno de España ha financiado con fondos públicos campañas con lemas como ‘lácteos imprescindibles’ y, mientras las evidencias científicas más actuales limitaban su consumo a un máximo de dos al día, en España se promovía el mensaje de ‘como mínimo tres diarios’», asegura.
«En algunas regiones también se han promovido mensajes no basados en la evidencia científica. En Cataluña, por ejemplo, la fundación privada Obra Social La Caixa impulsó en 2019 una recogida masiva de leche bajo el lema ‘Ningún niño sin bigote’ para acercar este producto a los bancos de alimentos, que podrían haberse beneficiado de muchos otros productos más pertinentes para su población beneficiaria, tal y como recomiendan la Agencia de Salud pública de Cataluña y otras entidades como Cruz Roja catalana. Y eso no es todo: ¿por qué en España se recomiendan catorce veces más raciones de lácteos que de legumbres? ¿Por qué se ha vendido que es la base de la salud ósea, cuando en realidad hay factores más prioritarios?», se pregunta Sánchez.
Efectos de dejar de comer lácteos
- El tono y textura de tu piel pueden mejorar, ya que los productos lácteos se han relacionado con la producción excesiva de sebo, que puede obstruir los poros.
- Menos hinchazón y problemas digestivos. Si sueles tener problemas digestivos y experimentas hinchazón frecuente, entonces debes eliminar o limitar los productos lácteos.
- Puedes experimentar menos dolores de cabeza y migrañas. «Reducir el consumo de queso puede reducir los dolores de cabeza y las migrañas causados por los efectos de la tiramina que se encuentra en el queso», explica la Dra. Mya Bellinge a EatThis. La tiramina es un compuesto natural que se encuentra plantas y productos animales y, según las investigaciones, altas cantidades de tiramina en el cuerpo pueden desencadenar dolores de cabeza y migrañas en las personas.
- Puedes perder peso. Obviamente, dejar de comer productos lácteos grasos puede ayudarte a adelgazar, sobre todo el queso.
- Puedes reducir la inflamación, ya que los productos lácteos contienen muchos aditivos, conservantes y hormonas que pueden causarla.
- Puedes disminuir el riesgo de sufrir cáncer, ya que se ingiere menos caseína, una proteína que se encuentra en la leche y que puede estar relacionada con enfermedades, tal y como detallan las investigaciones, algunas ya nombradas en líneas superiores.
Pero necesitas calcio…
Obviamente, debes acudir a tu nutricionista o médico antes de tomar cualquier decisión que afecte a tu alimentación. Y una vez lo hayas hablado con el experto, conviene que, si reduces tu consumo de lácteos o los eliminas, lo contrarrestes con otros alimentos ricos en calcio, como:
- Soja y tofu
- Algas
- Semillas de amapola
- Sardinas
- Frutos secos
- Col rizada
- Espinacas
- Legumbres
- Calamares