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Los errores con el enjuague bucal más comunes y que hacen que sea ineficaz

Depende de cómo utilicemos estos colutorios podemos hacer que sus efectos beneficiosos pasen desapercibidos si cometemos estos fallos

Los errores con el enjuague bucal más comunes y que hacen que sea ineficaz

Un hombre y una mujer en el cuarto de baño | ©Freepik.

Pasa desapercibido el enjuague bucal, a veces llamado colutorio, en la higiene dental. Sin embargo, su concurso es fundamental para tener una boca sana. Es cierto que su uso no supone prescindir de otros elementos como el cepillado de dientes o el hilo dental, pero es complementario.

El problema, como otras veces que hemos hablado de salud dental en THE OBJECTIVE, es que nos acordamos tarde, mal o nunca de ciertos elementos. Por parafrasear a un aforismo clásico, sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Y en este caso suele ser el enjuague bucal el que pasa a mejor vida.

Suele suceder que lo usemos de manera puntual. O que no mantengamos una constancia, pretendiendo que por utilizar el colutorio un par de veces será suficiente. Como en tantos casos relacionados con la higiene dental, la clave está en que seamos regulares. Sin embargo, la regularidad a veces puede penalizarse, como veremos a continuación.

No por ser más regulares vamos a ser más eficaces si, por ejemplo, caemos en errores que son relativamente frecuentes con el colutorio. Además, no todos los colutorios son iguales ni están recomendados para el mismo tipo de bocas. Aún así, conviene saber que es un aliado de primera para frenar caries, gingivitis o periodontitis.

También es muy corriente que lo utilicemos simplemente para frenar la halitosis o mal aliento. No obstante, el uso del enjuague bucal aunque contribuye a reducir estos síntomas, lo cierto es que no es la única medida. Sobre todo porque el mal uso del colutorio no va a garantizar que este aliento desaparezca.

Los cuatro errores que cometes con el enjuague bucal

Los colutorios o enjuagues bucales no son otra cosa que soluciones con una base de agua que tienen, generalmente, una parte de alcohol y distintos ingredientes activos como el flúor o sus sales. En este caso, es habitual que un enjuague bucal se comercialice por sus virtudes protectoras, pero no todos tienen la misma función.

Además, hay ejemplos como los que tienen clorhexidina, que ofrecen propiedades antisépticas o antibacterianas. Sin embargo, no son los únicos agentes antibacterianos que suelen utilizarse. Lo que sucede también es que es habitual pensar que un enjuague bucal tiene como misión ‘barrer’ los restos de comida y no es así. O puede conseguirlo, al menos en parte, pero no es su función principal.

La clave está en que, habitualmente, los utilizamos para evitar la placa bacteriana, que se nutre de los restos de comida que hay en nuestros dientes. De hecho, es muy común que el enjuague no elimine estos restos, que debemos quitar con el cepillo, el hilo dental, los cepillos interproximales o el irrigador bucal.

Usarlo a destiempo

No hace falta utilizar el enjuague bucal muchas veces al día. De hecho, basta con que se utilice un par de veces porque más puede ser demasiado abrasivo con nuestra boca y dientes. En cualquier caso, siempre se recomienda que uno de los usos sea por la noche, antes de dormir, pues producimos menos saliva en este momento del día y es en esta ocasión cuanto más ataca la placa bacteriana.

Una mujer utilizando enjuague bucal
No se deben diluir los enjuagues bucales. ©Freepik.

Además, ese destiempo también supone un error si, por ejemplo, lo utilizamos demasiado seguido al cepillo de dientes. Tal y como explican desde la Clínica Odontológica Ferrus & Bratos, no se debe utilizar el enjuague justo después del cepillado, pues corremos el riesgo de eliminar los beneficios de la pasta de dientes.

Usarlo poco tiempo

No por utilizar el colutorio con mucha vehemencia vamos a mejorar su efecto. Lo que se debe hacer es utilizarlo al menos medio minuto, asegurándose de que pase bien por todos los rincones de la boca. Hacerlo muy rápido o muy fuerte, siempre y cuando apenas lo utilicemos ese medio minuto, hará que sea ineficaz.

Además, otro error relativamente frecuente en este caso es volver a enjuagarse después de su uso con agua. De esta manera vamos a eliminar las ventajas que el enjuague bucal tenía, así que descartemos esta práctica.

Diluirlo

Las formulaciones de los colutorios y de cualquier enjuague bucal están pensadas para actuar tal y como se venden. Si lo diluimos vamos a restar la eficacia para la que fue diseñada. De hecho, es también muy común que lo diluyamos porque los consideremos demasiado potentes para nuestra boca.

Si esto sucede, especialmente con el enjuague bucal que tenga virtud antiséptica, es porque son particularmente abrasivos y no son aptos para nuestra boca. Por este motivo, este tipo de enjuagues deben ser prescritos por el odontólogo o por el médico.

Usar el enjuague bucal junto al irrigador

Una chica joven sujeta enjuague bucal y cepillo de dientes
No es necesario usar el enjuague justo después del cepillo de dientes. ©Freepik.

Desde hace unos cuantos años conocemos las virtudes del irrigador, que elimina molestos restos de comida donde no suele llegar el cepillo interproximal o la seda dental. También a veces pasa que nos excedemos con su potencia y acaba dañando nuestras encías por un mal uso.

Sin embargo, lo que nos preocupa respecto al enjuague es que suceden dos cosas. Por un lado, que volvemos a diluir el enjuague y pierde facultades. Por el otro, que debido a la distinta densidad del enjuague y del agua, corremos el riesgo de que los conductos del irrigador se dañen y bloqueen, dejándolo inservible.

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