Beber agua caliente: los beneficios para la salud de una práctica muy oriental
Para mejorar nuestros catarros, favorecer nuestras digestiones o tener un mejor ánimo, esta forma de tomar agua nos puede venir bien
Puede que suene extraño el hecho de beber agua caliente o, cuando menos, agua tibia. Lo cierto es que esta forma de consumir agua, que puede ser simplemente para calmar la sed o para acompañar nuestras comidas, puede venirnos bien para nuestra salud.
Son varios los estudios que han avalado ciertos beneficios de beber agua caliente. Es cierto que por sí sola, beber agua —independientemente de su temperatura— nos va a venir bien, pero hay ciertos momentos en los que nuestro cuerpo pediría que el agua no esté fría.
Bajo ese prisma de un poder más refrescante, consumir agua fría no siempre es la mejor opción. Especialmente cuando comemos, como vamos a ver a continuación. Además, no nos referimos al consumo de agua caliente para la preparación de infusiones o caldos —aunque se puede tunear— sino simple y llanamente consumir agua.
También con una suerte de efecto placebo, algunos de los mitos de beber agua caliente tienen un contraste científico poco minucioso. Aun así, en ciertos momentos del día, tomar agua caliente (que no nos queme ni escalde, evidentemente) puede echarnos una mano, especialmente a primera hora o antes de acostarnos, pero veamos cómo.
Los beneficios de beber agua caliente
La generación de vapor a la hora de tener una humeante taza de agua caliente en las manos le puede venir bien a nuestras vías respiratorias. También pudiera ser que el agua caliente le eche una mano a nuestro sistema digestivo mientras comemos, en detrimento de bebidas frías.
Otros apuntes y cierta literatura médica aluden a que puede echarnos una mano en períodos especialmente fríos e incluso, otras teorías, apuntan a ciertas bondades en favor de nuestra salud mental. No evidentemente para curar la depresión o la ansiedad, sino para mejorar de manera puntual el estado de ánimo general y aumentar la relajación. Veamos cómo nos ayudaría beber agua caliente.
Agua caliente para descongestionar
Como es evidente, una taza de agua caliente crea cierto vapor. Una mañana de invierno con cierto nivel de congestión y una taza de agua humeante, con una inhalación más o menos profunda, puede reducir estos niveles de congestión, ya sean nasales o en la garganta.
Además, beber agua caliente puede suavizar los dolores de ciertas irritaciones bucofaríngeas. Algo que también sucede cuando tomamos infusiones pero estamos constipados o tenemos diferentes procesos gripales. Algo que avala este estudio en el que también se menciona que el agua caliente favorece la estimulación y expulsión del moco.
Podría ayudar a la digestión
Una de las dietas más sanas del mundo como es la japonesa suele consumir té durante sus comidas. Si no es té, también les vale ciertas bebidas templadas, como el agua caliente. De ellos, de los que ya hemos aprendido varias cosas en THE OBJECTIVE, podemos también sacar esta instrucción al beber agua caliente.
Lo cierto es que nuestro cuerpo y estómago tienen una temperatura constante de 36º —aproximadamente—. Cuando bebemos un producto frío, especialmente mientras comemos, obligamos a nuestro cuerpo a un contraste que exige al estómago adaptarse. Por este motivo, el agua templada durante la comidas sería una mejor opción para no forzar a esa adaptación y, al mismo tiempo, hidratar más el paso de la comida para convertirla en bolo alimenticio.
Podría suponer una mejora a nivel nervioso y de ánimo
De todos es sabido que no mantenerse hidratados tienen riesgos para la salud, incluido el sistema nervioso. Curiosamente, sea del tipo que sea, una investigación de 2019 demostró que la ingesta de agua podría mejorar la actividad nerviosa central y el estado de ánimo.
Se produce así un impulso de la actividad cerebral y, tal y como prueba el estudio, también hay una reducción de los niveles de ansiedad. No obstante, otro estudio también alude a que el consumo de poca agua se traduce en peores sensaciones de calma, satisfacción o emociones positivas.
Ayuda a entrar en calor
Suena a perogrullada, pero es una evidencia de la que hay cierta literatura científica. Consumir agua caliente, al contrario que el consumo de agua fría, ayuda a termorregular nuestro organismo en momentos de frío. Por este motivo, aunque los niveles de hidratación sean los mismos, el agua caliente nos echaría una mano para recuperar la temperatura.
Al beber agua caliente, las personas necesitan un menor esfuerzo para mantener su temperatura corporal, favoreciendo así el buen funcionamiento de sus diferentes sistemas vitales, en detrimento de las personas que solo bebían agua fría.