Cómo adelgazar al masticar despacio o por qué la forma de comer puede hacer perder peso
Quizá disfrutar de la comida lentamente tenga más que ver con la pérdida de peso de lo que creemos y parte de su misterio está en nuestra cavidad oral
Una mujer empieza a masticar un trozo de queso | ©Freepik.
Adelgazar o perder peso se convierte en el mantra de muchas personas que se ven en la necesidad física de bajar los kilos de más. Hay dietas, hay ejercicio y hay incluso tendencias peregrinas extraídas de TikTok que avalan enfrentarse a la báscula para llegar a un mismo fin. Sin embargo, es posible que algo tan elemental como masticar pueda tener bastante que decir a la hora de perder peso.
No se trata de un milagro, sino de una consecuencia lógica donde la masticación, primer paso de la digestión, interviene. Muchas veces pasa desapercibida la cavidad oral y su responsabilidad a la hora de comer, pero es fundamental. No solo por la masticación, sino por la infinidad de procesos que aquí se producen.
Quizá masticar sea el más evidente, pero no está solo. La saliva que nuestra boca secreta por diferentes glándulas cumple varias funciones fundamentales. Quizá pensemos que la más relevante es la que permite lubricar el alimento que se convertirá en bolo alimenticio, pero no solo pasa esto.
También comienza una degradación química de sacáridos, además de desinfectar las posibles bacterias infecciones que aparezcan en los alimentos. Por último, no menos relevante es mencionar la presencia de la mucina, que se encarga de ablandar los alimentos.
¿Qué tiene que ver todo esto con masticar y con adelgazar? Pues más de lo que parece, según explicó British Medical Journal, vinculando la masticación con la pérdida de peso. No obstante, el estudio publicado por esta revista médica británica también hacía hincapié en la importancia de comer despacio, evitar los tentempiés y en no comer después de irnos a dormir.
Cómo masticar podría ayudar a adelgazar
En otras ocasiones hemos comentado la importancia de la masticación, una forma fundamental de alimentarnos. No solo por lo que supone a nivel gustativo, sino también por la sensación de saciedad que en nuestro cuerpo se produce. En cualquier caso, hemos de tener claro que el simple hecho de masticar no nos va a hacer adelgazar si no cumplimos con ciertas máximas.
Lo primero es entender que debemos estar en un déficit calórico —del que ya te hemos hablado en otras ocasiones en THE OBJECTIVE—. Esto simplemente significa que hemos de ingerir menos calorías de las que quemamos, base de cualquier pérdida de peso. Eso también significa comprender que no debemos limitarnos a este déficit para perder peso, como sucede con la dieta CICO.
Llevado a cabo con un estudio realizado a 60.000 pacientes diabéticos de Japón, sometidos a reconocimientos médicos durante cinco años, el estudio aportó luz sobre la importancia de comer más o menos rápido. Lo que se demostró es que las personas que presentaron estados más saludables a través de diversos medidores eran los que comían más despacio.
Valores como las mediciones de peso, el perímetro de la cintura y pruebas de análisis de sangre, orina y función hepática fueron los baremos en los que basar este cambio. De hecho, la obesidad se reducía hasta un 42% en las personas que comían despacio, frente a un 29% en el caso de las personas que comían a una velocidad normal.
En cualquier caso, se trata de un estudio observacional basado en una evaluación subjetiva. Tampoco se tuvieron en cuenta las ingestas energéticas —lo que decimos del déficit calórico— ni la actividad física, pero se puede apuntar a que masticar lentamente podría beneficiarnos para perder peso.
Cuál es el misterio de masticar mejor para adelgazar
Es curioso además que no se trata de una simple cuestión de sentirnos más saciado, que es a lo que se vincula el estudio que menciona el BMJ. También puede tener que ver el hecho de lo que se llama la termogénesis inducida por la dieta, que es lo que sostienen varios investigadores de la Universidad de Waseda, en Japón, y cuyas conclusiones se publicaron en la revista Scientific Reports.
En este caso, lo que se relaciona es el efecto térmico del consumo de alimentos con la pérdida de peso. De manera muy resumida nos referimos al gasto energético que realizamos a la hora de comer. También a su asociación a la metabolización de los alimentos y a una mayor motilidad intestinal, lo cual se relaciona a su vez con una disminución del síndrome metabólico.
