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Dátil: una fruta cargada de beneficios, pero con una gran contraindicación

Se han convertido en los protagonistas de un montón de dietas en los últimos años, aunque eso no significa que debamos montar una barra libre a su costa

Dátil: una fruta cargada de beneficios, pero con una gran contraindicación

Un bol con varios dátiles | ©Freepik.

Desde hace unos cuantos años se han vuelto a poner de moda los dátiles, pero por razones contrarias a lo que siempre fue popular. Lo cierto es que el dátil lleva en nuestras vidas muchos años, siendo una de las parejas de baile más frecuentes del beicon en ciertos cócteles y picoteos que ahora tienen aroma a viejuno.

Sin embargo, las tendencias real fooding y la búsqueda de elementos que sustituyan al azúcar añadido han hecho que ganen fuerza en los últimos años. No menos relevante es su uso en las dietas del Magreb, sobre todo durante el Ramadán, donde la potencia del dátil permite acabar el ayuno con un alimento sabroso y nutritivo.

Con mimbres parecidos, el dátil regresa a nuestras vidas para ayudarnos a decir adiós a ciertos enemigos habituales. Lo más frecuente es que lo utilicemos para reemplazar al azúcar, ya sea blanco o de caña. Incluso es habitual que empiece también a reemplazar a la miel, otro edulcorante natural que, sin embargo, no tiene las ventajas del dátil. Aun así, hemos de tener claro que no va a estar entre las frutas que menos calorías tienen, ideales para perder peso, como ya te contamos en THE OBJECTIVE.

Esto no significa que el dátil o que comer dátiles sea la panacea, como han demostrado numerosos estudios. Es cierto que hablamos de un fruto con un montón de propiedades, aunque no sea oro todo lo que reluce. Como suele pasar con este tipo de edulcorantes naturales, hay alguna letra pequeña que conviene leer antes del atracón.

Qué es el dátil

Dátil en un cuenco de madera
El dátil desecado tiene una concentración de nutrientes mucho mayor que el fresco. ©Freepik.

Cuando hablamos de dátil nos referimos a los frutos de la palmera datilera. De hecho, es muy habitual que los encontréis como dátiles Medjool, que hacen alusión a una variedad de dátiles del Magreb, aunque hay más variedades como el Deglet Noor. El dátil no es otra cosa que este fruto, que se puede comer fresco, pero las condiciones de vida del Magreb han posibilitado su desecación, convirtiéndolo en una fruta deshidratada o seca.

Igual que sucede con los higos, con los albaricoques o los melocotones. Es decir, hablamos de frutas secas, aunque no necesariamente deshidratadas. Con esto se consigue que se aumente su durabilidad, al perder la parte de agua que tienen —que haría que se pudran—. De esta manera, la forma en la que tomamos el dátil es bien distinta, pues se acerca a ese concepto de fruta desecada, en contraposición a la fruta fresca.

Esto, evidentemente, significa que su composición cambia de un estado a otro, como veremos a continuación sobre esta fruta que ha ido ganando fuerza en los mercados internacionales los últimos años. Como curiosidad, el dátil Medjool, a pesar del origen marroquí, se encuentra en toda la cuenca mediterránea y en Estados Unidos, siendo Israel el primer productor del mundo de este fruto que ahora hace furor en redes sociales.

Qué beneficios tiene el dátil

Vista superior de un bol con dátiles
Debe consumirse con moderación, especialmente en aquellas personas que vigilen las calorías de más. ©Freepik.

Hay algo obvio en torno al dátil: es más nutritivo que la fruta fresca. Exactamente lo mismo que sucede con las uvas pasas, los orejones o los higos deshidratados. Esto permite que, por ejemplo, hablemos de una fruta rica en fibra, en hidratos de carbono y también de que acumule más micronutrientes, como sucede con el cobre o el potasio.

Debido a ese alto contenido en fibra, los dátiles favorecen nuestras digestiones. Como también es lógico, tienen un contenido en azúcar especialmente alto, aunque proceda de la fruta. Sin embargo, diversos estudios avalan que el índice glucémico del dátil no es muy elevado, gracias a esa composición de azúcares, fibra y antioxidantes.

De hecho, son los antioxidantes otra de las bazas que los dátiles tienen, pues ayudan a combatir a los radicales libres que atacan a las células. Es el caso de los flavonoides, de los carotenoides y del ácido fenólico. Estos elementos se vinculan en un potencial reductor del riesgo de diabetes, alzheimer o de enfermedades coronarias. También del daño ocular y de la degeneración macular.

En un sentido parecido, también hay estudios que asocian el consumo de dátil deshidratado a partos más sencillos, razón por la que suele recomendarse a las embarazadas. Sin embargo y como decíamos, no es otro todo lo que reluce en torno al dátil.

La contraprestación del dátil

Siempre que hablamos de dátiles o de este tipo de frutas hemos de comprender que no son una fruta fresca al uso. Puede que mucha gente lo dé por sabido, pero no está de mal recordar que la fruta desecada multiplica sus beneficios, pero también sus calorías. Por este motivo, este tipo de dátiles son especialmente nutritivos y por eso se suelen comer durante el Ramadán.

No obstante, hablamos de frutas calóricas y con una gran cantidad de carbohidratos que vienen de los propios azúcares de la fruta. Haber convertido el dátil en un edulcorante natural no le exime de tener un montón de calorías. Tampoco de que estas calorías no sean básicamente carbohidratos. Los cuales, aunque sean de la fruta, en una cantidad que no todas las personas quemamos a diario.

Por este motivo, que el dátil desecado sea una fruta no significa que podamos atiborrarnos a él a costa de ser natural, en contra de azúcares añadidos de otro tipo. ¿Será mejor que el azúcar que tomemos sea del dátil? Sí. ¿Eso significa que hagamos una barra libre de dátil? No.

Una letra pequeña a tener en cuenta

Debemos tener en cuenta nuestra actividad diaria, comprendiendo que 100 gramos de dátiles suponen 277 calorías, que en función de nuestra constitución vendrían a ser entre el 10% y el 20% de las calorías diarias que deberíamos ingerir. Otro peligro viene cuando lo convertimos en la alternativa del azúcar habitual.

Por eso, vemos que muchos productos se anuncian como libres de azúcares, pero en realidad implican las calorías del azúcar del dátil. Sobre todo, si se añade en forma de puré. Especialmente en mucha de esta repostería hace que no seamos tan conscientes de las calorías que consumimos y que luego nos jueguen una mala pasada.

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