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La fruta desconocida que contiene 40 veces más vitamina C que la naranja

Se asemeja a la cereza, madura en otoño y llama la atención por su color rojo o amarillo vibrante, por su sabor agridulce y su textura carnosa

La acerola contiene entre 695 y 4.827 mg de vitamina C por cada 100 gramos

Entre los conocidos como «superalimentos» destaca la acerola (Malpighia glabra). Se trata de una de las frutas con mayor concentración de vitamina C en su composición. Se asemeja a la cereza, madura en otoño y llama la atención por su color rojo o amarillo vibrante, por su sabor agridulce y su textura carnosa.

Es muy parecida a la cereza aunque con un sabor más ácido

Es originaria de la región mediterránea, Oriente Medio y Asia occidental y ha encontrado su hábitat principal en América del Sur, concretamente en Brasil, que es el principal productor mundial de esta fruta. Su facilidad para crecer en áreas soleadas o parcialmente soleadas, su resistencia al frío y su bajo requerimiento de agua la convierten en un tesoro para agricultores.

En los últimos años ha sido de interés para la comunidad científica y para las empresas farmacéuticas debido a su impresionante aporte de vitamina C. Según estimaciones contiene entre 695 y 4.827 mg de vitamina C por cada 100 gramos. Esto la sitúa en un nivel sorprendentemente superior al de la naranja o el limón, que contienen aproximadamente de 15 a 30 mg por cada 100 gramos.

Además, contiene dosis altas de vitaminas del grupo B, como la B1, la B2 y la B6, sales minerales (calcio, hierro, magnesio, fósforo y potasio), carotenoides en sus pigmentos, flavonoides, azúcares y polifenoles

Y se le atribuyen propiedades vitamínicas, remineralizantes, antioxidantes, antiinflamatorias, defatigantes, antisépticas, antimicrobianas, astringentes, digestivas y nutritivas. 

La importancia de la vitamina C en el organismo

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es una vitamina esencial para el organismo humano debido a su importancia en numerosas funciones biológicas. Algunas de las razones más importantes por las que debemos tener bien los niveles de esta vitamina son:

  • Poder antioxidante: la vitamina C es un magnífico antioxidante que ayuda a proteger las células del daño causado por los radicales libres (son moléculas inestables que pueden dañar el ADN, las proteínas y los lípidos, lo que está relacionado con el envejecimiento prematuro y diversas enfermedades, incluido el cáncer).
  • Sistema inmunológico: la vitamina C es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema inmunológico. Ayuda a estimular la producción y actividad de los glóbulos blancos, que son responsables de combatir infecciones y enfermedades.
  • Síntesis de colágeno: la vitamina C es esencial para la síntesis del colágeno, una proteína clave en la formación de la piel, los tendones, los ligamentos y los huesos. La falta de vitamina C puede llevar a problemas en la piel y al debilitamiento de los tejidos conectivos.
  • Cicatrización de heridas: la vitamina C desempeña un papel fundamental en la cicatrización de heridas, ya que contribuye a la formación de nuevo tejido y ayuda a mantener la integridad de la piel.
  • Absorción de hierro: la vitamina C mejora la absorción de hierro no hemo, que se encuentra en alimentos vegetales como las legumbres y los cereales. Esto es especialmente importante para personas que siguen dietas vegetarianas o veganas, ya que el hierro de origen vegetal se absorbe menos eficazmente que el hierro de origen animal.
  • Salud cardiovascular: algunos estudios sugieren que la vitamina C puede ayudar a mantener la salud cardiovascular al reducir los niveles de colesterol LDL («colesterol malo») y promover la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que contribuye a la regulación de la presión arterial.
  • Reducción del estrés oxidativo: la vitamina C puede ayudar a reducir el estrés oxidativo en el cuerpo, que está relacionado con una variedad de enfermedades crónicas, como enfermedades cardíacas y neurodegenerativas.
  • Salud ocular: se ha observado que la vitamina C puede reducir el riesgo de enfermedades oculares como las cataratas y la degeneración macular relacionada con la edad.