Qué es mejor: ¿muchas comidas ligeras o pocas pero copiosas?
Parece un dilema existencial y realmente lo es, encontrando bondades en ambos ejemplos
Saber cuándo, cómo y cuánto comer es un evidente problema del primer mundo. Sin embargo, a pesar de parecer un tema menor, lo cierto es que esas tres cuestiones pueden tener más implicaciones físicas de las que pensamos. El dilema es evidente: hacer más comidas y menos cantidad por cada una de ellas o es preferible hacer más comidas, pero con menos alimento.
Lo cierto es que no hay una respuesta infalible y al gusto de todos. Lo que sí es cierto es que, en ambos casos, deberíamos estar hablando de una dieta equilibrada y que determinadas realidades —como el de las cinco comidas al día— no siempre son asumibles por todo el mundo. Algunas personas no tienen tiempo, a otras el simple hecho de comer a menudo les sienta mal y otras, a veces, se ven incapaces de asumir ese ritmo. También puede que sea más complicado ajustar las cantidades de comida a esa dinámica. No obstante, es una realidad que también sucedería en un ritmo con menos comidas, pero más cantidad de alimento.
La cuestión de las preguntas estaría más enfocada a saber por qué comer más o menos —en más o menos comidas— y las respuestas son muy variadas. Es cierto que una mayor frecuencia de comidas suele influir en la pérdida de peso. También, como prueba este estudio, que se vincula a mejores ratios de colesterol e, incluso, a un riesgo reducido de diabetes. Algo que indicaba una revisión de la revista Circulation.
Pero no todo son buenas noticias a la hora de entender que más comidas, pero menos cantidad de comida, supondría siempre ventajas. Otros estudios advierten de que estos hábitos también podrían estar detrás del aumento de peso. Un trabajo de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, comprobó cómo las personas que hacían más comidas sentían más hambre que las que sólo hacían tres a pesar de ingerir las mismas calorías y macronutrientes.
Más comidas en menos veces o más veces y menos comida
Es un pequeño dilema que, como insistimos, tiene que ver más con cómo toleramos la comida que con sus ventajas. Ambas realidades tienen sus pros y sus contras, razón por la que no se puede ser categórico respecto a los beneficios. Lo que sí es cierto es que va a depender de nuestro propio metabolismo y también de nuestra constancia.
De hecho, una trampa recurrente para adelgazar es apostar —irónicamente— por cualquiera de las dos versiones. Lo que sucede a menudo es que el que hace menos comidas acaba incluyendo más cantidad de la que necesitaría y, por contra, el que hace más comidas también ingiere más alimentos de los que necesita. No obstante, hay varios estudios que acreditan que las personas que consiguen hacer más comidas al día tienen menor riesgo de desarrollar obesidad. No obstante, hay una letra pequeña que no se debe obviar: la asociada a un exceso de calorías, tal y como indica esta revisión.
Por eso conviene también comprobar que esta suerte de báscula de qué conviene más no tiene respuestas absolutas. Para ello también debemos presentar al concepto de termogénesis inducida por los alimentos, que no es otra cosa que las calorías que gastamos en la digestión. De ello ya te hablamos en THE OBJECTIVE al presentarte los alimentos más termogénicos, pero se debe leer la letra pequeña.
Como es evidente, necesitamos energía para digerir lo que ingerimos, así que, si pensamos en tener siempre al estómago ‘trabajando’, estaremos quemando más calorías. Pero si, por otro lado, hacemos menos comidas —pero con más cantidad— le haremos trabajar más intensamente. Que es, precisamente, lo que demuestra este estudio.
Cuándo hacer menos comidas, pero más cantidad de alimento
Sentimos no tener certezas absolutas en una realidad que va a depender en gran medida de nuestro metabolismo, de nuestra disposición y de nuestros hábitos. Sin embargo, sí hay determinadas personas que podrían recurrir a este formato de hacer menos comidas —dos o tres al día— y en ellas distribuir la mayor parte de los nutrientes.
Si tenemos problemas de racionar nuestra comida y delimitarla en porciones inferiores, puede que nos venga bien hacer menos comidas. También si solemos hacerlo de forma algo más ansiosa es, aunque parezca raro, preferible este formato. Con él conseguiremos una mayor saciedad, al contrario de lo que pasaría si hacemos pequeñas raciones que no nos terminen de llenar. Como es lógico, también las personas que por disponibilidad no puedan hacer varias comidas al día deberían recurrir a esta solución.
Cuándo hacer más comidas, pero comiendo menos
En el otro lado de la balanza, una realidad bien distinta que, incluso, puede hacerse en más comidas a lo largo del día. En este caso, una revisión médica incluso avalaba en determinados ejemplos que se hagan hasta diez ingestas. Como es evidente, en cualquiera de los dos supuestos se trata igualmente de controlar la cantidad de nutrientes. Es decir, no por hacer más o menos comidas deberíamos ingerir más alimentos.
De esta manera, esta revisión llevada a cabo por dos investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston indicaba las excepciones. En su trabajo citaban a las personas que se sacian rápidamente, pero también a las que están intentando aumentar de peso. Además, mencionaban a aquellas personas con gastroparesia —un trastorno que ralentiza los movimientos del estómago— y las que presentan condiciones relacionadas con hinchazón, náuseas o episodios de vómitos.