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Demencia: qué factores pueden adelantar su aparición (y cómo detectarlos)

El colesterol, la diabetes, la soledad, el género o nuestra genética pueden predisponer este deterioro cognitivo

Demencia: qué factores pueden adelantar su aparición (y cómo detectarlos)

Un hombre mayor | ©Freepik.

Los dramas sanitarios en las sociedades envejecidas como las occidentales apuntan, en muchos casos, a cómo minimizar los riesgos de enfermedades vinculadas con la edad. El deterioro cognitivo, convertido en algo inexorable, es lo que habitualmente bautizaríamos como demencia.

Al contrario de lo que se suele pensar, la demencia no es una enfermedad ad hoc. Más bien, como explican desde MSD Manuals, se trata de «el deterioro crónico y global, habitualmente irreversible de la capacidad cognitiva». ¿Significa esto que es irremediable? No, o no necesariamente, pero sí es cierto que su aparición —importante el matiz de progresivo— se acrecienta a medida que envejecemos. Aunque hay varias clasificaciones de demencia, parte de su etiología también puede obedecer a otras enfermedades que la multipliquen como la enfermedad de Alzhéimer.

Además, parte del problema está también en que las demencias no son un patrimonio exclusivo de la tercera edad. Si bien es cierto que tiene un matiz etario importante, hay diferentes tipos de demencia que pueden venir asociadas a otras realidades. Es el caso de la demencia vascular, así como la demencia asociada al VIH.

Incluso a demencias que se ven acrecentadas por el consumo de tóxicos como drogas o alcohol. Sin embargo, al hablar de riesgos de la demencia hoy nos vamos a centrar en aquellas en las que la edad es un denominador común.

Entendiendo la demencia: cómo identificarla

Un hombre mayor con demencia frente a un ordenador
Al contrario de lo que se cree, la demencia no es una enfermedad por sí misma. ©Freepik.

Es fundamental, a través de un análisis clínico, comprobar que los síntomas de la demencia pueden ser de lo más variables en función del momento en que se produzcan. Pudiéndose ser temprana, intermedia o tardía, la realidad que afecta a la sintomatología es de lo más diversa. Tanto es así que, incluso, puede haber síntomas que se solapen con otras enfermedades, como sucedía con la depresión.

Además, la demencia también va asociada a diferentes realidades de la salud mental en las cuales conviene comprender que son producto de este deterioro cognitivo. Psicosis, alucinaciones, delirios o paranoias pueden ser relativamente frecuentes en pacientes con demencia, aunque no en todos.

Lo que suele mencionarse entre las evidencias de la demencia es comprobar cómo se produce una pérdida de memoria a corto plazo. Una realidad que, insistimos, puede ser a veces indistinguible del simple envejecimiento. También incluso se ve afectada por otros déficits motores o neurológicos que, de nuevo, obedecen a distintas etapas.

En los primeros compases lo que se aprecia es un empeoramiento de la memoria y del aprendizaje. También una mayor oscilación de cambios de humor o personalidad, además de una dificultad progresiva de ciertos gestos independientes cotidianos. También puede haber una merma de capacidades funcionales con fenómenos como la agnosia, la apraxia o la afasia.

Factores que pueden acelerar la demencia

Como en tantos otros casos, determinados hábitos de vida pueden provocar que una enfermedad surja antes de tiempo. Esto es lo que sucede con la demencia, vinculada a ese deterioro cognitivo gradual del que hablamos. Algunos tienen que ver con un cariz genético. Otros obedecen también al género, además de a la propia edad, pero muchos otros también se vinculan a nuestra propia salud.

Un hombre mayor mira por una ventana
La edad, el género, la genética o el factor socioeconómico pueden influir en su desarrollo. ©Freepik.

En este sentido siempre conviene recordar que la edad es uno de los grandes factores de riesgo, que se puede ver acrecentado por vivir solo o por el género, presentando los hombres una mayor predisposición de demencia que las mujeres. Como veremos, también esta realidad puede tener que ver con los propios hábitos de vida.

Diversa literatura médica apunta a factores relevantes en el desarrollo de la demencia a condiciones como la hipertensión arterial o los niveles altos de colesterol. Un mismo dilema que sucede cuando el paciente es diabético —por eso, la demencia también se vincula al síndrome metabólico, del que ya te hablamos en THE OBJECTIVE— o a historiales de depresión o de infartos.

Sin embargo, también es conveniente que en la demencia existe un factor socioeconómico. Una educación insuficiente, entendida como el acceso a niveles superiores de formación, se ha comprobado como un factor de riesgo. Igual que sucede con la desigualdad económica.

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