La rumiación de pensamientos: por qué hacerlo dinamita nuestra salud mental
Los pensamientos que se acaban haciendo bola son especialmente nocivos para nuestro bienestar
La evolución del ser humano no nos llevó nunca a la rumiación. De hecho, distamos muchos anatómicamente de ser rumiantes sensu stricto. Sin embargo, parece que los seres humanos hemos decidido adaptar esta característica, propia de ciertos herbívoros, a nuestra salud mental.
Una complicación que además no entiende de edad ni de género, pero que se acrecienta entre la población más joven. Así lo considera el informe Comprender o rumiar nuestras emociones. Análisis de las estrategias silenciosas que nos acercan o apartan del bienestar emocional. Tras realizar más de 1.700 encuestas por toda España, el informe, desarrollado por la aseguradora Línea Directa, ha obtenido desagradables consecuencias.
Conducido por varios especialistas de psicología y salud mental, como la experta en Inteligencia Emocional, Ruth Castillo-Gualda, y el especialista en Intervención de la Ansiedad y el Estrés, Juan Ramos-Cejudo, ambos profesores de la Facultad de Salud de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), el informe ponía el foco en conocer qué ocurre en la mente de las personas al desarrollar problemas emocionales.
Identificando el síntoma, quizá la causa y sus posibles soluciones pudieran ser atajables. Lo triste, como avala el propio informe, es comprobar qué papel está jugando la rumiación en ello. Ser rumiante, como es evidente, nada tiene que ver con cómo nos nutrimos, pero sí tiene que ver con esa digestión de los sentimientos.
Qué es la rumiación de los sentimientos
El sentido de la rumiación es bastante evidente y parecido a lo que sucede con los estómagos de estos herbívoros como vacas o cérvidos. Básicamente, el sistema digestivo de un rumiante se divide en cuatro espacios donde continuamente el alimento vuelve al paso anterior para ser completamente asimilado.
Aunque la comparativa sea algo trivial, es sencillamente lo que ocurre con la rumiación de los sentimientos. En vez de pasar página, se ‘regurgitan’ y vuelven a ocupar un espacio primordial en nuestro pensamiento, impidiendo que se asimilen. Según el informe, esta rumiación se resumiría en darle vueltas a los problemas de manera continuada. El perjuicio que esto genera, comentan, es «un enganche mental a una situación negativa». Una realidad que es una «reacción típica ante situaciones adversas que aleja a la población del bienestar emocional».
De hecho, según sus propios cálculos, ésta sería la variable que «explica mayores problemas de ansiedad y depresión en la población española». Cifrándola, apuntan a que supondría el 40% de los síntomas clínicos de ansiedad y hasta un 30% en los casos de depresión.
Qué tipos de rumiación existen
Además, parte de la trampa que la rumiación supone está en no permitir el avance. De esta manera, es muy habitual que haya lo que se conoce como rumiación de estado, incidiendo en un perfil negativo y asociado al fracaso. No obstante, no es el único, pues también existe la denominada de rumiación de acción y la rumiación irrelevante, que consiste en esa pérdida de tiempo que desvía del objetivo al que la sufre.
Junto a ello, se suelen generar otras dos rumiaciones, especialmente retroactivas, que se aplican a revisar los fallos previos y que acaban retroalimentándose con los fallos posteriores. Por así decirlo, un empeño en que tropezar varias veces con la misma piedra es lo habitual. De esta manera, aparece también una quinta rumiación, denominada reactiva al estrés, que también se retroalimenta a través del recuerdo perpetuo de situaciones dolorosas o estresantes.
En cualquier caso, también el estudio es claro a la hora de intentar aportar algo de luz sobre salud mental. Entre las realidades que salpican los problemas de salud mental hay una predisposición biológica, así como las experiencias vividas. Perfiles que explicarían, comentan, «la aparición de estos problemas», pero aseguran que «lo que verdaderamente explica el mantenimiento o empeoramiento de las dolencias mentales son las estrategias que se utilizan para regular lo que se siente».
De esta manera, la rumiación entra en acción como «principal estrategia silenciosa». Una realidad de la que te hemos hablado en THE OBJECTIVE en otras ocasiones como la depresión enmascarada, pero también en la citada distimia.
Prevalencia de las patologías de salud mental en España
Tras realizar las 1.700 encuestas, los datos del informe advertían que un 54% de personas —chicos y chicas— de entre 18 y 29 años habían sufrido problemas de salud mental, siendo las más prevalentes la ansiedad (un 68%) y la depresión (un 51%) en las personas que reconocieron haber tenido este tipo de problemas. Además, el estudio también revela otra triste realidad: España es un país lleno de antidepresivos. Hasta un 25% de los 14 millones de españoles que reconocen haber tomado antidepresivos alguna vez lo hacen a diario, algo de lo que también se hace eco el informe de Salud mental en datos: prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de registros clínicos de atención primaria.
Cómo abandonar la rumiación
Entre las complicaciones que surgen en el bienestar emocional, los especialistas encuentran tres factores o respuestas poco útiles. En este caso, apuntan «reprimir a lo que se siente, rumiar la situación o desconocer las causas del malestar». Lo que indican, en el aspecto positivo, es que hay estrategias que pueden ayudar a combatir esas tres realidades.
Para ello, recomiendan «identificar las emociones, comprenderlas y reevaluarlas». Además, advierten de que se trata de «habilidades que se pueden entrenar y mejorar, tanto en contexto clínico como educativo». De hecho, es este doble perfil el que varios estudios avalan como la opción para salir de ese bucle.