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Ambición silenciosa: por qué la Generación Z no quiere liderar ni hacerlo como sus padres

No se trataría de la falta de estímulos laborales, sino de apetencias que hasta ahora no habían aparecido

Ambición silenciosa: por qué la Generación Z no quiere liderar ni hacerlo como sus padres

Un par de jóvenes trabajan en un espacio de 'coworking'. | ©Freepik.

Casi convertidos en mantras culturales, los cambios en las fórmulas laborales que hasta hace unos años eran habituales parecen empezar a multiplicarse. La ambición silenciosa es solo una más en las rupturas paradigmáticas del nuevo sentido de los tiempos. Se trata, como varios autores apuntan, a la modificación de conductas empresariales que hasta entonces han venido imperando.

De esta manera, conviene entender que la aparición de la ambición silenciosa no tiene que ver con una desmotivación laboral de las nuevas generaciones. Más bien, aunque resulte contradictorio, en querer triunfar de formas distintas. También en diferentes caminos en los que enfocar el éxito laboral, variando esas actitudes que hasta ahora se consideraban habituales.

En este sentido, es numerosa la literatura científica que ha acumulado datos sobre cómo quiere trabajar la denominada Generación Z (Gen Z, popularmente por sus siglas en inglés). También de cómo los millenials, la generación precedente, ha ido adaptándose a los entornos laborales. Los nuevos prismas que se han abierto, donde se puede encauzar el sentido de la ambición silenciosa, tienen que ver con esas alteraciones del orden establecido.

Cómo quiere trabajar la Generación Z y en qué lugar queda la ambición silenciosa

Quizás algunas de las demandas de la Gen Z, también llamados centennials o posmilénicos, no sean nuevas. Para estas quintas, que comprenden a los nacidos entre mediados y finales de la década de 1990 y finales de los 2000, la accesibilidad al mundo laboral parece distinta. También, de la misma manera, parece que el mercado de trabajo se enfrentará a una situación que hasta ahora no se había producido: la falta de líderes. Esta situación se produciría, según estudios como este de Visier, por el hecho de valorar por encima de la gestión o el liderazgo otros elementos.

En este sentido, varios estudios apuntan a que se trata de empleados que buscan un mayor equilibrio entre vida y trabajo. Ese matiz influye en que la satisfacción laboral redunde positivamente en el rendimiento. También suele considerarse a la generación como más idealista y dispuesta a buscar oportunidades laborales en las que se valore la satisfacción, más allá de la remuneración, del puesto.

Del mismo modo, se ha hecho hincapié en que se trata de trabajadores que tienen en alta estima la flexibilidad de horarios. Así como el trabajo en remoto y el antes citado equilibrio entre vida personal y laboral. Una diatriba que además ha chocado con cambios educacionales. Especialmente con una presencia ya abrumadora de formaciones digitales. De igual modo de, en ciertos casos, hacer frente a transformaciones que estaban ya en curso dentro de los mercados laborales. Algo a lo que nos hemos referido en THE OBJECTIVE sobre esos nuevos rumbos.

La aparición abundante de profesiones que se pueden permitir el concepto de nómada digital también ha supuesto una ruptura del trabajo en el espacio-tiempo que, como se indica, puede tener que ver con la citada ambición silenciosa.

Qué es la ambición silenciosa

Como resulta evidente, el hecho de que los miembros de la Gen Z o centennials no quieran los mismos modos de promoción laboral no quiere decir que no busquen la promoción. En este sentido, lo que se sugiere desde distintos campos es que la forma de buscar la validación laboral ha cambiado sustancialmente.

Varios jóvenes centennials con ambición silenciosa
El nuevo estilo no tiene que ver con la falta de pretensiones, sino con el cambio de éstas. ©Freepik.

Si en las generaciones precedentes, incluso en el rol de los millennials (nacidos entre 1980 y el año 2000), se había hecho hincapié en medrar en base al liderazgo, la posición o la remuneración, la Gen Z apunta en otros derroteros. ¿Quiere decir que no deseen ser líderes o que no aspiren a mejores remuneraciones? No. O no en su totalidad, pero sí en que estos no suponen el fin último de sus deseos laborales. Aquí es donde el término de ambición silenciosa entra. No obstante, manifestación no es muda, pero sí es distinta a lo que se había entendido dentro del mercado laboral.

De esta manera, ciertos estudios apuntan a la variabilidad que se abre en términos de libertad laboral, vinculados a un cierto minimalismo. La alteración viene dada porque, a priori, estos nuevos trabajadores no persiguen acumulación, estabilidad o confort. Sin embargo, es importante entender que la ambición silenciosa, cuando no exige esas posiciones, sí sigue siendo una figura demandante.

Exigencias sí, pero de otro cuño

Lo que sucede así es que la ambición laboral de los centennials se enfoca a otros caminos. Lo que se reitera a menudo, como crítica, es la falta de compromiso de la nueva generación o su inconformismo. Factores que, sin duda, chocan con mentalidades laborales previas.

No necesariamente peores. Tampoco fundamentalmente peores, pero sí distintas. Por estos motivos, la consecución de los objetivos de la ambición silenciosa se vincula a factores como la libertad laboral. También a la adaptabilidad de horarios y tiempos o la importancia de un buen ambiente en el trabajo. Patrones de cambio que, en la teoría, discrepan de lo que se consideraba triunfar. O, cuanto menos, en tener ambición en generaciones anteriores, basadas en otros conceptos de éxito.

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